Aguirre no es solo Aguirre. Con su caída arrastra a todo el Partido Popular que la ha estado acompañando durante diez años, y absolutamente a todos los que han formado parte de él. Y no sólo eso: el espectáculo que ha tenido como traca final la dimisión de la baronesa no sólo incluye al pasado repugnante y escandaloso de un partido que, en pleno sufrimiento de los españoles azotados por el paro masivo y la pérdida dramática de su poder adquisitivo hasta llegar en muchísimos casos a la miseria, tenía a muy destacados miembros robando el dinero público para enriquecerse personalmente.

Y es que Esperanza Aguirre no ha cerrado aquí su intervención en la vida pública. Al contrario, va a ser requerida para que asuma todas aquellas responsabilidades en las que la oposición quiera involucrarla porque ya son muchos, de hecho son demasiados, los colaboradores suyos que se están viendo obligados a dar explicaciones ante la Justicia.

La inmensa mayoría exige saber por qué no ha movido un dedo mientras se ha estado delinquiendo

Pero todas y cada una de esas explicaciones se le van a pedir también a quien fue su jefa durante años. Nadie a estas alturas sospecha que la ex presidenta de la Comunidad de Madrid se haya enriquecido personalmente de manera fraudulenta. Pero del mismo modo, la inmensa mayoría exige saber por qué ha sido posible que a pocos metros de su despacho se haya estado delinquiendo de una manera tan sistemática sin que la máxima responsable política haya movido un dedo no sólo  por evitarlo sino sencillamente por enterarse.

No supo nada de la trayectoria literalmente mafiosa de su consejero de Presidencia, Justicia e Interior en la Comunidad de Madrid entre los años 2008 a 2011. Bien. Aceptemos que las andanzas delictivas de Francisco Granados pudieron desarrollarse quizá ante el desconocimiento general, pero que su sucesor en el cargo, Salvador  Victoria, que fue también consejero  de Presidencia, Justicia y portavoz del Gobierno de la Comunidad de Madrid entre 2012 y 2015, cuando dimitió tras ser imputado por el juez que instruye la Operación Púnica, se comportaba de manera inadmisible mientras tuvo una brizna de poder era algo que gritaban las paredes del caserón de la Puerta del Sol.

Lo que ya resulta indigerible es que haya permanecido en la inopia en todo lo que se ha referido a González

Esperanza Aguirre tampoco se enteró de nada y eso ya pasa de castaño oscuro. Pero lo que ya resulta indigerible es que haya permanecido en la inopia en todo lo que se ha referido a su  gran protegido Ignacio González porque del comportamiento de este hombre fuera de la ley hablaban ya hasta los gatos de los callejones. Es más, a la ex presidente madrileña le llegaron, y no una sino muchas veces, informaciones más que suficientes en número y en contenido como para poner en alerta inmediata al más lerdo de los dirigentes políticos.

Pero ella,  con altiva seguridad en sí misma, no sólo hizo caso omiso de esos "queos" sino que defendió a su delfín a capa y espada y lo promovió a la presidencia de la Comunidad después de haber intentado auparlo hasta la presidencia de la entonces llamada Caja Madrid, más tarde  Bankia, ocupada finalmente por Miguel Blesa y más tarde por Rodrigo Rato  cuyas ejecutorias son de sobra conocidas.

Claro que, a la vista de lo ahora sabido, no queremos ni pensar en qué clase de lodazal habría convertido Ignacio González a la caja madrileña finalmente rescatada con el dinero de todos.Y hay que lamentarlo por los muchos afiliados del Partido Popular que se habrán comportado siempre con la honradez exigible, pero es obligado decir que el PP de Madrid ha sido durante años y años una auténtica cueva de ladrones. Y no exageramos un pelo.

Es obligado decir que el PP de Madrid ha sido durante años y años una auténtica cueva de ladrones

Ahora todo el pasado tenebroso y granuja regresa sobre el presente, cae a plomo sobre las cabezas de los actuales dirigentes y amenaza con ahogar cualquier posibilidad de recuperación política del partido en un futuro inmediato. Porque Aguirre no va a ser solo Aguirre. Ella va a tener que cargar con el peso de los innumerables desmanes perpetrados por los suyos, cuyas actuaciones estamos lejos a día de hoy de conocer en su totalidad. Y va a tener que intentar demostrar, no sabemos cómo, que no fue una mala, una pésima presidenta de la Comunidad madrileña en la medida en que estuvo literalmente rodeada de gentes dedicadas fundamentalmente a robar el dinero a los madrileños sin que ella hubiera detectado ni un solo indicio, por pequeño que fuera, de lo que estaba ocurriendo en tantos ayuntamientos y en el seno de su propio Gobierno.

La ola sobre la que cabalga ahora mismo la oposición puede dañar también a Cristina Cifuentes

Pero hay que insistir: el drama no termina hoy ni termina aquí. La ola sobre la que cabalga ahora mismo la oposición puede dañar también a Cristina Cifuentes, a pesar del respaldo expreso que ha recibido de la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, por haber tenido el valor de denunciar el caso ante la Fiscalía.

Pero la actual presidenta de la Comunidad de Madrid  ya ha tenido que defenderse de la acusación- insinuación por parte de Ignacio Aguado, de Ciudadanos, que argumentó que ella formó parte del consejo de administración del Canal de Isabel II y en su calidad de tal alguna responsabilidad le tocaría en este delito. Cifuentes ha salido aparentemente bien parada de este primer ataque pero nada la va a librar de los reproches y de las sospechas de haber conocido el latrocinio sin haber tomado la decisión de denunciarlo antes de cuando finalmente lo hizo.

España está creciendo, pero el autor del éxito puede estar a punto de ahogarse con sus propios y viejos detritus

Este monumental escándalo se suma a las informaciones procedentes del juicio de la primera etapa del caso Gürtel, etapa que abarca desde el año 1999 hasta 2005. Es en este procedimiento en el que el presidente del Gobierno va a prestar declaración como testigo. Con esa imagen, que todavía no se ha producido, de Mariano Rajoy declarando como testigo ante un tribunal, sea con su presencia física o sea por videoconferencia, se cierra un poco más el lazo con nudo corredizo que los dirigentes del PP han ido estrechando año tras año en torno al cuello de su propio partido.

España está creciendo, se están creando puestos de trabajo y la crisis va quedando atrás, pero el autor de este éxito reconocido en toda Europa puede estar a punto de ahogarse con sus propios y viejos detritus.