A la Infanta Cristina no le sorprendió que la señora que limpiaba su casa tuviera un contrato de telefonista por la misma razón que Ana Mato ni reparó en que hubiera coches de lujo en su garaje.

A ninguna se le ocurrió preguntarle a su marido de dónde salía el dinero que a una le pagaba los viajes a Disneylandia y a otra el palacete de Pedralbes a cuerpo de rey. Hablar de facturas, qué ordinariez.

Hay que valer para llevar tanta ignorancia con la misma naturalidad que la pamela de ala larga en una boda

"Todo lo que hace mi marido está bien", resumía Rosalía Iglesias, la mujer de Luis Bárcenas, y tercera en discordia, en el juicio del caso Gürtel. En casa del ex tesorero del PP nunca se hablaba de trabajo, ni a ella se le ocurrió nunca preguntar qué firmaba en esos papeles que le pueden costar 24 años de cárcel.

Hay que valer para llevar tanta ignorancia en los juicios con la misma naturalidad que una pamela de ala larga en una boda de postín.

Y en su derecho estaban las tres a decirle al juez que no tenían ni idea. Sobre todo la Infanta, faltaría más. En Palacio es probable que no le enseñaran a revisar los gastos de una cuenta corriente. Y quién sabe, puede que tampoco en dos décadas trabajando en La Caixa.

Ahora bien, que evitar la cárcel como buenamente pueda sea un derecho fundamental no le quita una pizca de patetismo a que de pronto resulte tan verosímil la ignorancia de la mujer florero como estrategia judicial.

Queda como consuelo que si ni Bárcenas ni el ex marido de Mato representan al PP ni los delitos de Urdangarin a la Casa Real, difícilmente podemos darnos por aludidas el resto de las mujeres por el alarde de ignorancia de estas tres señoras.

En vez de las tetas, las de Femen van a tener que enseñar el Código Mercantil  en sus protestas

Es humanamente comprensible que no denunciaran al padre de sus hijos si notaron indicios de delito. Pero de ahí a hacer la vista gorda cuando de pronto alguien trae a casa más de 4.000 euros en confeti para la fiesta de cumpleaños de tus hijos hay un largo trecho judicial.

Y en el caso en el que además de llevar la casa y los hijos, una lleve también, qué se yo, el derecho a la sucesión de la Corona o un Ministerio, no es extraño que se les pida además una responsabilidad moral.

Esperemos que no se siga extendiendo esta moda judicial. Si no, en vez de las tetas, las de Femen van a tener que enseñar el Código Mercantil  en sus protestas para dejar claro que las mujeres somos capaces de reconocer un delito. A no ser, claro, que estemos ante un tribunal. En ese caso, yo también quiero ser mujer florero.