El mercado teme cada vez con más intensidad el posible colapso de Popular y, por extensión, el impago de su deuda. Al menos, eso es lo que refleja la evolución del precio de los CDS (credit default swaps), seguros que utilizan los inversores para cubrir las pérdidas, en el caso de que el banco no haga frente a sus compromisos financieros con los tenedores de su deuda.

En las últimas dos semanas, el precio por comprar un CDS a 5 años de los bonos senior -el tipo de deuda más seguro- de Popular se ha duplicado, hasta situarse en 432 puntos básicos. El 19 de mayo cotizaban en 225 puntos, prácticamente la mitad. Entonces, las acciones de la entidad vivían un respiro en el parqué: subieron un 9% en la sesión, tras acumular seis jornadas en números rojos en las que perdió un 22%, y al calor de rumores en torno a una posible oferta de compra por parte de Santander.

A finales de febrero, cuando Emilio Saracho tomó las riendas de la presidencia del grupo, en sustitución de su predecesor Ángel Ron, los CDS de Popular se movían en el entorno de los 268 puntos. Desde entonces, el precio de estos seguros ha oscilado entre 259 y 300 puntos, hasta que en las últimas jornadas se desató la escalada. Aun así, el nivel queda lejos de la cota alcanzada entre 2011 y 2012, cuando la viabilidad del sector financiero en su conjunto estaba en entredicho y se temía por la quiebra del España.

Para poner en contexto estas cifras, cabe señalar que los CDS de Monte dei Paschi, para el que Italia acaba de llegar a un principio de acuerdo con Bruselas mediante el que recapitalizarlo, cotizan en 342 puntos. En sus momentos más críticos, cuando no había un plan de resolución claro para salvar al banco italiano, alcanzaron los 750 puntos.

En España, el precio de los seguros contra impago de Sabadell y Bankia se sitúa en 116 y 118 puntos básicos, respectivamente, en línea con los de CaixaBank; los de Santander, 85 puntos y los de BBVA, 94,7 puntos básicos.

En este contexto de crecientes dudas, hoy martes, Emilio Saracho, presidente de Popular, e Ignacio Sánchez-Asiaín, consejero delegado, se reunirán con el BCE, en Fráncfort, con el objetivo de ganar tiempo para avanzar en una operación corporativa que salve el banco del colapso. La entidad parece haber renunciado a la independencia ante la creciente dificultad de realizar una ampliación de capital por la falta de confianza que muestra el mercado, al tiempo que trata de generar capital orgánicamente con la venta de activos no estratégicos.

Mientras el equipo directivo de Popular busca una solución para su futuro y algunas voces alertan sobre un proceso de resolución, depositantes, accionistas y bonistas de Popular están en vilo. Y, dado que el dinero es miedoso, muchos de ellos están retirando su patrimonio del balance de la entidad. Si las cantidades reembolsadas, de las que no hay cifras oficiales, llegan a ser significativas, Popular sufrirá tensiones de liquidez que podrían desembocar en su colapso. La prioridad de las oficinas en contener la fuga de pasivo y de clientes, pero el tiempo y la incertidumbre juegan en contra del banco.

Fuertes pérdidas en la deuda

Otro de los indicadores que muestra la desconfianza del mercado es la cotización de la deuda. Las dos emisiones de Cocos (bonos convertibles contingentes) de Popular, que fluctúan en el mercado por importe de 1.250 millones, han perdido en el último mes casi el 50% de su valor y cotizan en mínimos históricos.

Mientras, los bonos de deuda subordinada, cuyo saldo se eleva a 358 millones, se han dejado entre el 20% y el 30% en las últimas semanas.

Los expertos ponen el foco en los CoCos, emisiones híbridas con elementos de deuda y capital, cuya principal característica es que puede llegar a convertirse en acciones si el ratio de capital de máxica calidad CET1 desciende por debajo de un nivel determinado. Si llega este momento, los bonistas se convierte en accionistas.