Quique Villalobos preside la mítica FRAVM (Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid) desde julio de 2015, cuando sustituyó a Nacho Murgui al irse éste de número dos a la lista electoral de Ahora Madrid. Reelegido el pasado 17 de marzo, este vecino de Vallecas, lidera una organización fundada en las postrimerías de la dictadura con más de 100.000 asociados y 270 colectivos federados. Villalobos repasa, sin morderse la lengua, los casi dos años de Gobierno de Manuela Carmena.

Pregunta.- ¿Cómo están las cosas entre el Ayuntamiento y el movimiento vecinal?

R.- Hay una relación cordial. Coincidimos en muchas cosas, en reivindicaciones históricas; pero en otras no, y ahí chocamos.

P.- ¿La relación ha empeorado?

R.- El primer año de Gobierno de Ahora Madrid se plantearon una serie de cosas que venían muy heredadas. Había desacuerdos y así lo indicamos, pero también una clara intención de progresar. El Plan MAD-RE para rehabilitar viviendas en los barrios, por ejemplo. Ahora están surgiendo presiones de lobbies inmobiliarios que están llevando al Ayuntamiento a una indefinición. Les escucha demasiado, bajo nuestro criterio. Ahí está la Operación Chamartín.

P.- ¿Qué choques ha habido?

R.- Los dos primeros fueron Mahou-Calderón y Plaza España. Lo segundo vino por el proceso de participación, que al final reconozco que ha tenido una evolución aceptable.

P.- ¿No les gustó el referéndum sobre la Plaza España?

R.- No se trata de eso, sino de una serie de propuestas que finalmente admitieron, coronadas por la protección que reclamábamos del Edificio España. Ahí se hizo bien.

P.- Durante las negociaciones, Carmena se enfrentó al gigante chino Wanda.

R.- Sí, marcaron unas líneas más que razonables. Es imposible coincidir al 100%, pero si la postura del Ayuntamiento es sensata y responsable, tú también tienes que ser responsable.

P.- ¿Y Mahou-Calderón?

R.- Con esta operación creo que se hizo un planteamiento dialogado y sensato comparado con el que hicieron las corporaciones anteriores. La primera fase tenía que ver con la edificabilidad de los terrenos del Calderón y ahí la solución ha sido interesante, buena. El problema es que mover al Atlético de Madrid a la Peineta supone trasladar el problema de Arganzuela a San Blas. Se ha movido el problema al extrarradio y eso no lo asumimos. Ahí no se da el diálogo oportuno en cuestiones de movilidad; no hay acuerdo con la Comunidad de Madrid en la cuestión del transporte. Si no se solucionan los accesos y los problemas de movilidad, estaremos en contra. El Consistorio se tiene que poner las pilas porque es el que ha firmado el acuerdo.

P.- Chocan en el capítulo de los desarrollos urbanísticos.

R.- Todos los desarrollos son una insensatez. Todos, especialmente los del del sureste. Atienden al ladrillazo del PP de las legislaturas precedentes. Si uno se lee el PGOU de 1997, éste marca como objetivo extender la ciudad de Madrid hasta su límite territorial. ¡Menudo objetivo sin pies ni cabeza! Se intentó revisar en la época de Botella, y los propios técnicos decían entonces que aquello no había por dónde agarrarlo. Fruto de los compromisos del pasado, el Ayuntamiento actual está maniatado y trata de retrasar la firma del convenio urbanístico. Pero todo apunta a que se firmará y nos marean la perdiz en unas comisiones que se hacen una vez al mes en las que cada reunión es una repetición de la anterior. El Ayuntamiento se pone de plano como si fuera el juez entre constructores y vecinos. Pues no: el Ayuntamiento no es juez, es parte; es el que tiene que liderar el proceso.

P.- Los Berrocales, El Cañaveral, Valdebebas, Valdecarros… ¿Es una batalla perdida?

R.- Hay PAUs que se empezaron a desarrollar a partir de 1997: Valdebebas, Arroyo del Fresno, parte de El Cañaveral…. Y luego están los pendientes de desarrollar: Valdecarros, los Ahijones o El Berrocal… El ensanche de Vallecas tiene una edificabilidad de 40 viviendas por hectárea y es aberrante porque todos los expertos dicen que una edificabilidad sana está entre 60 y 90 viviendas/hectárea. Si cogemos los planes de cada uno de esos desarrollos, el que más edificabilidad tiene son 26 viviendas por hectárea. ¿Cuánto dinero tendrá que poner luego el Ayuntamiento para los servicios, urbanización, dotaciones? Es insostenible.

P.- Luego hay que ocupar las viviendas vacías.

R.- En el mejor de los casos, siendo muy generosos, se crean 5.000 hogares al año en Madrid. Y el concepto de hogar ha cambiado: ya no hay tanta familia con hijos sino hogares unipersonales. En esos desarrollos, la suma de las viviendas supera las 100.000. ¿Tiene sentido? No.

