El cambio de criterio de la ministra de Defensa respecto a la estrategia del Yak-42 ha levantado el velo de silencio en torno a la situación política de Federico Trillo, premiado en su momento por Mariano Rajoy al mandarle a la embajada de España en Londres. Su actual caída en desgracia y marcha al Consejo de Estado, donde tiene plaza de letrado, supone un alivio para no pocos miembros del Gobierno y del PP, que comparten que el ex ministro de Defensa "debió dimitir cuando la catástrofe en la que murieron 62 oficiales", en boca de un ministro.

La reacción de María Dolores de Cospedal, reuniéndose primero con los familiares de las víctimas y, el próximo lunes, compareciendo en comisión en el Congreso de los Diputados, se ha entendido como un acierto en un tema "que nos ha hecho muchísimo daño durante todo este tiempo", afirma un alto dirigente de Génova que pondera los reflejos de la ministra.

Cospedal hizo saltar el tapón que contenía la presión tanto tiempo acumulada

El giro no dejó de resultar una enorme sorpresa después de que el propio Mariano Rajoy saliera en defensa de su embajador una vez se conoció el informe del Consejo de Estado, que establecía la responsabilidad "in vigilando" del Ministerio respecto a las condiciones precarias en que viajaban nuestras tropas. “Eso está ya sustanciado judicialmente. Ocurrió hace muchísimos años”, salió al paso Rajoy el pasado 4 de enero asegurando desconocer el contenido de dicho informe.

Así, si las primeras reacciones fueron casi de apoyo y cautela, fue Cospedal la que rompió con todo ello cuando anunció que se reuniría con los familiares -a lo que se negó siempre su antecesor, Pedro Morenés- y pedía comparecer en el Congreso para dar explicaciones, tal y como le habían exigido los partidos de la oposición. No sólo construía así un muro de contención en torno a Rajoy sino que, a partir de ese momento saltaba el tapón que contenía la presión tanto tiempo acumulada, traducido en que no le haya salido al alicantino ni un solo valedor desde entonces.

La consigna era dejarlo caer y se le ha enseñado la puerta de salida

Trillo se ha convertido es una especie de criptonita en el PP. La consigna era dejarlo caer a pesar de que no sólo fue pieza indispensable en la estrategia de defensa del PP en el caso Gürtel sino también en la presentación de los recursos de inconstitucionalidad que su partido presentó contra el Estatuto catalán, el matrimonio homosexual o el aborto en su calidad de coordinador de Justicia y Libertades Públicas del partido. Todas ellas, iniciativas de las que ahora el PP reniega.

A Trillo se le ha enseñado la puerta de salida y él, por fin, ha captado el mensaje. Ayer habló con el presidente del Gobierno, con la propia Cospedal y con el titular de Exteriores, Alfonso Dastis. A nadie se le escapa que la ministra dio el volantazo "con pleno conocimiento de su jefe de filas", esto es, de Rajoy, según las distintas fuentes consultadas por este medio. La presión y el cuestionamiento le han aconsejado que acelerara su salida, presentada como un mero relevo voluntario hace tiempo pedido.

Quería regresar de presidente del Consejo de Estado

Regresa al Consejo de Estado en calidad de letrado aunque lo que él quería "es ser presidente del órgano consultivo", indican fuentes del Gobierno, en sustitución del gallego José Manuel Romay Beccaría, de la máxima confianza de Rajoy. Ya no podrá ser. Ha sido, paradojicamente este órgano el que ha precipitado su caída en desgracia. Trillo ha firmado su última página en la actividad política sin haber cosechado muchos amigos.

Ya su último cargo, el de embajador político en el Reino Unido, contó con importantes detractores, entre ellos, el del entonces ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, que sólo quería embajadores de la carrera diplomática.

Escocia y Brexit

Ayer, en su despedida no habló ni del Yak ni del informe del Consejo de Estado ni de Cospedal. Prefirió hacerlo de los Juegos Olímpicos de Londres, del relevo de David Cameron, del referéndum de Escocia y del Brexit, una huída hacia adelante tras ser abandonado por el Gobierno.

Cospedal terminará de poner el último clavo de su ataúd político el próximo lunes por la tarde, durante su comparecencia en la comisión del Congreso de los Diputados.