Se dan todas las condiciones previas para un aumento estable de la inflación. Por lo tanto, soy optimista de que pronto podremos volver al asunto de la salida. Por eso necesitamos estar listos para actuar cuando llegue el momento". Con estas palabras, Sabine Lautenschläger, miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), ponía sobre la mesa la pasada semana un debate latente en el seno de la institución: la conveniencia de ir preparando el fin de los estímulos.

No es una novedad que desde Alemania surjan voces críticas contra la política de medidas extraordinarias seguida por el banco central en los últimos años para impulsar la inflación. Pero en los últimos tiempos, las personalidades más críticas con el programa de compra de deuda (QE) parecen estar redoblando la presión para que el presidente de la institución, Mario Draghi, enfile el camino de la retirada. Y los últimos datos de inflación parecen dotarles de poderosos argumentos.

El índice de precios de la eurozona escaló en enero siete décimas, hasta el 1,8%. Éste no es sólo su nivel más elevado en cuatro años sino que se trata de una cota muy próxima al objetivo del BCE de conducir los precios a tasas cercanas pero inferiores al 2%. "Los datos de enero confirman nuestra opinión de que la inflación general seguirá aumentando en los próximos trimestres y se acercará a la meta del BCE ya en abril de este año", observan en Barclays.

Los datos de inflación se acercan a los niveles objetivos del BCE y cuestionan la necesidad del 'QE'

Con tales premisas, no falta quien considera que el QE, un programa nacido para combatir los riesgos de deflación en la eurozona, habría cumplido ya su objetivo. Sin embargo, el BCE anunció en su reunión del pasado diciembre que las compras de deuda se extenderán, al menos, hasta finales de diciembre. Desde entonces, además, Draghi ha puesto especial énfasis en aclarar que cualquier cambio de la hoja de ruta sería para intensificar las medidas.

Aún así, cada vez son más las firmas que plantean la posibilidad de que el banco central se vea forzado a rehacer sus planes. En las últimas semanas, la agencia S&P y Société Générale han señalado que el BCE podría aplicar a partir del próximo verano recortes graduales en el monto del QE, más allá de la reducción que ya está previsto que lleve a cabo el próximo abril, cuando las compras se reducirán a 60.000 millones mensuales desde los 80.000 millones actuales.

El banco galo señala que la institución podría acordar una reducción del QE a 50.000 millones el próximo mes de julio y, progresivamente, ir recortando el monto de compras hasta llevarlas a cero en enero de 2018.

"El repunte de la inflación evidentemente podría afectar al plan de estímulos que actualmente está  desarrollando el BCE", reconoce Antoni Bellfill, director de Gestión de Patrimonios de GVC Gaesco. Con todo, Bellfill, al igual que la mayor parte de los expertos se muestra escéptico sobre la posibilidad de que el banco central inicie ya en 2017 el proceso de retirada conocido como tapering. "Creemos que la discusión sobre el tapering no llegará todavía", corrobora Adrià Morron, economista de CaixaBank Research.

La atonía de la inflación subyacente y las incertidumbres políticas justifican una demora en el 'tapering'

Los argumentos para confiar en que Draghi se mantenga firme en sus planes radican en las propias causas del alza de la inflación, conducido por un alza de los precios de la energía de efectos, a priori, temporales. "Habíamos esperado el repunte de la inflación en enero, debido a los mayores precios de la energía y todavía no vemos una inminente decisión de tapering. La inflación subayecente no se movió en absoluto y la inflación de los servicios incluso cayó", argumentan en HSBC.

El propio Draghi había insistido recientemente en que un alza puntual de la inflación no sería suficiente para dar por conseguidos los objetivos del BCE, ya que es preciso comprobar que ésta sea sostenible en el tiempo y conducida por algo más que los precios de la energía.

Extensión del programa

En este sentido, "aún no hay señales de una tendencia convincente al alza de la inflación subyacente, que se ha mostrado impermeable al repunte de la inflación general, manteniéndose sin cambios en enero, lo que sigue dejando la puerta abierta a futuras extensiones del programa de compra de activos por parte del BCE", comenta Jose María Valle Carrascal, analista de Política Monetaria y Renta Fija de Ahorro Corporación.

Además, como observa Morron, la eurozona se enfrenta en el primer tramo de año a un periodo de elevada incertidumbre, motivada en gran medida por cuestiones políticas, que hace poco aconsejable para el BCE abordar la retirada de sus políticas de estímulo.

De este modo, parece demasiado prematuro agitar el fantasma del tapering. "Pensamos que el QE continuará hasta diciembre de 2017 al ritmo actual, y una vez superado el pico de la inflación, el BCE ampliará las compras de activos por otros seis meses", auguran en HSBC.

Escenarios similares manejan en Ahorro Corporación o CaixaBank Research, donde creen que el programa de compra de bonos podría extenderse hasta septiembre de 2018.

Firmas como HSBC, Ahorro y CaixaBank prevén que el 'QE' se extenderá entre seis y nueve meses más

Lo que parece indudable es que el actual repunte de la inflación mina un poco más el camino de Draghi. "Esperamos un debate más enérgico en materia de política monetaria en los próximos meses, con una presión especialmente significativa de los representantes del norte de Europa", señala Azad Zangana, economista europeo de Schroders. Un debate que vendrá marcado, como apunta Bellfill, por la magnitud que adquiera la recuperación de la inflación en los próximos meses.

"Claramente va a aumentar la presión dentro del BCE por parte de un segmento que preferiría que se pusiera ya el tapering sobre la mesa",  añade Morron. No obstante, advierte, cualquier reducción de los estímulos "requiere de unos tiempos, no puede ser de golpe y sin previo aviso". Por eso, prevé que será en la segunda mitad del año cuando el banco central comenzará ya a dejar algunas pistas sobre el fin del QE.