La huella de los riesgos políticos en los mercados europeos de deuda es cada vez más notable. Las ventas que han golpeado en los últimos tiempos a buena parte de los bonos de la región están alcanzando dimensiones inquietantes a medida que crece la preocupación por la situación política en países como Francia e Italia.

La creciente tensión entre los inversores quedó patente de forma notoria este lunes. La rentabilidad de los bonos franceses a 10 años se elevó ocho puntos básicos, hasta el 1,14%, su cota más alta desde septiembre de 2015. Por su parte, los títulos trasalpinos experimentaron un movimiento aún más destacado, al sumar diez puntos básicos de rentabilidad, hasta el 2,37%, su nivel más elevado en 19 meses.

Estos repuntes no representan una novedad. En el caso de los títulos franceses, acumulan un repunte de 28 puntos básicos en las últimas dos semanas, lo que ha ampliado la prima de riesgo (el diferencial de rentabilidad entre la deuda gala y la alemana) a máximos desde 2012, en los 77 puntos.

Este movimiento es reflejo de los crecientes temores entre los inversores a que la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, pueda alcanzar la presidencia de la República en las elecciones que se celebrarán entre los próximos meses de abril y mayo.

La prima de riesgo francesa se ha elevado hasta los 77 puntos, máximos en casi cuatro años

Aunque la mayor parte de las encuestas dibujan un escenario en el que Le Pen es derrotada en la segunda vuelta de los comicios, los inversores parecen desconfiar ante la posibilidad de que un partido de corte populista, que pretende someter a referéndum la permanencia de Francia en la eurozona, alcance el poder.

Estos miedos se han visto exacerbados en las últimas semanas por la caída en desgracia del candidato conservador François Fillon, golpeado por un escándalo, tras ser acusado de presunta desviación de fondos públicos, malversación de los mismos y encubrimiento, al contratar a su esposa, Penélope, para un empleo ficticio.

Fillon ha salido este lunes al paso de las acusaciones, reconociendo un error al contratar a su mujer, pero negando el fraude e insistiendo en que se mantendrá en la lucha por la presidencia del país. Este movimiento, sin embargo, no ha logrado contener la preocupación en los mercados.

Tampoco encuentran alivio las inquietudes que genera la situación de Italia, presentes desde hace ya varios meses. Aunque no está previsto que el país celebre elecciones hasta 2018, un buen número de firmas reconoce un elevado riesgo de que el gobierno actual acabe convocando elecciones anticipadas.

En este contexto, las recientes encuestas que apuntan a un creciente apoyo electoral al Movimiento 5 Estrellas, partido de corte populista y posturas euroescépticas, aviva los temores a que la integración europea pueda verse sometida a nuevas amenazas.

En el escenario italiano, confluyen además la preocupación por la delicada situación económica y, sobre todo, por la situación de su banca, aquejada por una onerosa carga de créditos de dudoso cobro, que ronda los 300.000 millones de euros. El sector bancario trasalpino registró este lunes su mayor caída en bolsa desde el pasado agosto y acumula ya un recorte del 11,5% en el último mes.

Todo esto ha influido en el comportamiento de la deuda trasalpina, que ha visto elevarse su prima de riesgo por encima de los 200 puntos básicos por primera vez desde 2014.

Contagio a periféricos

Las preocupaciones en torno a Francia e Italia han reabierto los recelos de los inversores hacia la deuda periférica, que se ha visto igualmente golpeada por las ventas. La rentabilidad de los títulos irlandeses a 10 años escaló este lunes seis puntos básicos, hasta el 1,22%, máximos desde noviembre de 2015. Por su parte, los bonos de Portugal alcanzaron sus niveles más elevados en tres años, tras remontar nueve puntos básicos, hasta el 4,23%.

Incluso la deuda española, que ha resistido mejor las turbulencias en los últimos tiempos, ha sufrido un duro impacto en los últimos días y se mueve actualmente en sus niveles más altos en un año, tras remontar a cotas próximas al 1,8%. En una semana ha aumentado en 20 puntos básicos.

En opinión de Javier Ferrer, director de Tipos de Interés y FX de Ahorro Corporación, el castigo al bono español y al resto de periféricos viene condicionado por el comportamiento de la deuda italiana, que al ser la más líquida (la más negociada), actúa como referencia para el resto de sus pares.

El interés del bono español a 10 años roza el 1,8%, máximos en un año, tras subir 20 puntos en una semana

Asimismo, Javier Domínguez, socio de Auriga, no descarta que los inversores estén reflejando con las ventas de los bonos españoles la preocupación por la situación política en Cataluña, con un enfrentamiento creciente entre las autoridades regionales y el gobierno central. No obstante, Domínguez confía en que este repunte no irá mucho más allá.

La otra cara de la moneda la representa la deuda de los países considerados más seguros en la región. Ante el resurgir de las tensiones, los inversores han buscado refugio en los títulos de países como Alemania. Así, el interés de los bonos germanos a 10 años ha recortado nueve puntos básicos en cuatro jornadas y se sitúa actualmente en el 0,37%.

Estos movimientos suponen una reversión de buena parte de los logros obtenidos en los últimos meses por el plan de compra de deuda del BCE (QE), que había llevado las rentabilidades de la deuda europea a mínimos históricos.

Con independencia de los riesgos políticos, los mercados de deuda en Europa acumulan ya varios meses de repunte de rentabilidades, reflejo de las crecientes expectativas de inflación a nivel global y la percepción de que el BCE podría plantearse a corto plazo la retirada de sus medidas de estímulo monetario.