La agarrada verbal entre la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, a cuenta de una hipotética reforma de la Constitución, ha sido uno de los momentos álgidos de la sesión parlamentaria de control al Ejecutivo de esta mañana. La vicepresidenta ha invitado a Iglesias a que "las lecciones de democracia se las dé a los 300 de Vistalegre", en alusión al documento crítico que han firmado tres centenares de dirigentes podemitas pidiendo un debate abierto de propuestas y de dirigentes, por separado, apoyado por Íñigo Errejón.

Las palabras de Santamaría respondían a la afirmación que poco antes había hecho Iglesias reclamando al Gobierno que "no tenga miedo a la democracia", en alusión a un referendum sobre una futura reforma constitucional que su grupo parlamentario exigiría si se abordara cualquier cambio de la Carta Magna, aún en caso de que no necesitara un proceso agravado, esto es, la disolución de las Cámaras, elecciones y consulta.

La vicepresidenta le ha afeado su ausencia de la comisión constitucional

La vicepresidenta ha explicado al inicio de su intervención que "sería un error que una mayoría impusiera una reforma a una minoría", pero, también, que esa minoría "forzara" un referendum puesto que "debe ser una reforma de todos". El líder de Podemos, tras hacer una apelación al reconocimiento de España como un estado "plurinacional", considera que el Gobierno "se atrinchera tras la Constitución" y, que es necesaria reformarla, para, entre otras cosas, "proteger a los ciudadanos de ustedes".

"Sembrar la discordia"

"Los ciudadanos se deben sentir más protegidos porque nos votan más", ha respondido, rápida, Sáenz de Santamaría, en referencia a los tres millones de papeletas con que el PP aventajó a Podemos y sus marcas en las elecciones del 26-J.  Y ya de paso, le ha afeado que no acudiera a su comparecencia en la comisión constitucional del Congreso, de la que Iglesias es portavoz, y donde se habló de una hipotética reforma de la Carta Magna. Ha dicho en este sentido que el líder podemita pone más el acento "en el significante que en el significado" y que le ve más preocupado "por sembrar la discordia y el conflicto, en el que se mueve mejor".