En días claros como hoy el cielo se cubre de estelas blancas que dejan los aviones tras de sí. Están compuestas por agua condensada. El proceso de formación es igual al que se produce cuando expulsamos vaho en un día muy frío. El queroseno quemado sale del motor a alta temperatura que contrasta con en frío de la troposfera. Se suelen formar a partir de los 10 kilómetros de altura y duran varias horas. Su persistencia depende de la altitud a la que esté volando el avión, la temperatura, la humedad de la atmósfera e incluso el tipo de nubes que dominen el cielo en ese momento. Se llaman contrails y no chemtrails, haciendo alusión a supuestas sustancias químicas (chemicals, en inglés) que se están vertiendo sobre la población, como claman algunas asociaciones en la red, que crean alarma social y fomentan la incultura científica.