Banco Popular sigue acaparando todos los focos del mercado. Las crecientes dudas sobre el futuro del banco que preside Emilio Saracho siguen generando notables tensiones sobre el parqué.

Tras dejarse más de un 50% de su valor en las últimas siete sesiones, los títulos del banco registraron este martes una jornada convulsa, plagada de vaivenes, en la que finalmente los inversores volvieron a decantarse por las ventas. Los títulos de Popular retrocedieron un 6,2% y elevan su castigo al 53% en ocho jornadas consecutivas de recortes.

El cierre de posiciones cortas, tras las fuertes ganancias acumuladas en las últimas jornadas, y la entrada de inversores oportunistas son algunos de los factores que hicieron zarandearse la cotización del banco desde los primeros compases del día, pero no evitaron un nuevo revés.

En cualquier caso, las heridas del banco sobre el parqué siguen siendo muy profundas. Con un retroceso superior al 65% en lo que va de año, Popular acumula ya pérdidas superiores al 98,5% en la última década, lo que le convierte en el peor valor europeo a lo largo de este periodo. La capitalización del banco, que llegó a rondar los 20.000 millones en 2007 se reduce hoy a poco más de 1.300 millones.

El desplome que acumula la entidad que preside Saracho se explica por los crecientes temores a que el banco se vea abocado a un rescate, que probablemente conllevaría fuertes pérdidas para los accionistas y los tenedores de bonos del banco. La evolución de la deuda y los seguros contra impago también reflejan estos temores.

Las ganancias y las caídas se alternan en los primeros instantes de la sesión del martes

El interés de entidades como Santander, BBVA o Bankia parece haberse enfriado antes las dudas que genera la valoración de los activos inmobiliarios de Popular y el riesgo de litigios legales, una vez que distintos accionistas de Popular que acudieron a la ampliación de capital realizada el año pasado están presentando demandas.

Por otra parte, la opción de una ampliación de capital combinada con la venta de activos también se aleja a pasos agigantados, ya que el desplome de la acción dificulta que surjan inversores dispuestos a apostar su dinero en la entidad.

En este contexto, la dirección de Popular sigue trabajando en la búsqueda de una solución urgente.  Las firmas de análisis y las agencias de rating estiman que el tiempo corre en contra de los intereses del banco, ya que de prolongarse la situación actual el riesgo de deterioro es muy elevado y podría traducirse en una fuga masiva de depósitos.