"Ciudadanos es mi socio preferente", dijo Mariano Rajoy el pasado 30 de diciembre durante su comparecencia de fin de año ante la prensa. Y es que todo apuntaba a que el presidente del Gobierno prefería de compañero de viaje a los socialistas para afrontar esta legislatura en minoría. Por ello, ante el riesgo de desencanto por parte de Albert Rivera, ante la posibilidad de que viera traicionado el pacto de  investidura que alcanzaron a finales de agosto, Rajoy le invitó la pasada noche a éste y a su equipo negociador a cenar en Moncloa.

La cita fue "informal y distendida", según uno de los asistentes a la misma que ha explicado a El Independiente que el presidente del Gobierno se comprometió en su día a reunir a los equipos de ambos partidos en torno a una mesa, pero no  de negociación, sino de cena. El propósito no era tanto hablar de política como de pasar un rato "agradable" aunque es evidente la significación de la la cita.

Fuentes de Ciudadanos señalaron que se trataba de "reconocer el trabajo" que hizo posible el pacto de investidura y que los líderes de ambos partidos "quedaron en hacerla el primer día a la vuelta de vacaciones y así ha sido". Nada de reuniones secretas, dicen, sino "enmarcada en la normalidad" de dos formaciones que han alcanzado el acuerdo que permitió, en buena medida, desbloquear la situación política.

Los PGE, los aforamientos y la limitación de mandatos han puesto en cuestión el acuerdo preferente con Rivera

Sin embargo, asuntos de calado como los Presupuestos Generales del Estado, la supresión de los aforamientos o la limitación de mandatos no parecían haber dejado en muy buen lugar a Ciudadanos. Es evidente que al Gobierno no le vale tan solo con el apoyo del partido naranja, de Coalición Canaria ni, siquiera, del PNV, para sacar adelante las  cuentas del Estado para 2017. Necesita de, al menos, la abstención de los socialistas, con los que quiere abordar una negociación en profundidad. La sensación es que Rivera quedaba en todo este proceso como una especie de actor secundario.

Respecto a los aforamientos y la limitación de mandatos, que recoge el pacto de investidura de 150 puntos, todo apunta a que no saldrán adelante tal y como pretendía Rivera. Primero porque suprimir el fuero que disfrutan los parlamentarios y los miembros del Gobierno exige una reforma de la Constitución sobre la que Podemos puede pedir un referéndum indeseado por PP, PSOE y también, Ciudadanos, y, segundo, porque la limitación de mandatos no afectaría a Rajoy de modo retroactivo. Además, el PP tiene serias dudas de que en un sistema representativo como el nuestro sea constitucional poner coto al derecho a concurrir como candidato a los comicios porque afecta al derecho de sufragio pasivo.

La cita, que se alargó hasta la 1 de la madrugada, fue "informal y distendida"

El gesto del presidente del Gobierno responde a su deseo de mantener vivo ese acuerdo a veces cuestionado por sus propias actuaciones en su deseo de atraer a los socialistas para sacar adelante las grandes leyes e iniciativas de la legislatura.

A la cita, que se alargó hasta la 1 de la mañana, acudieron por parte del PP, además de Rajoy, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, y de Sanidad, Dolors Montserrat; el de Energía, Álvaro Nadal, el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón; los vicesecretarios del PP Fernando Martínez-Maíllo y Andrea Levy, así como el secretario general del Grupo, José Antonio Bermúdez de Castro.

Báñez, la revelación

La titular de Empleo se convirtió durante las negociaciones en la gran revelación para los dirigentes de Ciudadanos, hasta el punto de que no dudan en afirmar que "podría estar en nuestras filas perfectamente". Desde el Ministerio afirman que el gran mérito de la ministra "fue ayudar a relajar el ambiente y facilitar el pacto".

Por parte de los naranjas acudieron el portavoz de Ciudadanos en el Congreso, Juan Carlos Girauta; el vicesecretario de esta formación, José Manuel Villegas; el secretario del Grupo Parlamentario, Miguel Gutiérrez; los economistas Luis Garicano y Toni Roldán y la diputada por Tenerife, Melisa Rodríguez. Las mismas fuentes consultadas aseguran que no faltó nadie a la convocatoria de Rajoy en Moncloa.