Isolux negocia in extremis una inyección de liquidez para evitar una situación que le acerque al concurso de acreedores. En este momento crítico, la compañía se ha visto obligada a aplazar hasta el viernes 31 de marzo la formulación de sus cuentas de 2016, cuya presentación estaba inicialmente prevista para el martes.

Santander, segundo accionista de la compañía, se habría negado a suscribir la petición de fondos realizada por el presidente de la compañía, Nemesio Fernández Cuesta, para garantizar su pervivencia, por importe de unos 300 millones de euros, según ha publicado El Confidencial.

Fuentes de Isolux reconocen que el principal escollo para conseguir la inyección que aseguraría su pervivencia es llegar a un acuerdo con el banco que preside Ana Botín, pero aseguran que las negociaciones continúan. Esperan alcanzar algún acuerdo antes del viernes, fecha prevista para la formulación de las cuentas.

Santander habría rechazado aportar fondos a Isolux, pero las negociaciones continúan

Caixabank y Bankia sí han aceptado aportar su parte correspondiente a la citada inyección de fondos, que incluiría avales y préstamos, por valor de algo más de 300 millones.

Fuentes próximas a las negociaciones aseguran que Santander, a día de hoy, no quiere financiar directamente al grupo, pero sí estaría dispuesta a respaldar proyectos concretos.

En este contexto, el consejo del grupo controlado por una veintena del bancos -CaixaBank tiene un 14,36%; Santander un 9,58%; Bankia, un 6,54% y Sabadell, un 4,19%- ha solicitado más tiempo para analizar en "profundidad" los resultados de la empresa, dada la "extrema complejidad" que presentan como consecuencia del proceso de rescate y reestructuración que abordó el pasado año.

Botín, que controla el 9,5% de Isolux, no quiere financiar al conjunto del grupo, pero sí proyectos concretos

Este proceso, además de implicar una capitalización del grueso de la deuda con la que la banca tomó el control del capital del grupo, incluyó una reestructuración de este pasivo y su homologación judicial, operaciones corporativas, un cambio en el método de contabilidad de las concesiones y ajustes y saneamientos en los activos.

Una de las operaciones que mayor dificultad arroja a la formulación de las cuentas es la disolución a comienzos del pasado ejercicio de Isolux Infrastructure, la filial de concesiones que el grupo compartía con el fondo canadiense PSP.

En virtud de esta segregación, Isolux se quedó con las líneas de transmisión eléctrica y la filial fotovoltaica T-Solar, mientras que el fondo mantuvo las autopistas de peaje.

La empresa de ingeniería alcanzó en julio un acuerdo para reestructurar 2.100 millones de deuda

No obstante, en el caso de la constructora, a lo complicado de la separación, se suma el hecho de que los activos forman parte del programa de desinversiones que puso en marcha en el marco de su rescate.

Ello implica su reclasificación como activos par la venta, una operación que, según avanza la empresa en un comunicado, "ha supuesto la revisión de los valores contables y, en consecuencia, la contabilización de pérdidas".

Isolux trabaja en el cierre de sus cuentas del pasado año mientras en paralelo negocia una nueva inyección de capital con sus bancos acreedores y accionistas con el fin de financiar su actividad.

El grupo abre así una nueva negociación con la banca cuando no hace apenas un año, en julio de 2016, logró un acuerdo para reestructurar sus 2.100 millones de euros de deuda y garantizar su viabilidad.

En virtud del pacto, una veintena de bancos, liderados por Santander, Bankia y CaixaBank, se convirtieron en socios de control del grupo, que además lanzó un plan de desiversiones y diseñó una nueva estrategia para centrarse en sus negocios y mercados tradicionales.

En las últimas cuentas presentadas, las de cierre de la primera mitad de 2016, Isolux arrojó una pérdida neta de 270,5 millones de euros que multiplicó por dieciséis las de un año antes, si bien aún no incluían los efectos del rescate.