Hoy comienza la cuenta atrás y la meta está a dos meses vista. Será entonces, el próximo 10 de febrero, cuando Podemos se enfrente a su redefinición como partido en la llamada Vistalegre II. La segunda edición de la Asamblea Ciudadana Estatal, el máximo órgano de la formación, será el campo de batalla para los dos grandes proyectos de partido; el escenario en el que se batirán en duelo el actual secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, y su número dos, Íñigo Errejón.

A falta de que de que se fijen por completo las posturas y de que se conozcan al detalle las normas del enfrentamiento -el referéndum del 20 de diciembre decidirá si los proyectos y las caras se votan conjuntamente o por separado-, lo que es claro es que la fotografía de mediados de octubre de 2014, cuando se celebró el primer Vistalegre, es irrepetible. Dos años después de aquel congreso, en el que Iglesias tomó los cielos "por asalto", las fichas del tablero han cambiado, tanto en cuanto a nombres y alianzas como a modelos de organización y líneas discursivas. Éstas son algunas de las principales diferencias del Podemos de hoy con el de entonces.

  1. Baile de alianzas: los anticapitalistas, en línea con Iglesias. La líder de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez, una de las cabezas visibles de Izquierda Anticapitalista abanderó en la Asamblea de 2014 la principal alternativa a Pablo Iglesias con Sumando Podemos; un proyecto que proponía un sistema más proporcional y una secretaría general coral, formada por varios miembros, en un proyecto con el que querían dar más peso a la participación y descentralizar las varas de mando. Los últimos meses, sin embargo, han hecho que los denominados anticapis acerquen posturas con la línea de Pablo Iglesias, que ganó entonces con su proyecto Claro Que Podemos (CQP). El punto de inflexión definitivo para este acercamiento se ha producido en los últimos meses, con varios procesos autonómicos en Podemos en los que se han hecho evidentes las diferencias entre el secretario general del partido y su número dos, Íñigo Errejón. Este distanciamiento ha desplazado los equilibrios del partido y los anticapitalistas, liderados por la entonces eurodiputada Teresa Rodríguez y el eurodiputado Miguel Urbán, se han hecho necesarios para el pablismo, con quien se alinearon en la batalla por Madrid apoyando a Ramón Espinar para ganar las primarias. Aunque es previsible que para Vistalegre II, los anticapitalistas presenten su propio proyecto, la alianza entre los de Iglesias y los de Urbán ya tienen el precedente madrileño y podrían servir de muro de contención contra el proyecto de Errejón.
  2. Pablo Echenique, de 'azote' crítico a Secretario de Organización. En Vistalegre I nadie hubiera pensado que Pablo Echenique sería una de las grandes bazas de Iglesias en su siguiente asamblea. Echenique, que era eurodiputado de Podemos cuando se celebró el congreso fundacional, fue el cabeza de Sumando Podemos, principal oposición a Iglesias, y se convirtió en uno de los principales valedores de la pluralidad, y quien más puso el acento en la horizontalidad del partido. Durante la celebración de votaciones, llegó a retirar su candidatura para el Consejo Ciudadano Estatal -el órgano de dirección-, denunciando el método de votación, por el que se elegían las listas completas con un solo clic, definido por Echenique como un sistema "plancha". "Creemos que es un error el no haber dejado espacios para una mayor pluralidad de opiniones en el seno de Podemos", advertía entonces Echenique, que dos años después se ha pronunciado a favor de la propuesta de Iglesias de unir las votaciones de proyectos y listas. "Cuando hay una candidatura a liderar una formación política, esa candidatura va con un proyecto detrás”, ha defendido en esta ocasión. El científico no sólo fue la alternativa al oficialismo a nivel estatal: también fue el único candidato que ganó a nivel regional al equipo avalado por Iglesias, siendo elegido líder de Podemos Aragón. El alza de Echenique llegó en marzo, cuando Iglesias le propuso sustituir a Sergio Pascual, afín a Íñigo Errejón y cesado por el mismo Iglesias, como secretario de Organización. Desde su irrupción en el escenario aragonés, Echenique había sido una figura mediática, una baza que el secretario general quiso aprovechar. Ya como número tres del partido, las relaciones Iglesias-Echenique se han estrechado, llegándose a convertir en uno de los hombres de confianza del actual líder de la formación morada y comiendo terreno al número dos, Íñigo Errejón.
