El Parc Güell de Barcelona.
La tensión política vinculada al desafío independentista en Cataluña pasó factura al turismo, el principal sector económico de la región. Desde la (no) celebración del referéndum secesionista del 1-O y hasta final de año el turismo catalán sufrió un frenazo que hizo saltar las alarmas entre las empresas del sector.
Entre octubre y diciembre cayeron mes a mes las llegadas de turistas internacionales (la primera subida desde el 1-O llegó ya en enero), los hoteles alertaban de un desplome de su negocio a pesar de estar tirando los precios, las patronales turísticas avisaban de la pérdida de congresos y eventos en la región, con el programa de turismo social del Imserso en punto muerto… Y en esta mala marcha Barcelona, centro neurálgico del turismo catalán fuera de la temporada de sol y playa, era la que peor parte se estaba llevando.
A pesar de los problemas y de los malos augurios que desde diferentes ámbitos se han anticipado para la ‘marca Barcelona’, la ciudad sigue teniendo una imagen fuerte entre los turistas nacionales e internacionales. Los usuarios del gigante online Tripadvisor han colocado Barcelona entre los sus destinos favoritos del mundo.
Según el ránking de los premios Travellers’ Choice, Barcelona ocupa la sexta posición entre los destinos preferidos a escala global, siendo la única ciudad española que se cuela en el top ten y además escalando una posición en relación a la clasificación del año pasado. Barcelona sólo queda detrás de París, Londres, Roma, Bali y Creta en el ranking mundial.
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