Los terroristas del autoproclamado Estado Islámico han querido cerrar la campaña electoral a las presidenciales en Francia con un golpe sangriento contra las fuerzas de seguridad en los Campos Elíseos. Un ataque directo contra quienes protegen a los franceses a tan sólo tres días de una votación crucial, ejecutado en una de las zonas más frecuentadas de París, es un mensaje directo al corazón del ciudadano francés. Pretenden hacerle sentir desprotegido y vulnerable justo cuando ha de decidir quién está al mando de su nación en los próximos cinco años.

Las elecciones se han desarrollado bajo la amenaza terrorista con un despliegue de seguridad sin precedentes. El domingo estaba previsto que vigilaran la jornada electoral 50.000 policías, militares y gendarmes por toda Francia. Esta semana se detuvo a dos sospechosos en Marsella que tenían planes de atacar de forma “inminente” y con material explosivo y armas de fuego para hacerlo en sus domicilios.

Francia, escenario de atentados como los de Niza o París, garantiza a los terroristas una onda expansiva mediática de gran amplitud. El país lleva dos años en estado de emergencia por una serie de atentados que se han cobrado la vida de 230 personas. El temor a un 11-M, también a tres días en este caso en España de unas elecciones generales en 2004, estaba en el ambiente. Más vigilados, los terroristas realizan ahora acciones selectivas con un reducido número de víctimas, pero potencian al máximo la repercusión al elegir como objetivo a la policía y como escenario un lugar emblemático en la ciudad de la luz.

Con las elecciones en curso el efecto se multiplica exponencialmente. Como dice el abogado especializado en terrorismo Thibault de Montbrial, en Le Figaro, “estamos en un momento culmen de exposición tras dos años en los que la amenaza no se ha reducido. Un ataque de gran repercusión les ofrece una ocasión única para tener su peso en la vida política y de influir en el curso de la organización del escrutinio”.

Es vital cómo reaccionen quienes ejercen el poder para impedir que los terroristas logren su objetivo de orientar el voto, y también de amedrentar a los ciudadanos. La unidad en la respuesta y la generosidad para impedir réditos electorales serían claves para no hacer el juego a los terroristas. La transparencia a la hora de hacer llegar la información a los franceses les ayudará a decidir con más claridad.

El presidente francés, François Hollande, procedió con celeridad y confirmó hacia medianoche que el ataque contra unos policías estacionados en un vehículo en los Campos Elíseos en el que había muerto uno de ellos y otros dos resultaron heridos, de la 32º compañía de intervención, era de naturaleza terrorista. El terrorista fue abatido e identificado. El Estado Islámico reivindicó la acción.

Compareció ante los franceses tras reunirse con el primer ministro, Bernard Cazeneuve, y el ministro del Interior, Matthias Fekl. Hoy viernes se reúne a primera hora el consejo de defensa. Anunció un homenaje nacional al policía fallecido y suspendió su viaje a Bretaña. El jefe del Estado intenta así transmitir seguridad y control donde los terroristas quieren imponer el caos y el miedo.

Los 11 candidatos presidenciales se vieron sorprendidos por el atentado en el curso de un programa televisivo en el que les entrevistaron consecutivamente en France 2. Dos de ellos, la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, y el candidato de Los Republicanos, François Fillon, anunciaron anoche que suspendían sus últimos actos de campaña. Emmanuel Macron también ha anulado su viaje a Rouen y Arras.

“Hay que acabar con la laxitud y la ingenuidad”, dijo Marine Le Pen, que hoy anunció una declaración. Marine Le Pen se ha quejado durante la campaña de exceso de tolerancia con los radicales. Suele mezclar en su mensaje sobre el terrorismo, cuestiones como inmigración e islam, y quiere recuperar a toda costa el control de las fronteras. Le Pen figura en todos los sondeos como finalista para la segunda ronda y el voto del miedo en principio le favorece.

Hay que acabar con la laxitud y la ingenuidad", dijo Marine Le Pen

El candidato de la Francia Insumisa, el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, pidió a los franceses que no cayeran en el pánico, apeló a la unidad, y aseguró que los terroristas tendrían su castigo. Emmanuel Macron, de En Marche, decía que “la primera misión del presidente es la de proteger” y también recordaba que la amenaza seguirá presente durante décadas. En su cuenta de Twitter, pedía “no ceder al miedo, que es lo que esperan los terroristas, es una trampa”. El voto del miedo se identifica en el caso francés con Marine Le Pen. Los populismos cosechan votos en el miedo, también en el miedo al terrorismo. Los globalizadores, como Macron o Jesse Klaver en Holanda, invocan la esperanza. Un combate desigual cuando los votos se tiñen de sangre.

Fillon lanzó un mensaje en esta red social en el que aseguraba que “la lucha contra el totalitarismo islámico sería la prioridad absoluta del próximo presidente de la República”. Fillon es un candidato al alza en situaciones críticas dada su experiencia y su perseverancia. Muchos le ven ahora como un líder fuerte, precisamente por su tenacidad, y están dejando de lado los escándalos descubiertos en la campaña.

En una elección tan dada a las sorpresas, con uno de cada cuatro franceses aún indeciso, este ataque cargado de simbolismo (las víctimas son los agentes de la ley, en un escenario ciudadano y lúdico) representa el voto de los terroristas, que quieren condicionar a los franceses a la hora de elegir a su jefe del Estado. A quién votarían los terroristas y por qué lo harían también sería motivo de reflexión antes de depositar el voto.