Los echaron hace apenas tres meses, pero ya hay quien espera su vuelta. Una mayoría de accionistas de NH Hotel Group –hasta un 59%- respaldó el pasado junio una suerte de golpe de estado que se produjo en la cadena. Liderados por Oceanwood y otros fondos de inversión, y con el apoyo explícito del grupo Hesperia, los accionistas aprovecharon la última junta para expulsar a los cuatro consejeros del gigante chino HNA, principal accionista del grupo con un 29,5%, y nombrar a cuatro sustitutos independientes (independientes pero auspiciados por el propio fondo Oceanwood, que tiene un 12% de las acciones de la empresa).

El bando rebelde justificó la expulsión de los representantes del mayor socio del grupo en un presunto conflicto de intereses. HNA ha alcanzado un acuerdo para la adquisición del grupo hotelero Carlson, que a su vez es dueño del 51% de la cadena Rezidor, rival directo de NH Hoteles en varios destinos europeos. La operación de adquisición aún no se ha cerrado -previsiblemente se formalizará antes de que acabe el año-, pero los accionistas parecían tener claro que ya existía conflicto de interés porque HNA quería participar en el capital de un competidor directo.

El golpe de estado triunfó y el mayor accionista de NH Hotel Group se quedó sin poder político alguno en la cadena. Los accionistas mantuvieron como copresidente a José Antonio Castro, presidente de Hesperia, y designaron un nuevo copresidente en representación de Oceanwood, Alfredo Fernández Agras. Y, al tiempo, también despidieron al que hasta entonces era el consejero delegado del grupo, Federico González Tejera.

Los fondos de inversión y Hesperia tardaron apenas unas horas en empezar a aplicar su nuevo plan de negocio para NH. El consejo de administración puso en marcha el mismo día que se celebró la junta una nueva estrategia que busca acelerar el recorte de deuda y el ajuste de costes, con la intención de recuperar en 2017 el dividendo y para elevar la cotización bursátil de NH.

Con las luces cortas

El objetivo, claro, es rentabilizar a corto plazo la inversión realizada en la compañía. Primero con dividendo y después…. Después el deseo de los nuevos jefes de NH sigue siendo que llegue una oferta de compra por la compañía, y que la presente la propia HNA. El escenario que se manejaría por los nuevos jefes de NH –según varias fuentes próximas-  contempla que la eventual opa no llegue hasta bien entrado 2017.

¿Por qué? Porque la china HNA no cerrará la compra de Carlson hasta finales de este año, luego tendrá que decidir y activar la supuesta opa para comprar el 100% de Rezidor (al controlar el 51% la legislación le obliga a lanzar una oferta por la totalidad del capital), y una vez que controle el grupo hotelero europeo, entonces sí, el gigante oriental lanzaría una opa por NH para tomar el control quitándose de encima a los accionistas rebeldes. La capitalización actual de la cadena hotelera está ligeramente por encima de los 1.400 millones de euros.

La nueva cúpula de NH trabaja activamente para sanear el balance. Entre otros aspectos, ha reactivado los procesos de venta de algunos activos (singularmente una de las joyas de la corona de la cadena: su hotel en Nueva York) y se dispone a refinanciar la deuda para aplazar los mayores vencimientos cuatro años, prorrogándolos hasta 2023.

La compañía ha anunciado hoy mismo una emisión de obligaciones por 285 millones de euros que servirá para refinanciar emisiones de bonos previas, al tiempo que ha pactado una línea de crédito sindicada por otros 250 millones de euros más.  Según confirman fuentes conocedoras de la operación a El Independiente, a la compañía no le urgía realizar la emisión ahora mismo, ya que los grandes vencimientos no son inminentes (en 2017 NH sólo debe afrontar pagos por 57 millones, frente a los 439 millones de 2018 y los 254 millones de 2019). El grupo ha aprovechado la buena situación del mercado para abaratar la deuda y aplazar los vencimientos… y sanear las cuentas a corto plazo. Quizá con el convencimiento de que el largo plazo lo gestionarán otros.