Es tiempo de letra pequeña. PNV y PSE comenzarán esta semana a escribirla para dejar el relato de su relación en el Gobierno de Euskadi concluido en apenas unos días. Y todo apunta a que un gobierno de coalición PNV-PSE empieza a ser una opción más que probable. Los socialistas la quieren y los nacionalistas no la descartan, incluso la verían “coherente” como continuación de los acuerdos alcanzados entre otros niveles institucionales en Euskadi, como las tres diputaciones forales y las tres capitales vascas, además de otros municipios vascos.

Entrar en el Ejecutivo de Iñigo Urkullu sería un bálsamo para las agitadas aguas del socialismo y oxígeno para sobreponerse a las heridas dejadas por la salida de Pedro Sánchez, a quien el PSE de Idoia Mendia ha respaldado con contundencia primero y más de perfil después. El problema radica en que en el PNV por ahora prefieren ser más prudentes. Aferrarse a los socialistas como socios para gobernar, y a un escaño para la mayoría absoluta del Parlamento Vasco, les daría mayor estabilidad pero podría generar reticencias en otros potenciales apoyos.

El PNV debe cerrar las negociaciones, acumula ya un mes en busca de aliados

No hay prisa, pero tampoco pausa. El calendario fijado por los nacionalistas aspira a poder reelegir en Pleno la segunda quincena de mes a Urkullu como lehendakari. Antes, el PNV deberá cerrar las negociaciones. Acumula ya un mes en busca de aliados. La ronda con todas las formaciones la inició el pasado 29 de septiembre y tras un primer contacto limitó sus opciones al PSE y EH Bildu. Descartó al PP y Elkarrekin Podemos se autoexcluyó situándose en la oposición. En una segunda fase de las negociaciones, las opciones se decantaron de modo mayoritario por la formación de Idoia Mendia, con quien la sintonía se ha ido fortaleciendo en los últimos tres años.

En el caso de la izquierda abertzale, el acercamiento inicial se ha ido distanciando, en especial en materia social, y todo apunta a que el entendimiento será puntual en determinadas áreas, con más opciones en las relativas al autogobierno y la consolidación de la Paz y la Convivencia. La presentación de Maddalen Iriarte (EH Bildu) como candidata alternativa a Urkullu en la sesión de investidura de lehendakari de mediados de mes selló la imposibilidad de convertirse en socio de gobierno.

“Sería lo más razonable”

Ahora las opciones se centran en el PSE. Fuentes de los socialistas vascos reconocen que su prioridad es poder acordar un gobierno de coalición en Euskadi. Supondría trasladar al Ejecutivo autonómico las alianzas que ya se han rubricado a nivel municipal y provincial y por ahora con buenos resultados. El vicepresidente del Parlamento Vasco, Txarli Prieto, ve disposición por ambas partes para la coalición y “sería lo más razonable”, ha asegurado en declaraciones a Onda Vasca, “que compartamos responsabilidades de gobierno”. Las dos comisiones negociadoras acelerarán esta semana sus contactos, que se celebran con absoluta discreción. Por ahora continúan con el cruce de documentos, ofertas y contraofertas.

En el PNV reconocen que existen mimbres para una coalición aunque prefieren dejar todas las opciones abiertas. Insisten en que por el momento se encuentran en la fase de negociación de contenidos y que en función del grado de entendimiento se acordará la fórmula de apoyo, al igual que en el PSE, aseguran que un gobierno de coalición es una opción real. Incluso apuntan que en el ámbito que más les distancia, el autogobierno, existe margen para el acuerdo ya que sólo requiere que los dos partidos “modulemos nuestras posiciones y encontremos un punto de acuerdo”.

