Los precios de la electricidad han hecho saltar las alarmas en los últimos días. El mercado mayorista, en el que las compañías eléctricas y brókeres financieros compran y venden la electricidad que los clientes consumirán al día siguiente, viene marcando durante toda la semana cotas máximas en los últimos tres años.  Una preocupante (y polémica) situación que va para largo.

Los precios de la electricidad se van a mantener disparados durante semanas, o incluso meses. Según las previsiones que manejan los expertos de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC), el supervisor del sector energético, la cotización del mercado mayorista eléctrico se mantendrá en niveles altos durante todo el invierno, a pesar de las medidas de urgencia anunciadas ayer por el ministro de Energía, Álvaro Nadal, que tendrían un efecto muy limitado a corto plazo.

La reforma exprés impulsada por el Gobierno se centra sólo en uno de los factores que está elevando el precio de la electricidad, y actúa en él de manera indirecta interviniendo en el mercado de gas natural. Pero no aborda el resto de causas que están calentando el mercado, las que -al menos algunas de ellas- persistirán en las próximas semanas y sostendrán la cotización en las cotas similares a las actuales.

El departamento de Nadal obligará a Gas Natural Fenosa y a Endesa –los operadores gasistas dominantes- a proporcionar al mercado de gas Mibgas una oferta suficiente, con el objetivo de bajar los precios del gas, que también se han disparado en los últimos meses. La tesis del Ejecutivo es que, como el gas natural se utiliza para la generación de electricidad (al menos cuando hay un pico de demanda), si se baja el precio del gas natural se conseguirá contener el precio de la luz. Las compañías eléctricas auguran que el impacto de la medida será casi nulo para combatir la situación actual, y que a lo sumo se dejará notar a largo plazo.

El ‘problema francés’

Las causas del subidón actual de la luz son varias. Y todas –menos el elevado precio del gas natural- quedan fuera del alcance de las medidas aprobadas ayer por el Gobierno. Y es que en los últimos días se han unido muy diferentes factores a modo de tormenta perfecta: incremento de la demanda de gas y luz por la ola de frío; poco viento -lo que deja en fuera de fuego la generación eólica- y poca agua -lo que impide utilizar parte de las centrales hidroeléctricas-, así que hay que recurrir a las centrales de gas para generar electricidad, y eso resulta más caro…

Pero, además, se han unido a la fiesta factores externos, que son los que hacen más que probable que la luz no baje sustancialmente durante semanas. Por un lado, problemas técnicos en dos de las centrales que Argelia utiliza para exportar gas natural ha repercutido en el precio del mercado gasista, y está por ver cuándo se solventan esas averías que obligan a cancelar algunos envíos.

Y por otro, desde el pasado octubre, uno de los factores clave del encarecimiento de los precios eléctricos hay que buscarlo paradójicamente en Francia. El Gobierno galo ordenó la parada hace tres meses de 16 reactores nucleares para realizar revisiones a fondo sobre el funcionamiento de algunos de sus componentes, coincidiendo además con la parada técnica ordinaria de otras cinco centrales más.

Ante esta situación, Francia –un país profundamente dependiente de su generación nuclear- está importando electricidad desde España utilizando las interconexiones entre ambos países a su máxima potencia. Y el hecho de que el país vecino esté absorbiendo electricidad española también está repercutiendo, y de manera muy sustancial, en el precio de la luz en España. Las plantas nucleares galas continúan fuera de servicio, y el parón se mantendrá al menos durante varias semanas más.

La lupa del supervisor

La CNMC tiene en su punto de mira las subidas de precios del mercado de la electricidad y del gas natural ya desde el pasado mes de octubre, en busca de posibles actuaciones irregulares para elevarlos artificialmente.

Y el supervisor intensificó la investigación a mediados de diciembre cuando la cotización mayorista de la luz empezó a subir de manera significativa, y antes de que el propio ministro de Energía remitiera el 30 de diciembre una carta en la que recomendaba al organismo analizar el comportamiento del mercado.

De momento, el supervisor no ha abierto expediente a ninguna compañía ni ha realizado un requerimiento formal de información adicional a ninguna empresa, aunque el organismo cada vez va centrando más el foco en sus pesquisas, apuntan a El Independiente fuentes conocedoras del expediente.