De forma oficiosa, es de sobra conocido que la campaña de planes de pensiones termina en los últimos días de diciembre, aunque realmente nunca he creído en la idea de que algo tan importante como el ahorro finalista a largo plazo esté sujeto a la discrecionalidad de las estrategias de marketing de las entidades, hecho que me parece una frivolidad y una gran falta de responsabilidad financiera.

En lo que sí que creo es en una entidad que tenga una clara vocación de servicio al cliente y que no se deje influenciar por estas campañas publicitarias, realizando durante todo el año un trabajo duro y minucioso, con un asesoramiento continuo a sus clientes sobre la gestión de los patrimonios, del ahorro y de las inversiones. En definitiva, tener claro que lo importante es la profesionalidad, el trabajo y la dedicación continua más que un esfuerzo de última hora por la captación de capitales, con un enfoque mercantilista y oportunista que no encaja con la verdadera vocación por la planificación y la gestión del ahorro a largo plazo que deben tener los que se dedican a dicha labor.

En el tema de las pensiones hace falta un seguimiento continuo y una gestión profesionalizada

Por eso, ahora que las grandes entidades deciden cambiar de tercio y poner todos sus esfuerzos en la comercialización del producto que toque, los verdaderos profesionales siguen con el tema, porque no se trata de un asunto baladí que se gestione los últimos días de diciembre en función de los objetivos comerciales que marquen desde la central, se trata de algo muy serio, que requiere un seguimiento continuo, una gestión profesionalizada, una vocación de servicio y de unos vehículos de calidad y monitorizados adecuadamente.

En los medios circulan ríos de tinta sobre el tema de las pensiones, sobre la inviabilidad del sistema y la necesidad de reformarlo y complementarlo, estoy absolutamente de acuerdo con estos planteamientos, con estos diagnósticos, es una cuestión de sentido común, pero cuando se trata de buscar soluciones las discrepancias aparecen, el debate está abierto, los planteamientos son diversos y con implicaciones políticas e ideológicas sobre la concepción del papel del Estado y los agentes económicos.

No pretendo en estas líneas entrar en este debate, pero sí creo que es conveniente señalar algunos aspectos que son previos a las soluciones que al final se implementen. Son cuestiones que nos competen a todos nosotros (entidades y clientes) y a nuestros planteamientos fundamentales a la hora de afrontar el tema.

Por eso creo que la decisión de ahorrar o no es una cuestión que no debería salir de la esfera personal, ahorrar supone para la mayoría un sacrificio, un acto de voluntad, de sensatez. En la era de la sociedad de la información nadie puede eludir su responsabilidad sobre temas tan transcendentales, no podemos cargar toda la responsabilidad sobre el Estado como si fuese un ente abstracto con una varita mágica, no hay duros a cuatro pesetas, el esfuerzo y el sacrificio son ineludibles y una parte muy importante debe ser asumida por el individuo con madurez y sensatez.

No hay que confundir el ahorro para cubrir imprevistos y el destinado a la jubilación

Además, una vez tomada la decisión de ahorrar hay que ser consecuente. No debemos confundir el ahorro destinado a la cobertura de imprevistos o gastos extraordinarios, del ahorro destinado a complementar nuestras rentas en la jubilación. Este último requiere de una gestión y planteamientos diferentes, es un ahorro a largo plazo, con varios enemigos a batir, uno de ellos es la pérdida de poder adquisitivo real, la inflación.

Finalmente, cuando ahorremos para la jubilación, para complementar nuestras rentas futuras, hay que hacerlo con criterios profesionales y debidamente informados y asesorados, hay que hacerlo sistemáticamente, evitando la discrecionalidad, las decisiones emocionales que no obedecen a criterios financieros.

Tan solo teniendo en cuenta estos tres puntos, que no son más que una cuestión de actitud, de educación y responsabilidad financiera, habremos dado un paso importante para gestionar el problema de nuestras rentas futuras, sin salir de la órbita personal, afrontando nuestra responsabilidad.

Si además logramos ponernos de acuerdo e implementar como nación un sistema de pensiones eficiente, sostenible y justo el tema pasará a un segundo plano que es donde debería estar.


José Antonio Cortés es director general de GVC Gaesco Pensiones