Investigadora del Real Instituto Elcano y profesora universitaria, Carola García-Calvo (Orense, 1978) ha consagrado los últimos siete años a analizar el terrorismo yihadista, que esta semana ha vuelto a atentar en el corazón de Europa con la masacre de Berlín. Ha estudiado el fenómeno con la precisión de un relojero, como demuestra la tesis doctoral defendida en 2014 bajo el título Caracterización social, experiencias de radicalización y pautas de implicación de los condenados por delitos relacionados con el terrorismo yihadista (1977-2011).

Junto al catedrático Fernando Reinares, investigador principal de Elcano y director de su tesis, esta doctora en Ciencias Políticas y especialista en Relaciones Internacionales es coautora del informe Estado Islámico en España, que aporta muchas claves sobre el perfil sociológico y las motivaciones que llevaron a los detenidos en España a participar en actividades terroristas.

García-Calvo atiende a El Independiente antes de impartir clases de Terrorismo internacional a los alumnos del doble grado de Relaciones Internacionales y Traducción e Interpretación mientras la opinión pública sigue conmovida por los sucesos de Berlín y después de que las autoridades españolas hayan acordado reforzar la presencia policial por riesgo alto de atentado.

Pregunta.- ¿El atentado de Berlín es un golpe de efecto del Estado Islámico al estar perdiendo la guerra en Siria?
Respuesta.- Al perder territorio, no estar dando desde Oriente Medio esa imagen de éxito a la que estaban acostumbrados desde que establecieron el Califato en 2014 y estar siendo castigados en las zonas que ocupaban están cambiando la estrategia. Conseguir éxitos como el de Berlín vuelve a poner en la delantera a esta organización, que da un golpe de efecto para demostrar que no están tan golpeados y que tienen una enorme capacidad todavía de dañar. A través de su maquinaria propagandística, siempre ha dejado claro que Europa es un objetivo para atentar. Desde hace mucho tiempo.

P.- Primero Francia, luego Bélgica, ahora Alemania. ¿Y después?
R.- Ningún país europeo está exento de la amenaza terrorista del Estado Islámico o de otras organizaciones, como Al Qaeda o lo que era el Frente Al-Nusra. Así lo recogía el último informe de Europol, en el que se reconoce que Estado Islámico aparentemente tiene más capacidades y está llevando la delantera. La movilización yihadista en Europa Occidental ha alcanzado unas cifras inusitadas desde 2013. De los más de 30.000 combatientes extranjeros que se han desplazado al territorio, una quinta parte procede del continente. España tiene 205 combatientes extranjeros, una cifra muy menor a los 1.800 de Francia o los 900 de Reino Unido. Nuestras cifras son mucho menores, pero ello no significa que estemos al margen de la amenaza que hoy por hoy supone el Estado Islámico para cualquier país europeo.

P.- En España se ha decidido esta semana mantener la alerta antiterrorista en el nivel 4, lo que significa que no hay riesgo inminente. ¿Debemos estar razonablemente tranquilos?
R.- El riesgo cero no existe. Estamos en un nivel de alerta elevado, pero nuestra categoría como sociedad también se demuestra a la hora de convivir de una manera racional y ser resilientes a este tipo de amenazas. No olvidemos que lo que buscan los terroristas es dividir, fracturar y polarizar. En la medida en que las sociedades democráticas, de acuerdo con nuestro principios y valores, sigamos manteniendo nuestra habitual actividad y no nos dejemos chantajear por la presiones de estos grupos terroristas que actúan de forma totalitaria, no les estaremos haciendo el juego. En la medida de lo posible, las sociedades debemos reaccionar, continuar con nuestra vida y, desde luego, ser lo más resilientes posibles a la fractura y al mensaje de ruptura que nos quieren transmitir estas organizaciones. Es importante atender las recomendaciones que nos hacen las autoridades pero seguir con nuestra vida habitual.