  3. De una 'máquina electoral' a un partido horizontal. La alusión a la "máquina de guerra electoral" ha sido uno de los mantras más repetidos por Podemos, que en su congreso fundacional buscó las fórmulas para poder enfrentarse a las citas electorales municipales, autonómicas y generales que estaban en el horizonte. La propuesta del equipo de Pablo Iglesias, donde se integraba entonces Íñigo Errejón, defendía que todos los órganos directivos del partido dependieran en último término del secretario general. Una maniobra que fue criticada por dirigentes como Rodríguez o Echenique, pero que iba dirigida a cohesionar un partido recién fundado que tenía un reto fundamental: pasar de ser un sujeto social a un sujeto político. Para aglutinar la heterogeneidad del partido hacía falta cierta discrecionalidad en las decisiones, por lo que el actual funcionamiento de Podemos se justifica en un fin que ya quedó atrás. En la nueva Vistalegre II, el sector errejonista ha hecho hincapié en acabar con estas dinámicas verticales y abogar por un partido más descentralizado; una máxima que también ha sido defendida por Iglesias, si bien éste aboga por unir la votación de los proyectos y listas, en lugar de integrar ideas y equipos. Pese a las diferencias, y a la falta de las propuestas definitivas, la petición de dar más voz a las minorías parece de momento unánime dentro del partido.
  4. El 'cómo' condiciona el 'qué': las votaciones. El gran hito de Vistalegre I es que consiguió apaciguar las ansias de democracia interna de los inscritos y a la vez cerrar filas en torno a una dirección clara. Esto lo hizo dejando las decisiones en manos de la militancia en último término, pero diseñando el sistema de votaciones a medida de las necesidades. Es por ello que la elección del Consejo Ciudadano Estatal tuvo el modelo 'plancha' para unificar las voces. Sin embargo, en la primera asamblea de Podemos el debate se centró en ver si la votación de los tres documentos -éticos, políticos y organizativos- debía hacerse junta o por separado. En esta ocasión, la formación no sólo da por hecho que tendrá lugar al mismo tiempo -tal como ocurrió finalmente en Vistalegre I-, sino que traslada el debate a un ámbito superior y plantea la opción, defendida por Iglesias, de que se unan las votaciones de candidaturas y documentos, minando las opciones de Errejón, que quería dar la batalla de las ideas, pero no de las caras. En este sentido, los considerados errejonistas han criticado la elección "en pack" y han defendido a través de un manifiesto la separación de votaciones para separar "reflexiones" de liderazgos.
  5. La caída de un ideólogo: Juan Carlos Monedero. Una de las grandes ausencias en Vistalegre II será la de Juan Carlos Monedero, uno de los fundadores del partido. El ideólogo pertenece al círculo próximo de Pablo Iglesias, con quien compartía espacio en el programa La Tuerka. Ya en 2014 se dejaban entrever las diferencias entre Monedero e Íñigo Errejón, que formaban parte del mismo equipo. Mientras el primero abogaba por la movilización social, el segundo apelaba a la transversalidad. El choque definitivo se produjo en abril de 2015, cuando Monedero lanzó duras críticas contra la estrategia diseñada por el secretario político. Aquellas declaraciones destacaron aún más porque Monedero había pasado tres meses antes, en enero, a un segundo plano, a raíz de que saliera a la luz el cobro de 400.000 euros por trabajos de asesoría para los Gobiernos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Tras el desgaste personal y su disconformidad con la línea del partido, el dirigente presentó su dimisión, aunque a día de hoy sigue siendo una figura muy vinculada a Podemos y con un fuerte carácter simbólico. Los lazos que guarda con Iglesias se han fortalecido desde su salida de la formación, que ha situado al líder del partido en una postura más cómoda: las declaraciones de Monederos, en ocasiones poco ortodoxas, pusieron en más de un apuro a la cúpula del partido y el hecho de que tenga sólo un cargo simbólico y no orgánico le permite criticar abiertamente a Errejón sin comprometer a Iglesias. En Vistalegre I, cuando peleaba junto a Iglesias por sacar adelante su proyecto, Monedero llegó a asegurar que su documento "garantiza una opción ganadora para las elecciones y la máxima democracia para la gente”. En el segundo congreso de Podemos no está claro que Monedero tenga tanto protagonismo, aunque sí es patente que, aunque está fuera del partido sigue jugando un papel clave, enconando en ocasiones las posturas con los errejonistas, a quienes  ha acusado este mismo viernes de hablar de un "Podemos ganador", pese a haber utilizado él mismo una idéntica expresión en el congreso anterior. "¿Qué pasa, que el resto son perdedores?", se ha preguntado.
  6. Aparición del contrapoder territorial. Si en el congreso fundacional, Podemos nacía de la nada, en estos dos largos años se han ido consolidando los liderazgos territoriales. Estos nuevos actores irrumpirán con fuerza en febrero en Vistalegre II y ganarán importancia dentro del partido, que busca un giro hacia una organización más descentralizada, tendente hacia un modelo federal, con partidos provinciales y autonómicos más independientes de la dirección nacional. En la próxima Asamblea es previsible que las decisiones estatales tengan que negociarse y acordarse con el resto de líderes territoriales, que ganarían peso y que podrían tener sus equivalentes socialistas en los barones territoriales. Ésta será la primera asamblea en la que Podemos tenga que jugar con este equilibrio de fuerzas y negociar para mantener la estabilidad necesaria en el seno de la formación.
