El pleno Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) tiene previsto dar el próximo miércoles el visto bueno a la reapertura de la central nuclear de Garoña, la más vieja de España y que está cerrada desde hace cuatro años. Y antes de que se apruebe esa decisión, PSOE, Podemos y Ciudadanos quieren que el presidente del organismo, Fernando Marti, explique en el Congreso de los Diputados el expediente, y han promovido una iniciativa para forzarle a acudir a la ponencia de la Cámara que se encarga de las relaciones con el supervisor nuclear.

Esta misma mañana ha llegado al CSN la reclamación de la comparecencia en la que se fijaba la presencia del presidente del organismo en el Congreso el próximo martes, un día antes de la reunión del pleno en que se aprobarán los informes técnicos que avalan la reactivación de la central nuclear propiedad de Endesa e Iberdrola. La petición ha sido promovida por socialistas, podemistas y naranjas, pero no ha contado con la oposición del resto de formaciones.

Sin embargo, en el orden del día oficial de esa comparecencia, al que ha tenido acceso El Independiente, no se especifica que las explicaciones hayan de ser acerca del expediente para reabrir Garoña, sino que se apunta que Marti debe dar cuenta de los informes de actividad del CSN correspondiente a los años 2014 y 2015.

Un matiz que puede abrir la puerta a que el organismo acabe rechazando acudir a la ponencia del Congreso, esgrimiendo que esos mismos informes ya fueron explicados por el propio presidente del CSN el pasado octubre en la Comisión de Energía de la Cámara Baja y no hay necesidad de acudir de nuevo a la ponencia cameral para abordar el mismo tema.

El presidente del CSN ha convocado de urgencia un pleno extraordinario para el próximo lunes para informar de esa petición por parte del Congreso, lo que ha levantado las suspicacias entre los partidos convocantes sobre la posibilidad de que el organismo trate de eludir la comparecencia, según confirman varias fuentes de las formaciones políticas.

El Consejo de Seguridad Nuclear ultima dar su visto bueno a la renovación de licencia de explotación de la central más vieja de España, que se mantiene cerrada desde finales de 2012 y que ha solicitado reabrir hasta 2031, justo cuando cumplirá 60 años. La dirección técnica del CSN aboga en esos informes por avalar la reapertura de Garoña,  pero imponiendo nuevas condiciones y exigiendo la ejecución de más inversiones para adaptar la central a los criterios de seguridad para operar a largo plazo.

Esa decisión puede acabar siendo crucial para el sector nuclear español al completo, porque el ‘sí’ del CSN supone establecer que no existen impedimentos técnicos para que las centrales funcionen a largo plazo, e incluso hacerlo hasta los 60 años como ya sucede en otros países.