El referéndum será el 1 de octubre y la pregunta: ¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?, redactada en los tres idiomas oficiales en Cataluña, catalán, castellano y aranés. Así lo ha anunciado hoy el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en un discurso en el que ha justificado la vía unilateral emprendida hoy por el ejecutivo catalán en las negativas del Gobierno a negociar una consulta pactada.

La Fiscalía General, por su parte, ha informado de que no se va a pronunciar hasta que no se produzca una convocatoria oficial de la consulta.

Puigdemont se ha escudado en "un derecho inalienable, el derecho a decidir libremente el futuro de su país" y en la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de 2006. Entonces, ha recordado Puigdemont, el diálogo "no sirvió para encontrar soluciones: una única institución, con miembros caducados y comprometidos con el PP fue suficiente para acabar con el diálogo, el pacto y el acuerdo".

Más duro ha sido el vicepresidente y líder de ERC, Oriol Junqueras, quien ha hecho el prólogo del anuncio para glosar las frustraciones acumuladas por los catalanes durante los últimos años, especialmente con el Gobierno del PP.

"Estamos ante un Estado que de forma reiterada ha negado la posibilidad de que los ciudadanos de Cataluña voten, lo ha hecho en 18 ocasiones" ha asegurado Junqueras, para quien el Gobierno "violenta los derechos democráticos fundamentales, tiene ministros que conspiran abiertamente contra el sistema sanitario o encargan la fabricación de pruebas falsas contra electos catalanes".

El Gobierno "violenta los derechos democráticos fundamentales, tiene ministros que conspiran abiertamente" argumenta Junqueras

Junqueras ha acusado además al Ejecutivo de Mariano Rajoy de perjudicar a Cataluña en ámbitos como la economía o las infraestructuras, ha criticado de nuevo la gestión del corredor mediterráneo o el bloqueo de medidas contra la pobreza energética y ha denunciado lo que a su juicio es una pésima gestión económica del fondo de pensiones.

Anuncio sin medidas legales

La Generalitat ha organizado, eso sí, un anuncio con toda la pompa. En el Patio de los Naranjos se ha reunido el Govern en pleno, con Puigdemont escudado por la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, y Junqueras, el gobierno al completo y los 71 diputados que conforman la mayoría soberanista -los 10 de la CUP y los 61 de JxS, entre los que ya no estará Germá Gordó,-, pero con pocas novedades prácticas.

La novedad es el anuncio en sí, por lo que tiene de apertura oficial de la vía unilateral, un camino en el que JxS y la CUP se quedan solos, con la fijación de los términos de la consulta. Pero la reunión del Govern ha sido puramente simbólica, no hay decreto de convocatoria ni ningún otro documento legal susceptible de ser recurrido por el Gobierno.

Para eso habrá que esperar a agosto, una vez aprobada la reforma exprés del reglamento del Parlamento catalán que permitirá a la mayoría independentista aprobar la ley de transitoriedad jurídica por la vía de lectura rápida, sin ponencia ni posibilidad de enmiendas de la oposición. Y lo que es más importante, sin posibilidad de recurso al Consejo de Garantías Estatutarias, para evitar que los juristas escogidos por la Generalitat vuelvan a recordarle al Govern que esa ley no cabe en la Constitución, y por tanto no es legal.

Campaña con la Diada

La fecha escogida permite arrancar la campaña con la celebración de la Diada y sortear la fiesta mayor de Barcelona -el 11 y el 24 de septiembre respectivamente- y el único interrogante real que se ha resuelto hoy era la inclusión del término república en la pregunta o esta se limitaría a referirse a un futuro Estado catalán, un debate que enfrentaba básicamente al PDCat y la CUP.

Los primeros a favor de ceñirse al término estado, que consideran más neutro, mientras los segundos han hecho bandera de la "república catalana" una bandera con la que se sienten cómodos tanto ERC como las entidades independentistas.

Así, el presidente de la Asamblea, Jordi Sánchez, recuerdaba estos días con ironía que "en el referéndum lo que está sobre la mesa es si se quiere ser independiente o no y esto implica Estado, y en un país en el que no tenemos el ADN de ninguna casa dinástica guardado en la nevera, el nuevo estado solo puede tener forma de república".

"Es un debate que no nos atrapará" añadía Jordi Cuixart, presidente de Ómnium, para quien la cuestión de la república "no divide a las entidades soberanistas. Es obvio que la independencia se concreta en un Estado y el Estado será una república". Lo importante, señalan uno y otro, era la formulación de una pregunta clara, "que nadie pueda llevarse a errores, con una respuesta binaria y un resultado vinculante" concluye el líder de la ANC.

El propio president de la Generalitat desveló en una entrevista en Al Jazeera cuál podría ser la formulación de la pregunta del referéndum de independencia: "¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente? ¿Quiere que Cataluña sea una república independiente? ¿Quiere que Cataluña siga formando parte de España?".

La alegría con la que Puigdemont respondió a la cadena árabe sobre uno de los elementos de negociación entre PDCat, ERC y la CUP sorprendió hace dos meses, pero desde entonces no ha vuelto a dar pistas en público, empeñado en demostrar que mantenía abierta la vía del diálogo con el Gobierno, una vía en la que lo único que estaba dispuesto a dialogar Puigdemont era precisamente la fecha y la pregunta del referéndum.

Además, hasta ahora el Govern todavía abogaba por pactar la pregunta también con los Comunes de Ada Colau, a la que aspiraban a mantener en el grupo de apoyo del referéndum, una opción que se desvaneció el lunes con la última reunión del Pacto por el Referéndum.

Descartados posibles socios más allá de los actuales apoyos parlamentarios del Govern, la clave ahora estaba en una pregunta clara y de respuesta binaria, para evitar polémicas como las provocadas por la rocambolesca pregunta compuesta con la que Artur Mas intentó contentar a todos en la convocatoria del 9N.

Entonces CiU consiguió mantener a ICV hasta el final en el barco de la consulta -los ecosocialistas son ahora el grupo más refractario a apoyar el referéndum dentro de los Comunes- a cambio de formular una pregunta tan ambigua que incluía la independencia pero también una suerte de tercera vía entre la autodeterminación y el Estado autonómico. Así, las papeletas usadas el 9N preguntaban “¿Quiere que Cataluña se convierta en un Estado? Sí o no”. A continuación, y en caso afirmativo, se podía responder a la cuestión: “¿Quiere que este Estado sea independiente? Sí o no”.

Una fórmula que finalmente no contentó a nadie . Carles Puigdemont ha repetido una y otra vez que el referéndum que él pretende convocar "no será un nuevo 9N"; la pregunta debía ser la primera prueba.