Este martes los estadounidenses se enfrentan a papeletas electorales kilométricas, en las que no sólo tienen que elegir al próximo presidente y vicepresidente del país, sino también a sus congresistas en Washington DC, a sus legisladores estatales y otros cargos locales. En 12 estados se elige además al gobernador.

Asimismo, muchos estados votan también propuestas. Entre otras, la legalización de la marihuana con propósitos recreativos. Se vota en Massachusetts, Maine, Arizona, Nevada y California. Que el estado más poblado del país lo ratificara podría suponer un impulso para que, a nivel federal, también se aprobara. Arkansas, Montana, Florida y Dakota del Norte votan el mismo asunto, aunque con propósitos médicos.

En cualquier caso, de todas las elecciones que habrá el 8 de noviembre en EEUU las que más interesan son aquellas en las que se eligen las dos cámaras del Congreso en Washington DC: Cámara de Representantes (cámara baja) y al Senado (cámara alta). En la actualidad, los republicanos tienen mayoría en ambas. Una situación que podría cambiar el martes, ya que aunque se espera que éstos revaliden su mayoría en la cámara baja, los demócratas tienen bastantes opciones de lograr el control del Senado.

Llave de poder en Washington

La cámara alta es muy importante. Más allá de su actividad legislativa, autoriza la firma de tratados internacionales y desempeña un papel clave en los nombramientos. Cada vez que el presidente propone a un alto cargo del gobierno, o embajador, el Senado ha de confirmarlo por mayoría de dos tercios.

Esta regla se extiende a los jueces del Tribunal Supremo, que se nombran de por vida, hasta que fallecen o deciden retirarse. Son nueve (ocho ahora tras la reciente muerte de Antonin Scalia), y en vista de la avanzada edad de algunos, se estima que el próximo presidente podría proponer incluso cuatro. Hasta ahora, había un equilibrio entre conservadores y progresistas. Donald Trump ha argumentado que si gana Hillary Clinton, propondrá a candidatos liberales y progresistas que alterarán drásticamente ese balance. Por eso, ha prometido proponer a jueces conservadores.

Asimismo, el Senado es la cámara encargada de dirimir un impeachment, o juicio político a un alto cargo. De la misma forma que fue el Senado quien exoneró a Bill Clinton en 1998 tras el escándalo Lewinsky, podría verse en la tesitura de juzgar a Hillary Clinton, si se probaran delitos relacionados con sus emails privados y la Cámara de Representantes planteara una acusación. La hipótesis se alejó ayer del escenario, una vez que el director del FBI, James Comey, reconociera por carta a los congresistas que los últimos correos electrónicos revisados no cambiaban las conclusiones que ya dieron a conocer en julio, es decir, que no había conducta delictiva.

Por todo ello, conviene entender bien qué se juegan demócratas y republicanos y en qué estados la pelea por el Senado está más ajustada.

Opciones de los demócratas

La cámara alta tiene un total de 100 miembros; dos por cada estado del país. Cada dos años se renueva un tercio. En la actualidad, los republicanos tienen 54 asientos, y los demócratas 44, a los que se unen dos independientes que, en la práctica, votan siempre con los demócratas.

Este año toca renovar 34 escaños del Senado. De éstos, 24 son asientos ocupados por un republicano, y los diez restantes, por demócratas. Por tanto, los republicanos tienen más que perder. Basta con que cinco escaños cambien de rojo (republicano) a azul (demócrata) para que sean mayoría.

Es más, ni siquiera eso; cuatro escaños serían suficientes, si Hillary logra la Presidencia. Según las reglas de la cámara, en caso de empate de 50 a 50, el vicepresidente del país ejerce el llamado tie-breaking vote, un voto de desempate. Si es Tim Kaine, lógicamente votará a favor de los demócratas.

Los republicanos tienen hasta ocho asientos vulnerables; los demócratas, sólo uno. Estos son los estados clave en la batalla por el Senado, ordenados de mayor a menor probabilidad de cambiar de signo:

  1. ILLINOIS. La candidata demócrata, Tammy Duckworth, arrebatará el escaño al senador Mark Kirk, quien ha sido una figura controvertida en los últimos meses. Recientemente, hizo un comentario racista sobre la familia de Duckworth,de raíces tailandesas. La candidata demócrata, piloto de helicóptero en Irak, tiene una narrativa poderosa, ya que en 2004 perdió ambas piernas en un ataque de la insurgencia. Lidera la carrera electoral por más de 10 puntos de ventaja. Además, la historia juega a su favor: desde 1972, los habitantes de la “tierra de Lincoln” nunca han elegido a un senador republicano en año presidencial.
  2. WISCONSIN. Existe una alta probabilidad de que Russ Feingold, que fue senador durante 18 años, recupere el escaño que perdió en 2010. Aunque en los últimos días su rival, el actual senador, Ron Johnson, ha recortado distancia, gracias a que el Partido Republicano ha empeñado toda su maquinaria en salvarle. De lograr el puesto, Feingold sería el primer ex senador en más de 80 años que vuelve a pelear por el cargo y lo consigue.
  3. PENSILVANIA. Se ha convertido en la carrera al Senado más cara de la Historia, con más de 140 millones de dólares invertidos. En la recta final de la campaña, la candidata demócrata, Katie McGinty, ha logrado aumentar su ventaja respecto al senador republicano, Pat Toomey, que se encuentra en un equilibrio delicado entre conquistar el voto de los moderados del entorno de Filadelfia y el riesgo de ahuyentar a los más polarizados de zonas rurales. Toomey rehúsa apoyar a Trumpy y defiende mayores restricciones en el acceso a las armas. Su objetivo: que los indecisos que apuesten por Clinton a nivel presidencial voten republicano en el Senado. Conscientes del peligro, los demócratas se están empleando a fondo con McGinty, siendo apoyada por Joe Biden, Michelle Obama, y otras estrellas demócratas.
  4. NEVADA. El único asiento vulnerable de los demócratas es casualmente el de su líder en la Cámara, Harry Reid. Después de casi 30 años al frente de su escaño por Nevada, y de haber sido una de las figuras que más han condicionado la política de Washington hasta 2014, se retira. Su sucesora, Catherine Cortez, se convertiría en la primera senadora latina. Sin embargo, no logra establecer una ventaja en las encuestas, que están muy ajustadas. El candidato republicano, Joe Heck, le ha retirado el apoyo a Trump, y podría lograr buenos números entre moderados en Las Vegas.
  5. INDIANA. Una de las carreras que más ha fluctuado. El candidato demócrata, Evan Bayh (senador hasta 2011), lideraba las encuestas desde agosto, y parecía claro que derrotaría al actual senador, Todd Young. Sin embargo, en los últimos días se han conocido algunos datos sobre el historial de Bayh muy negativos que han dado la vuelta a situación, poniendo a Young en ligera ventaja. Durante su tiempo como senador, Bayh se saltó tres de cada cuatro votaciones de su comité, el de las fuerzas armadas. ¿Para qué reelegir a alguien que la primera vez no hizo su trabajo?, se pregunta la prensa de Indiana.
  6. MISURI. Jason Kander, el aspirante demócrata a arrebatarle el cargo al republicano Roy Blunt, ha desarrollado la campaña más disciplinada de este ciclo al Senado. Este buen hacer electoral es el que le permite tener opciones en un estado en el que Trump ganará con bastante holgura. Kander ha sabido pintar con éxito a su rival como el típico político de Washington DC, que vive en una buena mansión y cuya familia se dedica al lobby. Un perfil que no gusta mucho en la América profunda. Blunt tiene una ligera ventaja en las encuestas.
  7. CAROLINA DEL NORTE. Richard Burr, el senador republicano, lidera las encuestas y no ha perdido una sola elección desde 1992. Ha seguido la misma estrategia que las dos últimas veces: esperar hasta el final para empezar a gastar dinero en publicidad y hacer campaña a lo grande. En la última semana, ha tenido que disculparse por un polémico comentario acerca de Hillary Clinton. Asimismo, la candidata demócrata al Senado, Deborah Ross, ha trabajado bien durante la campaña y tiene opciones. Ross más que nadie podría beneficiarse del esfuerzo extra que los demócratas han hecho en este estado clave para movilizar a los votantes y que respalden a Hillary el martes.
  8. NEW HAMPSHIRE. Kelly Ayotte, estrella al alza en el Partido Republicano, se ha visto muy perjudicada por el vídeo de Trump de 2005. Primero, le mantuvo su apoyo; después, se lo retiró. El típico cambio de posiciones que le pone a un candidato en el punto de mira de sus rivales y de los medios. Su carrera política puede sufrir por estos vaivenes. Por otro lado, la demócrata Maggie Hassan –actual gobernadora del estado- ha presentado una campaña competitiva, aunque no haber respondido con claridad a si Hillary Clinton es de fiar le ha pasado factura. En los últimos días, Ayotte ha logrado revertir la tendencia en las encuestas desde agosto y ahora lidera la carrera por la mínima.
  9. FLORIDA. El senador Marco Rubio, ex candidato republicano en las primarias presidenciales, lidera las encuestas y es muy previsible que renueve su escaño. Pero los demócratas presentan a un candidato experimentado en elecciones en el estado soleado: el congresista Patrick Murphy. Ambos se reprochan su actividad en Washington DC. No ser reelegido podría perjudicar la trayectoria ascendente de Rubio entre los republicanos. Sobre todo, si pierde Trump y el partido vuelve la vista hacia figuras más jóvenes, moderadas y que puedan atraer al voto hispano, como Rubio.

Dominio republicano en la Cámara de Representantes

Visto el Senado, ¿qué puede pasar en la cámara baja? Casi con total seguridad, los republicanos mantendrán el control. Esta cámara se compone de 435 escaños, y se renueva en su totalidad cada dos años. Los republicanos tienen una holgada mayoría de 247 asientos. Los demócratas tienen 186, y hay otras tres vacantes.

En esta elección hay hasta 37 escaños competitivos. Para ganar la mayoría de la cámara, los demócratas tendrían que vencer en casi nueve de cada diez casos, un resultado altamente improbable.

El martes, aparte de la elección presidencial, el Senado será clave. Y, por lo ajustado que se prevé el resultado, seguramente habrá que esperar mucho para saber con exactitud quién manda en la cámara alta en los próximos años. Cada voto cuenta, y se espera un recuento de infarto.