Hace apenas dos semanas, Lloyds emprendió una nueva etapa en su historia. Tras una década bajo la tutela del Estado, el Gobierno británico vendía sus últimas acciones en la entidad. El grupo financiero, que había sido objeto en 2008 de un millonario rescate, por un total de 20.300 millones de dólares (23.367 millones de euros, al cambio actual), estaba listo para galopar en solitario.

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