Que esta va a ser una legislatura más corta de lo habitual es una evidencia incluso para el presidente del Gobierno por mucho que insista en su voluntad de agotar los cuatro años de duración en una situación política normal. Pero esta no lo es. Mariano Rajoy no ha conseguido tejer un pacto de gobernabilidad que le asegure la continuidad hasta 2020 y son los Presupuestos Generales del Estado los que marcan el calendario electoral, uno muy, muy, próximo, finales de este año, y otro que, con dificultades conseguiría llegar a mayo de 2019, coincidiendo con las elecciones locales y autonómicas.

Los cálculos de Moncloa, partido y Grupo Parlamentario, pasan por asumir que el pacto presupuestario para 2017 va a ser casi imposible por mucho que se haya metido en la negociación hasta a los independentistas catalanes del PDECat. La prórroga de los PGE de 2016, hoy un hecho, no es a fin de cuentas, el peor de los escenarios para el Ejecutivo “puesto que se trata de nuestros Presupuestos, nosotros los pudimos aprobar gracias a la mayoría parlamentaria que teníamos en 2015”.

Rajoy “no aceptará una prórroga sobre una prórroga” en caso de que no haya acuerdo para 2018

Por ello, independientemente de que el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, lleve a la mesa del consejo de Ministros a finales de marzo un proyecto de ley para ser remitido a Cortes en abril, la probabilidad de que sea rechazado es un riesgo controlado con más lectura política que consecuencias económicas. Es evidente la imagen de debilidad de un Gobierno incapaz de sacar adelante sus primeras cuentas, aunque las dificultades pueden volverse contra los demás partidos, fundamentalmente los socialistas.

Porque lo que ya no aceptará Rajoy será “una prórroga sobre una prórroga”, esto es, que no haya acuerdo para los Presupuestos para 2018. Antes de verano debe pactarse el techo de gasto. Será el momento de sondear la disponibilidad del nuevo PSOE, sea quien sea el que lo encabece para entonces. Moncloa pierde toda esperanza si es Pedro Sánchez. Ni siquiera la presión de los barones socialistas, con los que mantiene una vía de diálogo abierta la vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, haría mella en el ex secretario general del PSOE, cuyo objetivo es limitar el poder periférico del partido y del comité federal.

Si en septiembre se confirma la imposiblidad de un acuerdo “podemos tener elecciones en noviembre”

Si para el mes de septiembre se evaluara la imposibilidad cierta de un acuerdo, “podríamos tener elecciones generales en noviembre de este mismo año. Basta con contar los 54 días preceptivos entre la disolución de las cámaras y la celebración de los comicios”, apuntan desde el Grupo parlamentario Popular. Serían las terceras elecciones generales en menos de dos años desde el 20-D. No es un escenario que entusiasme a Rajoy, “pero una cosa es lo que él quiere y otra lo que se vea obligado a hacer”, matizan.

La orden cursada por Rajoy para que se cierren antes del verano todos los congresos regionales y provinciales de su partido “sin ruidos ni líos” al objeto de que pongan en “modo elecciones” no solo atañe a las locales y autonómicas de mayo de 2019 sino al deseo de tener la maquinaria engrasada para otras “eventualidades” más inmediatas.

“Nadie va a querer pactar los presupuestos de 2019” por la proximidad de las elecciones locales y autonómicas

El segundo escenario que manejan los populares es algo más halagüeño, pero, en ningún caso alarga la legislatura hasta el 2020. Puestos en la eventualidad de que, efectivamente, haya un acuerdo presupuestario para el próximo año, las dificultades vendrían a la hora de pactar las cuentas de 2019. ¿Por qué?, “porque en mayo de ese año hay elecciones locales ay autonómicas y nadie va a querer presentarse a las mismas con un pacto con el Gobierno”, salvo, acaso, Ciudadanos y Coalición Canaria, pero tampoco hacen apuestas en este sentido y con ellos, tan solo suman 170 escaños.

Las elecciones locales y autonómicas de 2019 van a ser a cara de perro. Los populares porque van a intentar recuperar la pléyade de mayorías absolutas que se dejaron en 2015, a veces por un puñado de votos, como fue el caso de Castilla-La Mancha. Recuperar esta comunidad, así como la valenciana y aragonesa son prioridades en Génova, además de la joya de la Corona, esto es, el ayuntamiento de Madrid. Todo el empeño que pondrán los populares en recobrar poder territorial, será el que gastarán socialistas y Podemos para conservar, al menos, la suma de sus alianzas y mantenerse en el poder. Y lo mismo puede decirse de formaciones como el PNV, que gobiernan Vitoria o la Diputación de Álava gracias a sus pactos con PSE o Bildu. En definitiva, no serán momentos para la lírica.

Algunos barones del PP creen que la coinciencia con las generales beneficiaría sus candidaturas

Bien podría Rajoy prorrogar a 2019 los Presupuestos de 2018, “pero una segunda prórroga en la misma legislatura es muy complicada”. Si la ausencia de mayorías parlamentarias obliga a una legislatura renqueante “lo más factible es adelantar elecciones generales y, quizá, hacerlas coincidir con las locales y autonómicas” para no hacer acudir a los españoles dos veces a las urnas en seis meses.

Cuatro urnas

De hecho, esta es una fórmula que no desagrada a algunas baronías populares que consideran que las generales “tirarían” para arriba de sus candidaturas. Pero ojo, podría darse la situación inédita de que los electores tuvieran cuatro urnas el mismo día, porque se sumarían las elecciones al Parlamento Europeo, que sí han coincido alguna vez con las locales y autonómicas.

Se trata de un escenario complejo, sujeto a muchas variantes, entre ellas, la de las perspectivas electorales. El último CIS mantiene el 33 por ciento del voto que Rajoy consiguió el 26-J además de un ligero repunte de los socialistas, muy lejos, en todo caso, de conseguir darle la vuelta al sorpasso de Podemos como segunda fuerza política. Todavía no se ha evaluado la influencia que la II Asamblea ciudadana de la formación morada pueda tener en sus resultados electorales ni se ha despejado el liderazgo socialista. Todo, son, de momento, muchas incógnitas.