Hace ocho años Travis Kalanick fundó Uber, una de las empresas que inició la rueda de la conocida como economía colaborativa, de la que ya poco queda en su esencia. Hoy, Kalanick deja temporalmente sus funcionas al frente de la firma sin fecha de retorno, y rodeado por una gran cantidad de críticas a su gestión en los últimos tiempos.

Según ha explicado la propia compañía, el hasta ahora CEO se va a tomar un tiempo alejado de sus responsabilidades al frente de la mayor compañía de capital privado del mundo. Le sustituirá al frente de la misma un nombre que aún está por decidir, y que se encargará de las operaciones del día a día.

Esta salida temporal de Kalanick también puede tener motivos personales. Recientemente falleció su madre en un accidente de barco en el que su padre quedó herido de gravedad, por lo que es probable que la idea de estar cerca de su familia también tenga un peso importante en la decisión.

En cualquier caso, la gestión del fundador de Uber es más que polémica. La compañía acaba de publicar un informe en el que se recogen los resultados de una investigación interna que ha comandado el ex fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, y que comenzó por las denuncias de acosos sexual que hizo públicas en su blog Susan Fowler Rigetti, ex ingeniera de Uber que pasó un año trabajando en la compañía californiana. Fowler detalla en un post cómo sufrió acosos sexual y discriminación de género, lo que ha provocado el despido de hasta 20 empleados tras las pesquisas.

"Los últimos ocho años de mi vida han sido Uber", ha explicado el CEO a través de un email enviado a los empleados. "Los hechos recientes me demuestran que son más importantes las personas que el trabajo", relata, reconociendo que "la responsabilidad de dónde estamos ahora recae en mis hombros".

Kalanick también fue grabado durante una discusión con un conductor de Uber el pasado mes de marzo. Tras montarse en el coche de Fawzi Kamel, éste se quejó de la caída en los precios de UberBlack, uno de los servicios premium con los que opera la compañía en Estados Unidos. Kalanick no se echó atrás y tras un intercambio de opiniones acabó enzarzado en una fuerte discusión con él.

Apenas unos días después tuvo que pedir disculpas antes el aluvión de críticas. El CEO aseguró que se comportamiento había sido "irrespetuoso" y explicó que su trabajo consiste en "liderar" y que eso comienza con "comportarse de una manera que nos haga sentir orgullosos. Eso no es lo que hice".

Más problemas

Parece que Uber es una fuente inagotable de problemas. El pasado 11 de mayo la Unión Europea le dio la razón al sector del taxi español y consideró que Uber es una empresa de transporte como tal, y no un mero intermediario que pone en contacto a conductores con viajeros en busca de un trayecto. De esta manera, la firma estadounidense debería funcionar bajo unas licencias similares a las que tiene el sector del taxi.

Esta argumentación del abogado general de la Unión Europea debe ser ahora ratificada por la Justicia continental, cosa que es muy probable dado que ambos suelen ir en la misma dirección. De materializarse, esto supondría un paso atrás para Uber en el Viejo Continente, aunque no supondría el fin de su actividad.

Por supuesto, España es uno de los países en los que más oposición está encontrado el unicornio norteamericano. Tras su desembarco y posterior retirada en Barcelona en 2014, Uber llegó a Madrid en marzo del año pasado y, desde entonces, su éxito está más que probado. Sin embargo, la obligación de operar bajo un sistema de licencias VTC está haciendo que su servicio UberX no alcance la dimensión que le gustaría.

Tampoco en su país de origen están en paz. A finales de mayo llegaban a un acuerdo con sus conductores en Nueva York, reconociendo que les habían pagado de menos durante dos años y medio. La compañía se comprometió a devolver decenas de millones de dólares a sus asociados en la Gran Manzana, por cobrarles más del 25% del trayecto, que es la tarifa habitual.