Ya no queda nadie para contarlo. La mayoría murió en la singladura de sus vidas, la que estaba llamada a hacer historia y de la que querían ser protagonistas. Sólo unos pocos vivieron para contarlo, para relatar el descenso desde los cielos del lujo y el refinamiento sublime, hasta el infierno más terrible jamás documentado en los fríos mares del Atlántico Norte. Ocurrió la noche del 15 de abril de 1912. La última superviviente del Titanic falleció en 2009 y se llevó consigo el último testimonio de las tres horas más angustiosas a bordo de un buque del siglo pasado. En realidad, Millvina Dean nunca recordó nada. No podía. Fue la pasajera más joven del buque, apenas dos meses. Ella se salvó, también su madre y sus hermanos. A su padre, como a otros 1.494 pasajeros y tripulantes, se los tragó el mar, descansan desde entonces en el fondo de aquellas aguas junto a los restos del Titanic. Los sueños de los Dean y los suyos, sus esperanzas en una vida mejor en la América de las oportunidades hacia la que habían puesto rumbo, también se ahogaron.

No fue la única historia dramáticamente frustrada. En la cubierta del Titanic, entre gritos de desesperación, otras muchas se hundieron para siempre. Como las de los Strauss, Isidor e Ida, el matrimonio fundador de los almacenes Macy's de Nueva York. Ella decidió que no podía abandonar a su marido, al que como otros muchos hombres se impidió subir a los botes salvavidas, pese a su amplitud, so pretexto de primar a mujeres y niños. Abrazados, en un gesto de amor supremo, decidieron morir, tal y como vivieron, juntos hasta la eternidad.

Historias heroicas

Tres horas de hundimiento en el que familias, amantes y héroes anónimos dieron sus vidas para salvar las de otros. Lo hicieron los fogoneros que alimentaban de energía el barco y que decidieron morir con él en un gesto heroico para asegurar la iluminación mientras se evacuaba a los pasajeros. También recordada es la actuación del primer oficial, William Murdoch, quien no sólo salvó cientos de ellas al ordenar llenar los botes al máximo -64 plazas- en lugar de los 20 o 30 en los que ordenó ocuparlos su compañero de babor… Él, en cambio, lo hizo sin distinción de sexos, ni edades. Llegó incluso a donar, mientras el frío le mataba, su último aliento para cortar los cabos que impedían deslizar el último bote salvavidas, el mismo en que el poco después fallecería congelado.

Murdoch salvó a familias completas al incumplir la norma de embarcar sólo a mujeres y niños

Son sólo parte de las historias que se describen en la que es la mayor muestra sobre el Titanic nunca expuesta en España. Cuenta con una reproducción fiel de cómo fueron los 269 metros de eslora del buque, su interior y el muelle del que partió en Southampton la mañana del 10 de abril de 1912 ante más de 100.000 impresionados ciudadanos atónitos ante tan magna obra de ingeniería y lujo. La muestra Titanic: The Reconstruction se exhibe estos días en el Palacio Euskalduna de Bilbao -del 15 de diciembre hasta el 19 de febrero- entre sus 13 espacios temáticos se pueden ver numerosos materiales del buque, reproducciones de otros muchos y un sinfín de historias vividas en su singladura. La joya de la muestra es sin duda la mayor maqueta construida del buque. Hecha a una escala 1:30, y con un nivel de detalle extremo, tiene unas dimensiones de 12 metros de longitud, 4,5 metros de ancho y 3,9 metros de puntal.

A lo largo de los 1.800 metros cuadrados de la exposición, la historia de la navegación más novelada de los últimos tiempos se muestra con rigor para detallar desde el inicio y hasta su final toda la historia del Titanic. Fue un proyecto nacido de la ambición de un millonario y un emprendedor lord inglés, James Pirri, propietario de los astilleros Harland and Wolf, los más grandes del mundo a comienzos del siglo XX. Su sueño lo levantó junto a otro rico emprendedor, el naviero Bruce Ismay, gerente de White Star Line.

