La acción de Bankia ronda hoy el euro y medio en el mercado. El 20 de julio de 2011 debutó a 3,75 euros. Miles de inversores particulares vieron esfumada inicialmente su inversión.

Entonces, salió a bolsa el 55% de Bankia (el 45% restante se mantenía en manos de la matriz BFA). La estrategia era "sanear" la entidad por la vía privada, después de que el Estado hubiese impulsado la reestructuración bancaria en 2009. Las cajas de ahorros, entidades semipúblicas, estaban entonces muy lastradas por el ladrillo. Apenas podían financiarse en los mercados internacionales.

Economía promovió la fusión y privatización de estas entidades, regidas por consejos de administración de políticos y sindicalistas. Caja Madrid se unió a Bancaja y a otras cinco entidades formando BFA. Partida en dos, Bankia se quedó con el negocio puramente comercial. BFA, con los activos tóxicos.

Rodrigo Rato fue el último presidente de Caja Madrid. Pilotó desde dentro la operación, que debía ser supervisada por el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

El banco captó 3.092 millones de euros en bolsa, pero necesitó de ayudas públicas. Rato dimitió y Bankia terminó nacionalizada. Ha costado a los contribuyentes 22.424 millones de euros, repartidos entre los 4.465 millones de las primeras ayudas del FROB cuando todavía era presidente Rodrigo Rato y otros 17.959 millones de fondos europeos. La entidad ha devuelto 1.836 millones de estas ayudas.

La propia CNMV reconoció más tarde que la salida a bolsa de la entidad se basó en mentiras. El caso llegó a la Audiencia Nacional.

El magistrado Fernando Andreu investiga ahora a los máximos responsables del Banco de España y CNMV el año de la salida a bolsa. Nuevas pruebas apuntan a que conocían perfectamente la situación del banco y la no idoneidad de sacarlo a bolsa.