El juicio oral del caso Palau y la instrucción del caso 3% han dejado al descubierto esta semana lo peor del pasado convergente, un entramado de corrupción que ha estallado en las narices de Artur Mas y la cúpula de su nuevo partido, el PDCat. A seis meses del supuesto referéndum de independencia, que con toda probabilidad se resolverá con unas nuevas elecciones anticipadas, el PDCat está noqueado por la herencia convergente, sin candidatos conocidos ni a la presidencia de la Generalitat ni a la alcaldía de Barcelona y dividido sobre la estrategia a seguir frente a las acusaciones de corrupción, el futuro del procés, el referéndum y su dependencia de la CUP.

En este contexto, la imagen más realista de la actual cúpula del PDCat es la de un triángulo con Artur Mas, Marta Pascal y Carles Puigdemont en cada uno de sus ángulos ejerciendo una fuerza centrífuga que amenaza seriamente el futuro del partido.

Artur Mas, presidente de la formación soberanista, insiste en negar la financiación ilegal en CDC y ligar su suerte a la de Daniel Osácar, imputado en el caso Palau, cuya honorabilidad ha vuelto a defender esta semana tras las graves acusaciones de Félix Millet y Jordi Montull. E insiste también en mantener sus opciones a recuperar el liderazgo electoral del partido que la CUP le hurtó -con la inestimable ayuda de buena parte de su entorno más próximo- cuando se vio obligado a ceder la presidencia de la Generalitat en favor de Carles Puigdemont. No en vano se aseguró dos días antes del congreso fundacional del PDCat de reservarse la presidencia del partido para sí mismo y la vicepresidencia para una de sus más directas colaboradoras, Neus Munté. Al frente del día a día confiaba en colocar a Jordi Turull, pero las bases tumbaron su candidatura en favor de la renovadora Marta Pascal.

No sé qué obsesión tienen en querer apartarme, y más en pleno proceso soberanista”, se lamenta Mas

“No sé qué obsesión tienen en querer apartarme, y más en pleno proceso soberanista” lamentaba tras defender su inocencia y la de Osácar, “en alguna cosa podré ayudar”. De hecho, hasta esta semana Mas mantenía intactas sus aspiraciones a liderar la próxima candidatura del PDCat, avaladas por la negativa de Carles Puigdemont a hacerlo y el espectáculo ofrecido durante la vista oral del juicio por el 9N, convenientemente aprovechado por el aparato propagandístico del partido. Pero las revelaciones de esta semana, tanto en el caso Palau como, sobre todo, en las nuevas informaciones sobre la trama del 3%, que apuntan directamente a su mano derecha, Germà Gordó, hacen que Mas cuente cada vez con menos apoyos en el partido.

Pelea a gritos entre Pascal y Bonvehí

Prueba de ello es la pelea a gritos que el jueves protagonizaron la coordinadora del partido, Marta Pascal y su número dos, David Bonvehí, por el futuro de Mas, según relató Economía Digital. Durante la discusión, en los despachos convergentes del Parlament, Pascal habría defendido la necesidad de Mas asuma responsabilidades y dé un paso al lado para pasar página del pasado corrupto, mientras Bonvehí defendería la necesidad de medir los tiempos y no actuar en caliente.

La coordinadora del PDCat avanzó esa misma tesis cuando, el día antes, convocó a la cúpula del partido -sin Artur Mas- para defender la necesidad de desvincularse de la corrupción y conminar al presidente del grupo parlamentario, Jordi Turull, a aceptar las peticiones de comparecencia del ex presidente que ya había anunciado la oposición tras las declaraciones de Millet.

Los distintos sectores protagonizan reuniones paralelas sobre como afrontar los casos 3% y Palau

No fue la única reunión provocada por la locuacidad del ex presidente del Palau de la Música. En un hotel de Barcelona el propio Mas reunía el jueves a su círculo más próximo, entre el que se encuentra Turull, para defender su voluntad de mantenerse al frente del partido y defender su pasado al frente de Convergencia. Mas había insistido en ese encuentro en negar las acusaciones y defender la honorabilidad de Osácar. Como señaló el ex dirigente nacionalista Ignasi Guardans en un tuit, “Mas sigue sin entender que en el juicio del Palau se está hablando de él, de SUS órdenes a SU equipo”

En esa estrategia negacionista, otro de los fieles a Mas, el portavoz en el Congreso Francesc Homs intenta la guerra por su cuenta con la creación de una página web sobre la Operación Cataluña. El autor es el portavoz nacionalista en la Comisión de Interior en el Congreso, Sergi Miquel, pero su creación no consigue desviar la atención del caso Palau.

Puigdemont, centrado en el referéndum

En el tercer vértice del triángulo sigue Carles Puigdemont, igualmente incómodo con las investigaciones sobre la presunta financiación irregular de Convergencia. Puigdemont ha intentado desvincularse del caso Palau argumentando que “su gobierno” no tiene casos de corrupción, pero las últimas revelaciones del caso 3%, que lo relacionan con Josep Manel Bassols, le harán más difícil olvidar su propio pasado convergente. La corrupción no es lo único que distancia a Puigdemont de Mas y Pascal. El actual inquilino de la Casa dels Canonges está decidido a pasar a la historia como el president que convocó el referéndum de la independencia, un empeño en el que Mas, y sobre todo Pascal, están bastante menos comprometidos.

Marta Pascal representa a las nuevas generaciones soberanistas, quiere reconstruir un partido de centro derecha y abomina de la dependencia del Govern actual respecto a la CUP. De hecho, su entorno asegura que fue la única que desaconsejó a Mas que cediera a las presiones de los antisistema y renunciara a la presidencia de la Generalitat, una decisión que sigue considerando que está siendo letal para la estrategia del partido. En la actual tesitura, la coordinadora del PDCat intenta rearmar ideológicamente el partido, consciente de que la reedición de un pacto electoral con ERC es prácticamente imposible, con la vista más puesta en las elecciones locales de 2019 que en las próximas autonómicas.

Paralelamente, en las últimas horas ha surgido un nuevo grupo que amenaza con convertirse en corriente interna del PDCat. Bajo el nombre provisional de Som PDeCAT, se trata de un grupo de militantes de base que reclama “luchar y exigir que se cumpla el espíritu fundacional del Partit Demócrata de hacer un proyecto nuevo, limpio, regenerado, republicano, independentista, abierto y transversal”. Una corriente nacida del malestar generado por los casos de corrupción que lastran al partido, muy incómoda con la postura de Mas y que expresa su apoyo incondicional a Carles Puigdemont, en quien ven la encarnación de lo mejor del PDCat