Estado Islámico ha querido dar un golpe de efecto para demostrar que no están tan golpeados"

P.- ¿Cree que el riesgo en España es menor que en otros países europeos, como sostiene el ministro del Interior?
R.- Los servicios de Inteligencia y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado son quienes tienen la información pertinente para hacer la valoración del riesgo y el nivel de alerta en que nos encontramos. Es verdad que España no es uno de los países que aparecen más señalados, si bien tiene una carga importante en términos de pensamiento yihadista por su pasado como Al Andalus. En las últimas semanas también hemos visto cómo se han incrementado las menciones a nuestro país a través de los órganos de propaganda de la organización terrorista. No me atrevo a decir si el riesgo es mayor o menor, pero desde luego no estamos al margen. Cualquier país europeo puede sufrir ahora mismo una situación similar a la de Berlín. Esto es algo que todos ya debemos asumir y convivir con ello.

P.- ¿Cómo valora la respuesta preventiva de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado ante la amenaza del terrorismo yihadista?
R.- En España se está trabajando mucho y muy bien en este ámbito. Prueba de ello es que desde los ataques a los trenes de Atocha en 2004 no se ha producido ningún atentado, lo cual demuestra que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado están realizando un estupendo trabajo. Ahora bien, no debemos relajarnos y sólo congratularnos de lo que no ha ocurrido porque son momentos complicados. Se está trabajando en dos ámbitos, en el lado contraterrorista más tradicional con un enfoque preventivo para evitar que se lleguen a situaciones de riesgo y, por otro, a través de políticas de prevención de radicalización: trabajar desde lo local, desde los primeros actores, involucrada toda la sociedad civil. En el fondo, es un problema de todos, que está ahí y que no va a desaparecer. Que todos nos impliquemos, que seamos sensibles a detectar posibles casos y a trabajar en la construcción de una sociedad más inclusiva y más cohesionada.

P.- ¿Considera suficientes los recursos que se dedican a la investigación y prevención de este tipo de actividad terrorista?
R.- Margen para mejorar hay, desde luego. Mantener este nivel de alerta requiere un buen número de policías para la protección de infraestructuras y estar más presentes en las calles españolas. Y eso supone un esfuerzo económico y de recursos humanos. No estaría de más contar con más recursos bien formados y, desde luego, preparados para trabajar en un ámbito muy concreto que requiere un conocimiento específico.

Nuestra categoría como sociedad también se demuestra no dejándonos chantajear por la presión"

P.- ¿Quiere decir que habría que mejorar la preparación específica de los cuerpos policiales?
R.- Desde luego sería interesante que se contemplase formación específica a los policías que se van a dedicar a un tema con particularidades y peculiaridades. También por supuesto las policías autonómicas, que son actores muy importantes en la lucha contra el terrorismo yihadista.

P.- ¿El terrorismo yihadista es vencible?
R.- Podemos desmantelar y combatir a los grupos, podemos tener éxito en Siria e Irak al atacar al corazón de una organización como es Estado Islámico, pero hay otra cuestión: la ideología subyacente. Y ésta es una batalla a mucho más largo plazo. Debemos tener en cuenta la enorme capacidad que ha demostrado el terrorismo yihadista para mutar y adaptarse a los nuevos contextos. No cabe duda de que Al Qaeda, después de los atentados del 11-S y la ofensiva de EEUU, optó por descentralizarse y establecer una política en la que ya no era sólo Al Qaeda central, sino una serie de grupos asociados y franquicias que inspirados por su ideología eran capaces de actuar en su nombre. Ayuda tener éxitos puntuales contra organizaciones, pero el escenario es más amplio y no es algo que a corto plazo podamos vencer.

P.- ¿Debería incrementarse la interceptación de las comunicaciones en la lucha contra el terrorismo yihadista? ¿Deberían ser los jueces más proclives a autorizar esta medida?
R.- Sin poner en riesgo, por supuesto, las garantías que el Estado de Derecho brinda a los ciudadanos, sí que creo que hay cuestiones que podrían mejorarse y una de ellas es el control de las comunicaciones y facilitar que algunas pruebas de Inteligencia puedan ser consideradas como tales en sede judicial, cosa que en ocasiones en España no ocurre. Ello dificulta llegar a condenas.