Incluso en el ámbito que más les distancia, el autogobierno, "existe margen para el acuerdo"

Los socialistas son optimistas, se ven de nuevo en el Gobierno, algo “que para nada está descartado, ni mucho menos”, aseguran. Acceder a un Ejecutivo como el de Euskadi volvería a dar peso político a un debilitado socialismo vasco, cuyo apoyo electoral ha ido reduciéndose casi al mismo tiempo que se reforzaba su presencia institucional como bastón de apoyo y socio institucional del PNV. Si finalmente se completa el círculo y retornan a la fórmula de gobierno de coalición, el PSE recuperaría un papel que no le es ajeno aunque sí algo lejano. Hay que remontarse a febrero de 1991 –tercera legislatura- para encontrar el primer Ejecutivo conformado entre nacionalistas y socialistas.

Con José Antonio Ardanza como lehendakari las dos formaciones llegaron a gobernar coaligados ocho años, tres legislaturas, la última de ellas con un tercer socio, Eusko Alkartasuna. En enero de 1999, con la llegada de Juan José Ibarretxe, el PSE no repitió como socio. Su última experiencia en el gobierno vasco data de mayo de 2009, cuando gracias al apoyo del PP, Patxi López se convirtió en el primer lehendakari socialista.

Hasta el momento el entendimiento en materia económica ha sido importante. El PSE ha respaldado los tres últimos presupuestos de Iñigo Urkullu. También se han entendido en materia fiscal, una cuestión especialmente relevante en Euskadi.  El empleo y la economía son las dos prioridades marcadas por Urkullu para la legislatura que ahora comienza. Pero no las únicas. El avance en el marco de autogobierno y en el sellado y apuntalamiento de la paz y convivencia en Euskadi son los otros dos pilares sobre los que quiere construir su acción de gobierno los próximo cuatro años.

Euskadi ‘Nación cultural’

Y también es ahí donde se complica el entendimiento con los socialistas. El nuevo marco de autogobierno al que aspira el PNV, con un nuevo estatus político jurídico “de igual a igual” con España está lejos del planteamiento de los socialistas. Si el pasado domingo el ex secretario general del PSOE, Pedro Sánchez aseguraba que es necesario reconocer la plurinacionalidad de España y a Euskadi como una Nación, en el PSE recuerdan que eso hace tiempo que ellos lo afirman o incluso lo incorporan en su programa electoral. Pero puntualizan, el término nación que defienden es el que ya recoge la Constitución y soportada sobre las singularidades culturales, lingüísticas e históricas y no sobre ningún “concepto de soberanía diferenciada ni derecho a decidir”.

Los nacionalistas temen que una coalición con el PSE pueda dificultar el entendimiento con EH Bildu

El entendimiento entre PNV y PSE se plantea como un eje fundamental de la actualización del marco de autogobierno y consenso parlamentario por el que los nacionalistas siempre han abogado. La inclusión del PSE lo dotaría del elemento de transversalidad que siempre ha defendido Urkullu. Durante la pasada legislatura ambas formaciones llegaron a suscribir un acuerdo de estabilidad para el gobierno en minoría de Urkullu y que permitió pactar acuerdos en cuatro ámbitos como la fiscalidad, la lucha contra la crisis, el sostenimiento de los servicios sociales y un compromiso de revisión del entramado institucional y el sector público.

Tras la última reunión publicitada de los dos partidos tanto PSE como PNV emitieron una nota conjunta reconociendo que los contactos estaban siendo productivos y que las negociaciones avanzaban a buen ritmo para cerrar “acuerdos de gobernabilidad”. Esta semana volverán a reunirse y a perfilar la fórmula de su sintonía, un acuerdo de coalición, como prioriza el PSE o de mero socio preferente, como han mantenido hasta ahora en el Parlamento vasco.

Los nacionalistas temen que conformar una coalición con el PSE pueda dificultar el entendimiento con EH Bildu, con quien continúan los contactos, y a cuyo viraje se fía en gran medida el éxito en una materia como la paz y la convivencia. Sabin Etxea aún debe dar respuesta a la contraoferta que la coalición de Arnaldo Otegi le remitió al decálogo inicial planteado por el PNV hace ya un mes.