P.- Está el problema de indemnizar a los propietarios del suelo.

R.- El PAU de los Berrocales está bloqueado judicialmente desde hace años. Y se sigue construyendo. No es lícito que reclamen el dinero que se han gastado mientras el PAU estaba bloqueado.

P.- El precio de la vivienda se está disparando. Hay zonas del centro que viven una burbuja. Los promotores exigen poder construir vivienda nueva.

R.- Si al poner esos datos encima de la mesa viésemos que se está construyendo masivamente vivienda nueva, nos rendiríamos ante la evidencia. En Getafe, en Rivas, en Alcalá, en Fuenlabrada, en la periferia… pero los datos no dicen eso. Decir que la vivienda que se construye en Ocaña está relacionada con el sobrecalentamiento es algo muy burdo. Otra cosa es que haya necesidades de vivienda. Los datos más conservadores indican que hay 100.000 casas vacías en Madrid.

P.- La FRAVM también discute el asunto de la vivienda vacía con el Ayuntamiento.

R.- Muchas de esas viviendas vacías deberían salir al mercado en condiciones de alquiler. Ni siquiera digo de alquiler social, pero ¿por qué no una parte? Hay viviendas con esas características en todos los distritos y nosotros abogamos por el alquiler social. Ni se dan incentivos ni se penaliza. El Ayuntamiento nos tiene insatisfechos por la ausencia de un plan real de vivienda. Posiblemente haya vivienda para los próximos 20 años en Madrid. Es verdad que el Consistorio tiene una capacidad limitada porque no puede legislar, a diferencia de la Comunidad, que acaba de sacar una Ley del Suelo muy inapropiada.

P.- ¿Cómo valoran la actual discusión de la Operación Chamartín?

R.- Esto de que negocien a tres bandas el Ayuntamiento, el Ministerio de Fomento y los constructores facilita que el Ayuntamiento ceda ante los promotores. Para nosotros esa decisión fue torpe para lograr un planteamiento más social. A partir de ahí hay filtraciones, dimes y diretes… Hace poco hicimos un acto con los cuatro grupos políticos municipales y el delegado de área de Urbanismo José Manuel Calvo no contó nada amparándose en el secreto de las conversaciones. Fue bastante frustrante ver cómo el delegado se pasó todo el acto cuchicheando con el representante del PP, que vino a decir algo así como ‘el resultado final estará más cerca de lo que yo defiendo de lo que tú defiendes’. Esa actitud de Calvo fue muy irresponsable.

P.- ¿Cuál es su relación con Urbanismo?

R.- Abierta y frecuente. No tenemos ninguna traba al diálogo. Otra cosa son los resultados.

P.- Otro gran frente es la falta de limpieza en la capital.

R.- Hicimos una encuesta entre los vecinos que arrojó la percepción mayoritaria de que Madrid estaba sucia. No peor que con Botella, pero sin mejorar. Madrid está dividida en seis lotes y la diferencia de cuantía económica entre uno y otro son abismales, a veces del triple. Desde 2010 se empieza a recortar y en 2013 alcanza su cénit. Se sacó plantilla y maquinaria. Se unificaron servicios que debían estar separados, como limpieza vial y jardinería. Eso lo hemos trasladado en la mesa de la limpieza. Los sindicatos hablan de 1.000 a 3.000 puestos de trabajo perdidos. Nosotros apostamos por tumbar los contratos integrales y tender a la municipalización progresiva del servicio. Veremos qué pasa.

P.- ¿Qué le parecen los referendos municipales?

R.- Se están promoviendo, por un lado, Foros Locales, con los que estamos contentos y habrá que ver el recorrido que tienen. Sobre las consultas, creo que España no tiene la cultura democrática de otros países. Pedir de la noche a la mañana a la gente que esté preparada para manejar una herramienta como Decide Madrid quizás no es la mejor idea. Ojo, asumo que lo que digo contiene fallos porque desconfiar de la gente es un error. Pero lo que digo es que se avanza con excesiva rapidez: un equipo llega a la alcaldía porque le ha votado un número suficiente de personas; si en una de esas consultas sale algo diametralmente opuesto al programa del equipo de Gobierno….

A Ahora Madrid le votaron más de 500.000 personas: para lanzar una consulta hacen falta más de 20.000 votos. ¿Qué es más democrático? Para pasar el corte se pedía un 2% de los votos del censo, luego se bajó al 1%... Las dos propuestas aprobadas son ambiguas, como la de Madrid 100% sostenible. Un brindis al sol. Y aquí entono el mea culpa, porque una de ellas se promovió desde una asociación vecinal. Falta diálogo y no todo el mundo está familiarizado con internet. La gente ha podido apoyar propuestas que luego no van a ser admitidas, muchas de ellas con razón. No rechazo los referendos. Sólo digo: cuidado.