Disponer de infinidad de litros de sangre a la carta en los hospitales sin depender de las donaciones es una quimera que desde hace décadas los científicos se afanan en hacer realidad. La sangre no se puede acumular mucho tiempo, caduca a los 42 días de su extracción y la gastamos a la velocidad del rayo. Hoy se anuncian nuevos avances hacia la creación artificial de este oro rojo.

Los estudios se han publicado de manera simultánea en la revista Nature. Dos grupos de científicos han convertido células de un tejido tan fácil de conseguir como los vasos sanguíneos en las codiciadas células sanguíneas.

"Es la culminación de 20 años de esfuerzo", ha declarado George Daley, del Instituto de Cáncer Dana-Farber, el director de una de las investigaciones. Con su equipo ha convertido células madre pluripotentes, donadas por voluntarios, en células madre hematopoyéticas, que son las que dan lugar a los diferentes tipos de células que componen la sangre humana, es decir, glóbulos rojos, blancos y plaquetas. Lo hicieron usando factores de transcripción, que son proteínas que se unen a determinados genes y los activan. Han averiguado cuáles eran los idóneos para reprogramar la célula y transformarla en lo que ellos deseaban.

El otro grupo, liderado por Shahin Rafii, del Weill Cornell Medicine, ha hecho lo propio con células endoteliales adultas de ratones como punto de partida hasta transformarlas en células hematopoyéticas de roedor.

En ambos experimentos las células hematopoyéticas resultantes prosperaron y dieron lugar a las distintas células que forman la sangre, aunque ambos grupos reconocen que aún les falta mejorar el proceso.

Disponer de sangre artificial a partir de células del propio paciente cambiaría radicalmente el tratamiento de algunas enfermedades, como leucemia, anemia de células falciformes o VIH. También se podría usar para entender el efecto de algunos fármacos.

Imitar a la médula ósea

Estos trabajos son un excelente comienzo para intentar imitar a la fábrica perfecta de sangre que es nuestra médula ósea. Ésta genera unos 1.000 millones de glóbulos rojos cada hora, el tipo de células de la sangre que más interesa producir a los científicos. Son las células encargadas se transportar el oxígeno a los tejidos. Sin ellos el organismo se ahoga.

Son muchos los grupos de investigación y las empresas que tratan de lograr sangre sintética de la manera más sencilla, eficaz y barata posible. En 2012 el equipo de Juan Carlos Izpisúa en el Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona, logró transdiferenciar células de la piel en células madre hematopoyéticas y consiguieron que se multiplicaran en una placa Petri.

Por aquella época científicos franceses realizaron con éxito la primera transfusión de glóbulos rojos artificiales. Publicó el estudio la revista Blood. Los eritrocitos se fabricaron a partir de células madre de la médula ósea de un donante, el mismo al que se le transfundió luego la sangre. Las hicieron crecer en el laboratorio hasta que formaron glóbulos rojos. Luego inyectaron 10.000 millones de ellas de nuevo en el cuerpo del donante para comprobar que funcionan correctamente y que eran capaces de sobrevivir fuera del laboratorio. El resultado fue todo un éxito. A los 26 días ya habían muerto más o menos la mitad, es decir, se comportaron exactamente igual que los glóbulos rojos naturales.

Para cultivar sangre artificial a gran escala aún queda mucho camino por recorrer y tecnología que crear. Así que las donaciones siguen siendo muy necesarias. En España hay 40 donantes por cada mil personas. La OMS recomienda 50. Para contribuir a mejorar la cifra, los mayores de edad y menores de 65 que pesen más de 50 kilos pueden acercarse a los puntos de donación de sangre de su comunidad autónoma.