Las elecciones vascas y gallegas agitan la política nacional. Si bien los ciudadanos de ambas comunidades han apostado por la continuidad y reforzado la representación del PNV y del PP en sus respectivos parlamentos, el considerable descenso de los socialistas en los dos territorios puede tener serias consecuencias para el PSOE y, con ello para el bloqueo o desbloqueo institucional que vive España con el riesgo de una nueva consulta electoral de telón de fondo.

El triunfo incontestable de Alberto Núñez Feijóo y, también, de Íñigo Urkullu, contrasta vivamente con el fracaso de Pedro Sánchez. El gallego no sólo ha revalidado por tercera vez su mayoría absoluta, sino que lo ha hecho con más votos de los obtenidos en 2012. Toda una carta de presentación con la que concurrir Mariano Rajoy a los comicios del 18 de diciembre en caso de repetiticón electoral.

En cambio, la estrepitosa caída en el País Vasco, donde el PSE se ha pasado de 16 a 9 representantes, empatando con el PP, y en Galicia, donde hasta el último momento estuvo disputando el empate a escaños con En Marea, pero superados por esta coalición en voto y porcentaje, deja muy malparado al líder socialista que, a lo sumo puede presentar ante los suyos que serán determinantes para asegurar la gobernabilidad del País Vasco.

El PNV no moverá un dedo para hacer presidente a Rajoy si puede sostenerse en el PSE

Depende de sus críticos que tan magro balance sirva para desalentarles en su intento por descabalgarle de la secretaría general del PSOE, aunque no es la primera vez que Sánchez sale victorioso ante unas baronías que buscan que se inmole so amenaza de presentarle una “moción de censura”.

La clave reside en si el 25-S sirve para facilitar la investidura de Mariano Rajoy. Con estos datos, el PNV, con un Íñigo Urkullu que ha mejorado resultados, no moverá un dedo por hacerle presidente. Cabe esperar si Sánchez se siente con fuerzas para defender una fórmula alternativa de gobierno ya fallida tras el 20-D, con Ciudadanos y Podemos, que puede acabar convertida en una propuesta agónica de alianza de izquierdas con el apoyo de los independentistas, que los barones rechazan de plano.

Hoy tiene que pasar por la reunión de la permanente de su partido. Pero ahí no están los críticos. Éstos esperan, si es que llega, al sábado 1 con los cuchillos afilados. Ayer, desde Sevilla ya resonaban los ecos del demoledor análisis de esta noche electoral: “debacle” y “desastre” eran los términos más empleados. No ha habido un silencio más atronador que el que ayer protagonizó Ferraz hasta las 11,30 de la noche, preludio de la más que previsible tempestad socialista. Un cariacontencido secretario de Organización socialista, César Luena, que no admitió preguntas, reconoció un resultado “negativo” en ambas comunidades y se quejó de que la campaña se desarrolló en condiciones “muy difíciles para el PSOE”. Una acusación nada velada al sector crítico por enfrentarse a Sánchez en pleno periodo preelectoral.

Luena reprocha a los críticos que la campaña se desarrollara en "condiciones muy difíciles"

El ambiente de funeral contrastó vivamente con el de Podemos. Fiel a su estilo, Pablo Iglesias se atribuyó el triunfo de Galicia, a pesar de tener que plegarse a las exigencias de En Marea, y en el País Vasco. En twiter recordó que “somos la primera fuerza de ámbito estatal en Euskadi y la primera fuerza de oposición en Galicia. Nuestro país ya no se entiende sin UP (Unidos  Podemos)”. Es una evidencia que estos resultados no allanan el camino de Sánchez sino que elevan el grado de exigencia a la hora de sentarse con él para negociar un hipotético pacto. En cambio, Ciudadanos no consiguió representación en ninguno de los dos parlamentos.

En definitiva, el escenario nacional no está ni mucho menos despejado. Es verdad que la debilidad del líder socialista podría abrir la puerta a la “abstención patriótica” que han propugnado algunos dirigentes  territoriales socialistas como el extremeño Guillermo Fernández Vara, pero facilitar esa investidura supone enfrentarse a una militancia y buena parte de la base social que vota PSOE a la que espanta dicha posibilidad.

El escenario más plausible sigue siendo una repetición de elecciones

El escenario más plausible sigue siendo una tercera convocatoria electoral, así al menos parecen resignados en el PP, dispuestos a comenzar a preparar ya, a partir de este mismo lunes la campaña del 18 de diciembre. Y si en algún momento el PP se pone a la búsqueda de un sucesor de Rajoy, no tienen más que mirar al norte. Si Feijóo aparecía siempre en las quinielas sucesoras ahora está en cabeza, intratable. “No soy el futuro del PP, soy el presidente de Galicia”, dice, pero a su alrededor ya se ha creado la leyenda del hacedor de mayoría absolutas.