La primera candidata con opciones de llegar a la Casa Blanca será presidenta gracias al voto femenino. Pero no lo será porque las mujeres voten a mujeres; suele suceder más bien lo contrario. Si Hillary D. Rodham –que es como realmente se llama- supera ahora en más de 20 puntos a Donald Trump entre las mujeres, no es por mérito propio sino por el fuerte rechazo de este colectivo hacia el candidato republicano.

Donald Trump ganaría entre hombres, pero su ventaja es estrecha: tan sólo 3 puntos, de acuerdo a la última encuesta de The Wall Street Journal y NBC.

En el último mes y medio, el candidato republicano se hunde progresivamente en los sondeos y muy especialmente entre las mujeres, cuyo voto es clave para llegar a la Casa Blanca, ya que el 8 de noviembre, de cada 100 votantes, 53 serán mujeres.

Si sólo votaran las mujeres, Clinton tendría 458 votos frente a los 80 de Trump, según el matemático Nate Silver

Nate Silver, el matemático que se hizo famoso en 2008 al predecir el resultado electoral sin gastar un dólar en encuestas, analizando las ya publicadas, hace un análisis muy curioso sobre el voto en EEUU. Este mes ha realizado una estimación de resultados en el colegio electoral en caso de que sólo votaran los hombres o sólo lo hicieran las mujeres. Pues bien, si sólo votaran las mujeres, Hillary Clinton tendría 458 votos frente a sólo 80 de Donald Trump, y si sólo lo hicieran los varones el resultado sería de 350 para el candidato republicano y 188 para la demócrata.

Sin embargo el fenómeno no es nuevo en absoluto. En Estados Unidos, a diferencia de España, hay un gran cleavage de género: ellas votan demócrata y ellos republicano. Una tendencia que comenzó en 1964 y que, con un candidato como Trump, alcanza sus mayores cotas.

La encuesta electoral American National Election Studies (ANES), que se realiza desde la Segunda Guerra Mundial, es una inestimable fuente de análisis. Si nos centramos en el voto presidencial en función del sexo vemos cómo el voto demócrata se va feminizando hasta el punto de poderse afirmar que Clinton y Obama fueron presidentes gracias a las mujeres y Bush gracias a los hombres.

El analista político David Paul Kuhn profundizó sobre el tema hace una década en su libro White Men and Democratic Dilema. El principal motivo de la feminización del partido demócrata es la fuga del varón de clase trabajadora hacia el partido republicano. Hasta el punto de que EEUU es el único país del mundo occidental donde el partido conservador es mayoritario en el voto de las clases trabajadoras. Esos empleados con menor cualificación, más castigados por el modelo de crecimiento, y quienes se sienten más amenazados por la globalización y la inmigración, son los que eligieron en primarias a Donald Trump. Y son los que, salvo sorpresa mayúscula, permitirán que una candidata mal valorada llegue a la Casa Blanca.


Sara Morais es Responsable de Investigación en GAD3.