No estaría de más contar con más recursos bien formados; este ámbito requiere conocimiento"

P.- ¿Habría que reforzar el trabajo preventivo en las cárceles para evitar la propagación de estos postulados?
R.- El ámbito de prisiones es muy sensible para la captación y radicalización yihadistas por ser cerrado y por la vulnerabilidad en la que muchas veces se encuentran individuos que no han tenido contacto previo con esta ideología. Es cierto que, en comparación con otros países como Francia, donde la tasa de captación en prisiones es elevadísima, en España estamos muy por debajo. En las cárceles se viene trabajando pero todavía se puede hacer más. En el sistema penitenciario catalán ya se establece un modelo de trabajo para prevenir este tipo de situaciones y recientemente Instituciones Penitenciarias ha presentado un plan de desradicalización. Ésta es una faceta en la que vamos a tener que prestar atención en un momento en el que el número de presos islamistas es mucho mayor que el que teníamos hace unos años. El objetivo último es el de la reinserción social, por tanto el trabajo en prisiones hay que potenciarlo. Es un ámbito que debe ser siempre prioritario.

P.- ¿A qué atribuye que Levante sea el eje principal de la actividad yihadista en España?
R.- El Levante español ha sido la zona que tradicionalmente ha recepcionado mayor número de inmigrantes. Concretamente, Cataluña, por su infraestructura industrial y su proximidad geográfica, ha atraído a mucha población inmigrante. Y muchos de los que han sido detenidos por su implicación yihadista eran individuos de segunda generación que habían iniciado procesos de radicalización. También hay que tener cuidado con la difusión de cierta ideología. En Cataluña se ha detectado, según datos de los Mossos d’Esquadra, un buen número de oratorios salafistas. Hay que controlar que no se difunda nada que pueda ser incompatible con los valores democráticos.

P.- ¿Cuáles son los principales cambios que se están produciendo en el patrón de comportamiento en España?
R.- Si comparamos la movilización de hoy en España con la que había hasta 2012 se constata la incorporación de mujeres y conversos. También son cada vez más jóvenes, especialmente en el caso de las mujeres, y hay más diversidad en cuanto a ocupación y estudios. A este respecto, la mayoría de los detenidos en España había alcanzado estudios superiores y la cifra duplicaba al número de los que sólo tenían educación primaria. Igualmente es relevante que casi la mitad de los individuos tienen la nacionalidad española y, de éstos, un 40% son nacidos en España frente al 5% que se registraba hasta 2012.

Hay cuestiones que podrían mejorarse, como el control de las comunicaciones"

P.- ¿Qué puede suponer la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en la lucha contra el terrorismo yihadista?
R.- Prefiero no responder a esta pregunta porque no sabemos nada aún. No me gusta hacer especulaciones.

P.- Las redes sociales se están revelando como una vía clave para el reclutamiento y adoctrinamiento de seguidores por parte del Estado Islámico. ¿Cómo se puede ganar esa batalla?
R.- Hasta donde nosotros vemos, es fundamental para la captación de nuevos individuos y han ampliado muchísimo el espectro de captación, pero necesitamos saber más sobre el papel concreto que cumplen. Antes había que estar en un determinado ambiente o acercarse a él para entrar en el radar de los agentes de captación. Ahora, a través de internet, la aproximación es mucho fácil; los jóvenes que muestran alguna inclinación o inquietud política en Facebook u otras redes sociales son observados por captadores que poco a poco se van aproximando a ellos. Así, se ha ampliado las posibilidades de captar individuos. La lucha en internet es algo que cualquier Estado se tiene que plantear en colaboración con la empresa privada y los suministradores de este tipo de servicios porque ahí está pasando algo y se está difundiendo mucha propaganda. Es un ámbito en el que hay que trabajar, al igual que en la elaboración de narrativas alternativas para contrarrestar el mensaje que se está dando a través de las redes sociales.