  7. Encaje de las confluencias. En 2014, y con la intención de evitar el desgaste excesivo de la marca Podemos, Iglesias propuso afrontar las elecciones municipales arropando a aquellos partidos ya existentes que cumplieran con una serie de requisitos -democracia interna, transparencia, regeneración, etc.-. Estas candidaturas de unidad popular en las que se integra Podemos -En Marea, En Comú Podem, o Guanyem- son sujetos propios integrados por varios partidos, pero importantes para la formación morada, por lo que el encaje de estos sujetos será uno de los debates en el próximo encuentro. El modo de articular a los representantes de estas confluencias y de darles voz en la  formación está ahí, y una de las fórmulas posibles para ello -a falta de que se concreten las propuestas- sería darles voz y voto a representantes como Xavi Doménech, de En Comú Podem, en el Consejo Ciudadano Estatal, órgano de dirección del partido. Los guiños hacia este tipo de integración se han multiplicado en los últimos meses a través de apariciones públicas junto a los miembros de dirección.
  8. El viraje de Iglesias: de la centralidad del tablero a la izquierda. La brecha surgida entre Iglesias y Errejón ha ido creciendo en los últimos meses. Mientras los pablistas acusan al secretario político de "moderación", los errejonistas denuncian el viraje a la izquierda del secretario general. Sí queda constancia del cambio de discurso en el líder de Podemos, que hace dos años en el congreso fundacional apelaba al 15M, a la transversalidad y a la mayoría social, conceptos ahora abanderados por Íñigo Errejón. Lo dejó claro en su primera gran intervención en Vistalegre I: "Nos querían hacer jugar en un tablero en el que todo estaba vendido, donde las cartas están repartidas, y nosotros dijimos que no, que queremos ocupar la centralidad del tablero, que existe una mayoría social del país que apuesta por la decencia", alegó Iglesias [ver vídeo a partir de 6'55"]. Una centralidad que no hace referencia a la cuestión ideológica, sino al sentido del término en clave política: se refería a que el nuevo partido, Podemos, era quien tenía que marcar las reglas del juego, obligando al resto de partidos a posicionarse en torno a él, y no al contrario. Así, defendía que no eran ni de izquierdas ni de derechas, un argumento que el secretario político ha abandonado en los últimos meses, después de que el acercamiento a IU reabriera este debate.
  9. El debate inevitable: la integración de IU. Éste será uno de los puntos más enconados del debate en Vistalegre II y uno de los asuntos que hace dos años hubiera sido más difícil de predecir. Si en la asamblea fundacional de 2014 ni siquiera se nombró a Izquierda Unida, en esta ocasión va a ocupar un papel central, después de que Pablo Iglesias promoviera la alianza electoral con la formación de Alberto Garzón, que cristalizó en la coalición de Unidos Podemos pese a la resistencia del sector afín a Íñigo Errejón. En las últimas semanas se ha avivado la polémica en torno a esta cuestión, después de que Iglesias sugiriera la necesidad de un acercamiento entre militancias y abogara por buscar una fórmula más estable entre ambas formaciones. Esto, unido a la apuesta de Garzón por "superar IU", generó recelos entre el sector crítico del partido, y el propio Íñigo Errejón se mostró tajante repecto a la fusión orgánica: "Rotundamente, no", llegó a afirmar. Sin embargo, el debate está abierto y es probable que se establezcan nuevas fronteras en esta relación; unos límites que marcarán la deriva de Podemos y que encauzan con el discurso de la formación -que se debate entre la centralidad y la izquierda-.
  10. Refundación del Comité de Garantías. La propuesta lanzada este viernes por los errejonistas defiende otorgar más independencia al Comité de Garantías Democráticas, un órgano compuesto por diez miembros -actualmente por siete, tras la dimisión de tres de ellos- encargado de velar por que se cumplan las buenas prácticas dentro del partido. Entre sus tareas está la de dictar resoluciones ante los conflictos territoriales, aunque la ineficiencia del Comité ha sido ampliamente criticada. Otra de las críticas del sector errejonista es que este órgano actuara en dos ocasiones en el proceso de primarias madrileño, condicionando el sistema de elección primero y evitando que Ramón Espinar tuviera que renunciar a ninguno de sus tres cargos. En este punto, una parte del partido cree que debe cambiarse el sistema de votación del Comité de Garantías y que, en lugar de votarse en bloque -con listas plancha- como hasta ahora, debería elegirse mediante un sistema de elección nominal para garantizar la independencia de sus miembros.