Antonio del Valle, el inversor mexicano de Popular que orquestó el relevo de Ángel Ron y su sustitución por Emilio Saracho, no comparte los primeros pasos del nuevo presidente al frente del banco.

Según ha podido saber El Independiente, Del Valle aspiraba a elevar su participación en la entidad a través de una nueva ampliación de capital para ganar peso en el accionariado, en el que entró a finales de 2013 con una inversión de en torno a 450 millones de euros, que, a día de hoy, se ha depreciado en torno al 80%.

Sin embargo, Saracho tiene otros planes para el banco. Ha puesto en venta la mayor parte de los activos del grupo y trata de ganar tiempo. En la medida de lo posible, quiere evitar acudir al mercado a pedir más capital, consciente de que los accionistas no acogerán de buen grado la operación, cuyo efecto dilutivo les penalizará todavía más. En este contexto, la posibilidad de que protagonice una operación corporativa gana fuerza y BBVA se perfila como el candidato con más papeletas.

Del Valle quiere una nueva ampliación de capital para elevar su peso en el accionariado

En los pasillos de Popular es vox populi que Saracho y Del Valle no entienden del mismo modo la gestión de un banco cuya viabilidad está cada vez más cuestionada. Del mismo modo, señalan que era un secreto a voces que los días de Pedro Larena, que el lunes dimitió de su cargo de consejero delegado, estaban contados.

El exdirectivo de JPMorgan dejó muy claro a los directivos de Popular al poco de su llegada a la entidad que el organigrama le era indiferente. Saracho ha empezado a incorporar a ejecutivos de su cuerda. El primero, Miguel Escrig, llegó a principios de marzo, como controller. 

Escrig, ingeniero industrial y máster en Economía y Dirección de Empresas, procede de Telefónica, donde se incorporó en 1999 y del que primero fue responsable de Mercado de Capitales y Gestión de Riesgos Financieros y después, entre septiembre de 2010 y junio del año pasado, director financiero.

Saracho estaría ultimando, también, la incorporación de Ignacio Sánchez Asiaín, según adelantó Cinco Días. Fuentes próximas señalan que es un candidato, pero hay otros más.  Sánchez Asiaín ha desarrollado gran parte de su carrera en BBVA. En 2008 asumió la dirección general de BBK y en 2012 se convirtió en director general corporativo de Kutxabank. En 2015 dejó la entidad vasca y un año más tarde fichó como consejero independiente de Abanca.

Riesgo de litigiosidad

Por otro lado, el nuevo presidente de Popular ha detectado, tras la realización de una auditoría interna, anomalías en las cuentas de 2016 que le fuerzan a realizar más provisiones contra las cuenta de 2017.

Aunque la entidad ha comunicado que las correcciones no tienen un impacto “significativo” que justifiquen su reformulación de los resultados, algunos expertos ven que hay margen para que los accionistas que respaldaron la ampliación de capital que el banco cerró en junio por importe de 2.500 millones demanden a la entidad. De hecho, una nueva ampliación de capital podría constituir per se ya un motivo para iniciar acciones legales en contra de Popular, tal como adelantó El Independiente.