Desde hoy está disponible en España el servicio de pagos de los teléfonos de la manzanita, también conocido como Apple Pay. El CEO de la firma de Cupertino, Tim Cook, ya llevaba tiempo asegurando que esta aplicación estaría disponible en nuestro país, promesa que ha cumplido tras presentarlo hace más de dos años.

Apple Pay es un servicio que permite convertir el smartphone en una suerte de tarjeta de crédito. A través de una aplicación se pasa el dispositivo por encima del terminal TPV, siempre que este tenga tecnología contactless, y el pago queda realizado. De momento Apple Pay sólo estará disponible para los iPhone 6 o generaciones posteriores.

Para implementar esta aplicación Apple ha firmado una alianza con el Banco Santander, y sólo los usuarios que sean clientes de esta entidad podrán utilizar el servicio de pago de la compañía estadounidense. De esta manera ambas firmas imitan la estrategia que aplicaron en Reino Unido, pues fue la filial del banco presidido por Ana Patricia Botín la que hacía las veces de socio del gigante tecnológico.

Hasta el momento ninguna otra entidad bancaria se ha sumado a la iniciativa, aunque es de esperar que algún otro gran banco también implemente los pagos a través de terminales fabricados por Apple.

La empresa presidida por Tim Cook tiene de su parte la alta popularidad de los pagos con terminales móviles en nuestro país. Según un estudio elaborado por Visa España, el 72% de los españoles ya hace pagos a través de sus dispositivos móviles.

"Hemos visto que existe una nueva era de pagos portátiles", explicó la directora general de Visa España Carmen Alonso, que también afirmó que "es evidente que esta tendencia continuará acelerándose en el futuro".

Esta estadística, en teoría es beneficiosa para Apple, pues indica que los españoles estamos ciertamente acostumbrados a utilizar este tipo de tecnologías a la hora de realizar los pagos.

Mismo modelo, mismos obstáculos

Sin embargo, la realidad es bien diferente. Y la prueba de ello la pone de manifiesto el gran competidor a nivel mundial de Apple, que no es otro que el gigante surcoreano Samsung.

La firma asiática lanzó en España su servicio Samsung Pay a comienzos del pasado mes de junio. Era el primer territorio europeo en el que se ofrecía esta modalidad de pagos con el móvil, pues apenas estaba disponible en Corea del Sur, Estados Unidos y China.

El modelo no es sólo que sea similar, es que es calcado. Hasta el nombre. En el caso de Samsung el banco que ofrecía el soporte bancario era CaixaBank, aunque desde el principio se dejó la puerta abierta para que Banco Sabadell y Abanca también se unieran a la entidad catalana.

El proceso era el mismo: todos aquellos que tuvieran un Samsung Galaxy S6 o superior, y que fueran clientes de CaixaBank, sólo tenían que descargar la aplicación y pasar el terminal por el TPV contactless.

12 horas después de su lanzamiento Samsung Pay ya contaba con 6.000 usuarios registrados en España, y sus directivos se felicitaban por lo bien que iban las cifras. Sin embargo, los números no han terminado de crecer ni de consolidarse.

Las razones son muy concretas, muy sencillas y difícilmente solventables. El número de gente que tiene la posibilidad de usar estos servicios es realmente bajo. Tiene que coincidir no sólo que el usuario tenga un dispositivo de alta gama  de cualquiera de las dos marcas, si no que además sea cliente del Santander, en el caso de Apple, o de CaixaBank, en el caso de Samsung. Bien es cierto que son dos de las entidades con más clientes en España, pero aún así el público objetivo es muy reducido.

Samsung y Apple tienen, en sus servicios de pago a través de dispositivos móviles, los mismos problemas a la hora de conseguir alcanzar cierta cuota de uso en España. Habrá que darles tiempo, porque uno está recién nacido y el otro aún lampiño, pero a buen seguro que en los cuarteles generales de Seúl y Cupertino no esperan grandes réditos de estas aplicaciones.