Imaginen a Terminator II disfrazado de encuestador del CIS. En la película, cuando el bueno de Schwarzenegger quiere descubrir si al otro lado del teléfono está realmente la madre adoptiva del joven al que protege o si es el malvado cyborg haciéndose pasar por ella, le pregunta por qué está ladrando Wolfie. Ella le dice que el perro está bien. Pero el perro, en realidad, se llama Max. Cuelga. Es el cyborg.  

Para confirmar si el que está al otro lado del teléfono es o no un español, Terminator no tendría más que preguntarle por si considera que los nacionalismos y la independencia de Cataluña es uno de los principales problemas de España. Si dice que sí, cuelga. Es el cyborg. O Puigdemont.

Si el encuestado destaca las drogas, los deshaucios o el fraude fiscal como uno de los principales problemas del país, también es mejor desconfiar. Sólo lo es para menos del 1% de la población, según la última encuesta del CIS. Tampoco la emigración, el medioambiente y la Monarquía desvelan a casi nadie.

En vez de hacerse pasar por entrevistador del CIS, el Terminator siempre puede probar preguntándole al presunto español si anoche vio la entrevista de Aznar, que hizo el peor dato de audiencia en la historia del programa de Bertín Osborne. España está llena de cosas y ex presidentes del Gobierno que en realidad no le interesan tanto a la gente como parece.