Popular ha puesto en venta todos sus activos no estratégicos para sanear su balance, y las operaciones empiezan a cerrarse. El banco ahora comandado por Emilio Saracho ha cerrado un acuerdo con Crédit Mutuel para vender su participación del 48,98% en Targobank por un importe de 65 millones.

De este modo, Popular abandona el proyecto que lanzó en 2011 de manera conjunta con Crédit Mutuel. La entidad gala será a partir de ahora dueña absoluta de un banco que a cierre de 2016 contaba con 125 sucursales y 707 empleados.

La operación supone un paso más en la carrera de Popular para obtener nuevos fondos, en un contexto de crecientes necesidades de capital, aunque el banco reconoce que la venta de Targobank no tendrá un impacto relevante ni en sus resultados ni en sus niveles de capital, pero en todo caso el modesto efecto positivo de la venta de su participación en Targobank se incluirá en las cuentas del primer semestre de este ejercicio.

El mercado espera que cierre ventas de más calado, como las de WiZink o Totalbank

El mercado espera que Popular aborde ahora ventas más relevantes, como las de su negocio de tarjetas WiZink, el banco estadounidense Totalbank o la división de gestión de activos, en la que mantiene una alianza con el grupo Allianz. Las firmas de análisis señalan que a través de estas ventas, el banco podría llegar a captar unos 2.000 millones de euros, lo que aliviaría su situación financiera y le colocaría en una posición de mayor fortaleza en el proceso de venta que mantiene en marcha.

En este sentido, la entidad que preside Emilio Saracho ha decidido prolongar los plazos de negociación. Si en primera instancia estaba previsto que la venta del banco se cerrara antes del 10 de junio, los responsables del banco han estirado esta fecha hasta finales de mes, según informaba Europa Press en la noche del miércoles.

Hasta la fecha, Santander y Bankia se han significado como las entidades más predispuestas para hacerse con el control de Popular, aunque en el mercado se da por cierto que BBVA sigue expectante el proceso y podría hacer un movimiento de última hora si las condiciones le resultaran propicias. En cualquier caso, los expertos dan por inviable el objetivo que se había marcado Saracho al inicio del proceso de obtener 4.000 millones por la venta.

Mientras tanto, la situación del banco se muestra cada vez más acuciante. Los supervisores europeos están extremando la vigilancia sobre Popular, ante el riesgo de que tenga que ser intervenida si el proceso de venta no se cierra de forma exitosa a corto plazo. Además, el banco habría suspendido las pruebas de resistencia al sector realizadas por el FMI, según informa Vozpopuli. Las agencias de calificación, como Fitch, también han puesto de relieve el riesgo de deterioro del banco si no encuentra una solución próxima a sus problemas.

Las urgencias de fondos dificultan que el banco consiga ofertas atractivas por sus negocios

Las urgentes necesidades de capital de Popular, que ha reconocido a los sindicatos que sólo tiene fondos para mantenerse por sí mismo este año, son entendidas por los expertos como un hándicap a la hora de abordar la venta de activos, ya que los potenciales compradores tratan de aprovechar esta situación para obtener precios más atractivos.

En este convulso contexto, los inversores dan cada vez más la espalda al banco. Los títulos de Popular han restado más de un 16% de su valor en una semana y se sumergen en mínimos históricos, rebajando el valor del banco a unos 2.350 millones de euros.