Cada semana hace un viaje relámpago a España desde Nueva York. Valentín Fuster es una de las mayores autoridades en el campo de las enfermedades cardiovasculares. Compagina la dirección del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) de Madrid, con su labor en el Centro Médico Monte Sinai, en Nueva York.

En esta ocasión la visita suma un premio. El cardiólogo acaba de recibir el galardón de la Fundación Mapfre a toda una vida profesional por "los beneficios derivados de la misma para la prevención y el tratamiento de la enfermedad cardiovascular". Con las manos cruzadas sobre el regazo, el médico levanta su mirada vivaz.

-Recibe el premio a toda una vida profesional, ¿en sus inicios era un hombre tan sereno y equilibrado como ahora o cayó en manos del estrés, la mala alimentación y el tabaco?

No creo que haya cambiado demasiado. He tenido suerte de que haber vivido una niñez, de los tres a seis años, muy positiva. Lo que uno vive a esas edades tiene un impacto mucho más importante que lo que pueda suceder más tarde. La personalidad se forma durante esa ventana de la oportunidad.

-¿Había tanta enfermedad cardiovascular cuando empezó?

En los últimos 200 años ha aumentado la enfermedad cardiovascular por culpa de la sociedad de consumo. Con ella ha aumentado la diabetes, la obesidad, la presión arterial alta, el exceso de sal... Si hablamos de los últimos 10 años ha disminuido la mortalidad gracias a los avances en tecnología. Sin embargo, promover la salud es mucho más económico que tratar la enfermedad. Esta tendencia está empezando ahora con mucha solidez.

-¿Qué ha pasado para que la obesidad se haya extendido por todo el planeta? ¿Por qué nos cuesta tanto cumplir algo tan sencillo como comer con moderación una dieta basada en verduras, legumbres, cereales y algo de carne y evitar el sedentarismo? 

Hay un tema subterráneo del que la gente no habla. Estamos en una sociedad competitiva, llena de estrés, emocionalmente frustrante para gran parte de la población. Los aspectos socioeconómicos adversos hacen que reaccionemos haciendo lo que no se debe hacer. Uno se deja, come más, come mal, fuma más. Espero que la sociedad regrese a un terreno más primitivo en el futuro. Y creo que va a ser así. Por eso trabajamos en la conducta humana. Parece absurdo siendo cardiólogo pero la realidad es que la conducta es la raíz del problema.

-Hay ciertos nutrientes que se demonizan una temporada para más tarde ser elevados a los altares. Hasta hace unos años la grasa era mala y fue el boom de los alimentos light. Últimamente los malos de la película son el gluten y el azúcar. ¿Contribuyen estas modas a la enfermedad cardiovascular?

Nadie duda en el mundo científico de que se come en exceso, de que las grasas trans, demasiada sal y azúcar son perjudicales. Esto es lo importante. Todo lo demás es cosmético. Y eso desgraciadamente es lo que aparece en los titulares. Los periodistas tenéis una influencia enorme. Generalizáis para hacer un titular que capte al público. Hice un estudio de los titulares sobre el colesterol que aparecían en un periódico estadounidense durante 10 años. En el mismo periódico según la fecha titulaba “El colesterol es bueno para tu salud” o “El colesterol es malo para tu salud”. Luego lees las bases de los artículos y son completamente superficiales. No dudo de que los científicos también tenemos nuestra parte de culpa.

-¿Habría que pedir responsabilidades a la industria alimentaria?

La industria alimenticia tiene la ventaja de que se puede modificar. Es decir, la sal de los alimentos o el azúcar se pueden disminuir. De hecho, la enorme presión sobre esta industria está haciendo que así suceda. Sin embargo el tabaco es un desastre. Es un sí o un no. Y está entrando en países en desarrollo. Soy por lo tanto mucho más optimista con el futuro de la obesidad y la alimentación que del tabaquismo; el sistema legal en torno a la industria tabacalera es difícil de abolir.

-¿Qué papel juega la educación en todo esto? ¿Cuál es la clave para reconducirnos a la armonía cardiovascular?

La creatividad, el desarrollo y la educación son las claves para una economía próspera. A los adultos nos cuesta más cambiar. Cambiamos en comunidad. Debe haber un aspecto motivante que nos impulse. Y solemos abandonar al año. Sin embargo los niños, lo captan todo y son más flexibles. Tienen muy pocos centros cerebrales de los tres a seis años. Estamos llevando a cabo un proyecto con 50.000 niños de distintos países. A la mitad de ellos les mostramos aspectos acerca de la salud durante 70 horas. Les enseñamos cómo funciona el cuerpo, la importancia de los aspectos nutritivos, del ejercicio físico y a controlar las emociones, a saber decir que no cuando se confronten con el alcohol y la droga. Y funciona. Los niños se cuidan. Pero aún falta tiempo para conocer los resultados. Solo llevamos 10 años. Faltan 10 años más para saber si saben enfrentarse a ese momento.

-¿Qué ha descubierto la ciencia para combatir las enfermedades cardiovasculares?

La ciencia ha entrado en aspectos tecnológicos y de comprensión de la enfermedad cardiovascular importantes. Esto ha llevado a nuevas medicinas, como las estatinas para el colesterol, la aspirina para los coágulos de sangre, los antitrombóticos... En cirugía, trasplantes y mejora en la asistencia. Son avances importantísimos que han hecho que se prolongue la vida, pero también ha encarecido la medicina. Económicamente es difícil de sostener.

-Los tratamientos han mejorado, ¿también la calidad de vida?

Prolongar la vida desde el punto de vista cardiaco por muy positivo que parezca, plantea dudas si lo haces sin tener en cuenta el cerebro. La calidad de vida depende del cerebro. Es un tema en el que estamos trabajando muchísimo nosotros. En entender el desarrollo de la enfermedad mental mientras prolongamos la vida desde el punto de vista cardiológico. Es una cuestión crítica. Prolongar la vida sin calidad no tiene sentido.

-Trabaja a ambos lados del charco. ¿Cómo ve a Europa con respecto a Estados Unidos en materia de investigación científica? ¿Qué ambiente se respira allí con los recortes de Trump en investigación médica?

Creo que hay que seguir una manera de actuar en Estados Unidos, que es dar mucho a pocos y no poco a muchos. Hay que apoyar a quien realmente tiene talento en la investigación. En España hay gran talento.