Damos comienzo a un 2017 en el que los inversores mantienen grandes expectativas en materia de crecimiento e inflación, sobre todo en Estados Unidos. Los riesgos de decepción son, por tanto, elevados. No perdamos de vista, a modo de mero recordatorio, que desde finales de la crisis financiera en 2009 el crecimiento estadounidense ha promediado durante el primer trimestre una tasa 150 puntos básicos más baja que durante el resto del año.

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