Susana Díaz ha iniciado una nueva hoja de ruta para descabalgar a Pedro Sánchez de la Secretaría General del PSOE sin enfrentarse a él en primarias. La presidenta andaluza vuelve a aspirar a ser elegida líder del partido sin tener que medirse con otros candidatos, como intentó en mayo de 2014, cuando hizo dimitir a Alfredo Pérez Rubalcaba por los malos resultados en las elecciones europeas.

La diferencia entre entonces y ahora es que si la estrategia le sale mal, como ocurrió hace dos años, esta vez sí está dispuesta a dar el paso y a enfrentarse a Sánchez en primarias, tanto en el Congreso Federal del PSOE como para ser la candidata socialista si hay terceras elecciones. En ese caso tendría que abandonar la Presidencia de la Junta de Andalucía, por lo que ya está activado el proceso de sucesión por parte de su vicepresidente, en caso de que sea necesario. Sólo la investidura de Sánchez frenaría sus planes.

Susana Díaz no está dispuesta a perder otras elecciones generales en Andalucía, como ocurrió el 26-J, y si se repiten los comicios prefiere ser la candidata nacional que volver a pasar por lo que ella considera una humillación. Fuentes socialistas aseguran que algunos sondeos internos le dan hasta siete puntos por debajo del PP en Andalucía, que ya le ganó el 26-J, una situación que atacaría su principal baza como dirigente del partido: su fortaleza electoral."Voy a estar a la altura, como siempre, para que le vaya bien a Andalucía y a España”, aseguró solemnemente el 8 de septiembre en el Parlamento andaluz.

La presidenta andaluza se ha comprometido a dar el paso en las últimas dos semanas ante empresarios y referentes del PSOE"

La propia Díaz ha anunciado su intención de presentarse frente a Sánchez a destacados empresarios y personalidades políticas durante sus visitas ‘privadas’ a Madrid de las últimas dos semanas. En esos encuentros, la presidenta ha explicado que ya ha entendido que el liderazgo político requiere asumir riesgos, en su caso muy elevados si tiene que someterse a la democracia interna del partido. El temor a unas terceras elecciones y la impaciencia de esos sectores por que Díaz frene a Sánchez han empujado a la presidenta a abogar, públicamente, por la abstención del PSOE si Mariano Rajoy da un paso atrás y el PP presenta otro candidato.

Presentarse a unas primarias contra Sánchez es el peor escenario para la presidenta, por lo que intentará evitarlo por todos los medios. Y la fórmula es forzar la salida del secretario general antes de que se celebre en Congreso Federal del PSOE, previsto para después de la formación del nuevo Gobierno. Si hubiera elecciones, la prioridad sería la elección del candidato, también a través de primarias, por lo que el cónclave orgánico se retrasaría.

Los motivos que alega el sector crítico para apartar a Sánchez son variados, pero el principal es su negativa a facilitar la investidura de Mariano Rajoy a través de la abstención de los diputados socialistas. El bloque autodenominado “los que gobiernan”, formado por presidentes autonómicos socialistas (Susana Díaz, Javier Fernández, Guillermo Fernández Vara, Emiliano García Page, Javier Lambán y Ximo Puig) defienden que la mejor salida al bloqueo político es que gobierne el PP. Una legislatura corta (dos años) cargada de nuevos recortes impuestos por Bruselas sería el mejor caldo de cultivo para la renovación y recuperación del PSOE, según sus tesis. Además, en ese tiempo, Díaz podría convertirse en secretaria general sin sobresaltos, compatibilizar el cargo con la Presidencia de la Junta durante año, aprovechándola como plataforma de confrontación con Rajoy, y pilotar su propia sucesión con calma. Un escenario ideal.

El problema es que Sánchez no da su brazo a torcer y sigue instalado en el “no es no” y en el intento de formar Gobierno con apoyo de Podemos y Ciudadanos. Por ese motivo, la presidenta andaluza quiere retirarlo cuanto antes. Esa operación también entraña sus peligros, ya que ni Díaz ni ningún referente del sector crítico están dispuestos a asumir el desgaste interno que supone forzar la salida de un secretario general para permitir la investidura de Mariano Rajoy. En el caso de tener que someterse a primarias, Díaz no puede ganarse la antipatía de la militancia por defender la abstención.  No obstante, ya ha dejado clara su postura al afirmar que “con 85 diputados no se puede gobernar”, que el PSOE debe “pasar a la oposición”, y que Rajoy haría un gran servicio a la patria si diese paso a otro candidato del PP que facilitara la abstención socialista.

A pesar de haber mostrado sus cartas, el sector crítico se va cargando de argumentos para retirar a Sánchez, más allá de su negativa a la abstención. Ése fue el objetivo de la operación realizada en redes sociales para “defender” a Guillermo Ferández Vara de las ofensas que recibía en Twitter. Con sus mensajes en cadena, los críticos dibujaron un perfil de Pedro Sánchez como dirigente “autoritario” que usa la "guerra sucia" contra sus adversarios internos. Además, le acusan de “haber hundido electoralmente el partido” y de “perder un voto por minuto”. La “traca final” llegará tras las elecciones vascas y gallegas del día 25, si el PSOE obtiene los pobres resultados que vaticina el CIS. Ése será el argumento definitivo: “O lo quitamos, o acaba con el PSOE”. Así lo ha apuntado el propio número 2 de Susana Díaz en el PSOE-A, que en rueda de prensa el pasado lunes avisó a Ferraz de que pedirán cuentas a Pedro Sánchez tras el 25-S si hay un descalabro electoral en Galicia y el País Vasco. Juan Cornejo anunció que habrá que hacer "algún tipo de lectura no local" para ver "hacia dónde va el partido" después del domingo.

Moción de censura

Las fórmulas reglamentarias para remover al secretario general –moción de censura o dimisión de más de la mitad de la Comisión Ejecutiva Federal- pasan por tener una mayoría de votos en el Comité Federal y la Ejecutiva, una condición que según Ferraz no se da. De hecho, han sido varios los amagos del PSOE andaluz por recoger firmas para convocar un Comité Federal extraordinario contra Sánchez desde las elecciones del 20-D y ninguno de ellos se ha materializado. Por su parte, el aparato socialista andaluz defiende que sí le salen los números. A falta de recurrir a esa opción, Díaz opta ahora por someter a Sánchez a la máxima presión y que sea él mismo quien tire la toalla, como hizo Rubalcaba.

Una vez más, el problema es la capacidad del secretario general de aguantar esa presión. "Llevamos dos años sometidos a coacciones y amenazas. Nos hemos acostumbrado a vivir así", aseguran desde su entorno, que se prepara para la batalla. Por este motivo han anunciado la celebración de un Comité Federal el 1 de octubre. Con su convocatoria intentan frenar cualquier petición de responsabilidades por el resultado electoral del domingo y derivarla hacia ese órgano. Si los críticos plantean ese debate durante la reunión, dirigentes gallegos y vascos también responsabilizarán del descalabro a los barones por desestabilizar el partido en plena campaña electoral. Además, Sánchez buscará el aval del Comité Federal para negociar la posibilidad de un Gobierno alternativo y mantendrá su no a Rajoy, que cada vez tiene más respaldo de la militancia y los votantes.