Colombia y Gas Natural Fenosa discrepan sobre las causas del agujero que arrastra Electricaribe –la filial del grupo en el país y que ahora el Gobierno se dispone a liquidar y subastar- e incluso están muy lejos de ponerse de acuerdo sobre el tamaño mismo del agujero financiero de la compañía. Pero es que esas cifras son incluso cambiantes en los discursos de la Administración colombiana según pasan las horas.

La Superintendencia de Servicios Públicos colombiana anunció el pasado martes su decisión de proceder la liquidación de Electricaribe porque su mala situación financiera no permite garantizar el servicio de suministro eléctrico a sus 2,5 millones de clientes. Entonces ese organismo cifró la deuda total de la compañía en 2,4 billones de pesos (unos 765 millones de euros), de los que 1,8 billones (unos 575 millones de euros) correspondería a deuda con bancos.

El Gobierno colombiano calculaba el pasado martes que la deuda de Electricaribe era de 765 millones, pero ahora dispara la cifra

Apenas dos días después, fuentes diplomáticas colombianas han pasado a cifrar el endeudamiento total de Electricaribe entre los 1.200 y los 1.300 millones de euros, sin precisar cuánto correspondería a deuda financiera y cuánto a deuda con proveedores. Una deuda que pondría en jaque la viabilidad futura de la compañía y que justificaría que se proceda a su liquidación y a la subasta de sus activos para poder afrontar los pagos con los acreedores (entre los que se encuentra el propio Estado colombiano como generador de la electricidad que distribuye la empresa).

Las últimas cuentas auditadas de Electricaribe, correspondientes al cierre del tercer trimestre de 2016, encajan más con las cifras facilitadas por la Superintendencia que con las ahora desveladas por fuentes diplomáticas en Madrid. Según esas cuentas, auditadas por PwC, la deuda financiera al 30 de septiembre era de 1,56 billones de pesos (515 millones de euros), a los que se sumaría la deuda acumulada desde entonces y mientras que la compañía ha estado controlada directamente por el Gobierno colombiano, tras decretar su intervención el pasado noviembre.

Falta de inversión, ¿causa o consecuencia?

Las mismas fuentes diplomáticas responsabilizan de la situación de Electricaribe a la mala gestión de Gas Natural Fenosa, singularmente a no haber acometido las inversiones suficientes en los últimos cinco o seis años para mantener la calidad de su red de distribución.

Según la tesis de la Administración colombiana, la causa de los problemas de liquidez de la filial de Gas Natural Fenosa sería “las enormes pérdidas de electricidad” que provoca el mal estado de las infraestructuras. “Hay que hacer más gestión. Unas empresas hacen esa gestión mejor que otras”, sentencia.

Gas Natural presentará la próxima semana una demanda en el Ciadi y reclamará a Colombia 1.000 millones de euros

Gas Natural Fenosa, por el contrario, sostiene que los problemas de liquidez de la compañía los han generado el fraude masivo y la morosidad generalizada que sufre Electricaribe, sin que las administraciones públicas hayan promovido cambios regulatorios para evitarlos. Según las estimaciones del grupo español, Electricaribe arrastra un agujero de 1.300 millones de euros por los impagos y el fraude, que han dejado de aparecer en los balances de la empresa como deuda al haber sido provisionados.

“Si la compañía no cobra por el servicio que presta su capacidad de inversión disminuye drásticamente”, explica un portavoz de Gas Natural Fenosa a El Independiente. “Y aún así Electricaribe ha invertido 300 millones de euros en sus infraestructuras en los últimos cinco años”.

Historia de un conflicto

El Gobierno colombiano intervino el pasado noviembre la intervención de Electricaribe, lo que suponía tomar el control de la gestión de la compañía, pero dejando la propiedad de la compañía a Gas Natural Fenosa (que controla el 85,4% del capital de la eléctrica).

Esta semana el Ejecutivo de Juan Manuel Santos ha dado un paso más y ha decidido iniciar la liquidación de la compañía, para después subastar sus activos y encontrar inversores que se hagan cargo de una compañía que da servicio a 2,5 millones de clientes en los departamentos caribeños del país.

Gas Natural Fenosa ya ha confirmado su intención de presentar una demanda contra el Estado colombiano ante el Ciadi, el tribunal de arbitraje adscrito al Banco Mundial. Lo hará la próxima semana y reclamará 1.000 millones de euros a modo de indemnización -millón arriba, millón abajo, la cifra concreta se conocerá en unos días-, según confirman fuentes de la compañía española.

La liquidación de Electricaribe formalmente no es una expropiación, pero a efectos prácticos se le parece demasiado. Gas Natural Fenosa ya no tiene el control de su filial, perderá los activos de la compañía ya que el Gobierno los subastará, aunque legalmente siga manteniendo la propiedad del 85% del capital. No es una expropiación, pero para el grupo español tiene efectos peores, ya que en principio no se le reconoce el pago de un justiprecio a cambio de la filial.

Calmar a las empresas del Ibex

La Embajada de Colombia en España ha emitido hoy mismo un comunicado en el que se subraya que en ningún caso “puede entenderse como una expropiación”, ya que por ley el Gobierno no puede tomar la propiedad de ninguna compañía suministradora de electricidad (aunque sí controla compañías generadoras).

“No está en riesgo la seguridad jurídica (…) El Gobierno de Colombia ha protegido y siempre protegerá la inversión privada nacional y extranjera”, apunta la Embajada. El país “brinda garantías jurídicas, tiene reglas de juego claras y un buen ambiente para la inversión extranjera”.

El Gobierno colombiano, a través de su Embajada en Madrid, se ha reunido o se ha puesto en contacto en los últimos días con las cúpulas de algunos de los gigantes empresariales españoles del Ibex 35 para garantizar la seguridad jurídica del país.

Colombia habría tenido encuentros ya con directivos de Telefónica, Mapfre, Indra o Aena, entre otros grupos, y también con la patronal CEOE, según confirman fuentes diplomáticas. Y la próxima semana está fijado ya un encuentro con Repsol para trasladarle el mismo mensaje tranquilizador, otro paso más en lo que parece un auténtico road show.