La cena

La noche del 10 de junio de 1907, Lord James citó a Mister Ismay a cenar en su mansión, la misma que hoy alberga la embajada de España en el Reino Unido. Entre plato y plato ambos acordaron embarcarse en la construcción del mayor buque imaginado hasta entonces. No les pareció suficiente y además del Titanic, ya en los postres, otros dos proyectos redondearon la proeza; darle dos hermanos gemelos, al buque, el Britanic y el Olimpic. Cuatro años más tarde, su sueño se cumplió y en un tiempo récord, gracias a 14.000 trabajadores que, de sol a sol, hicieron posible la botadura del Titanic, el 31 de mayo de 1911 navegó por primera vez. Casi un año después, el 15 de abril de 1912 se hundió tras rozar con un iceberg.

J.P.Morgan pagó los 10 millones de dólares que costó su construcción

Entre sus promotores se escondía la ambición y la miseria. Sobre Bruce Ismay pesó de por vida la leyenda de ser el responsable de haber ordenado que el Titanic, que un día ideó junto a Lord James Pirri, rozara el iceberg. Se le acusa de haber ordenado al capitán Eduard Jones Smith, conocido como el capitán de los millonarios, navegar a más velocidad de la recomendada, 25 nudos, en aquellos mares repletos de amenazas de hielo. Su desgracia incluía el reproche social de la sociedad inglesa por haberse salvado tras arrebatar el lugar reservado a una mujer en uno de los botes salvavidas. Murió en soledad, en su mansión irlandesa, 25 años después, en 1937, de que el sueño que dibujó en aquella histórica cena se desvaneciera.

En Titanic: The Reconstruction los detalles, los testimonios y la documentación dan fe del logro y de las causas que precipitaron su desgracia. Un gigante surcando los mares con sus 27.000 toneladas de peso del mejor acero, tres hélices gigantes con palas de hasta 7 metros, los mejores materiales del mundo, las delicatessen más cotizadas y un servicio de lujo inimaginable. Incluso la tercera clase disfrutó de un nivel de confort al que no estaba habituada. La factura, 10 millones de dólares de la época. la pagó el empresario y banquero estadounidense Jonh Pierpont Morgan -sí, el fundador de J.P.Morgan-, interesado en abrir una línea de transporte marítimo de primer nivel entre la vieja Europa y New York.

La mala calidad de los 3 millones de remaches podría ser la causa por la que no aguantó

No se escatimó en gastos… excepto en los remaches. No son pocos los que aseguran que pudieron ser la causa que arrebató el apelativo de insumergible que acompañaba al Titanic. Fabricados con una aleación de calidad cuestionable, los 3.000.000 de remaches del buque fueron incapaces de soportar la presión de las cámaras estancas, llamadas frenar la entrada del agua, pero que reventaron.

El último viaje del capitán

La fatalidad del Titanic afloraba por muchos rincones. El propio capitán la padeció. Conocido por haberse puesto al frente de los mejores barcos del mundo, los que frecuentaban los millonarios, Eduardo Jones Smith fue elegido para ser la máxima autoridad del mayor barco de la historia. Su experiencia le convertían la mejor opción. Aquel iba a ser su último viaje, después le llegaría la merecida jubilación. Nunca la disfruto, murió en el mar, junto al emblema de los buques.

De las grandes y tragedias, dieron fe los 712 supervivientes cuyas historias encandilaron y engancharon para siempre a la historia del Titanic al periodista Jesús Ferreiro. Durante 25 años dedicó su profesión a informar de la realidad cotidiana del mar, de sus misterios, de sus vidas. Lo hizo a través del programa Onda Pesquera, que han emitido tanto la SER, RNE como la COPE. Cuando llegaba el mes de abril, Jesús comenzaba a preparar sus especiales para recordar la tragedia del Titanic. Los testimonios que escuchó, y que guarda en 12 horas de grabación, fueron los que le hicieron sumergirse en su historia y convertirse en el mayor experto. “Siempre he creído que el mundo tenía derecho a conocer todas aquellas historias. En aquel barco había gente honesta, valiente, que moría por amor”, asegura. Descubrió con sorpresa que no existía ninguna fundación dedicada a recordar y poner en valor lo que representó. En 2006 la creó y desde entonces no ha parado. La exposición que estos días se muestra en Bilbao y en la que la maqueta de 12 metros y gran detalle es el elemento central, es una más de sus múltiples acciones para reivindicar el legado Titanic.

Siempre he creído que el mundo tenía derecho a conocer todas aquellas historias"

Jesús ha logrado incluso que las máximas autoridades del origen y destino del buque, Reino Unido y Estados Unidos, le avalen. Entre los patrones de honor de la Fundación Titanic figuran el presidente Barack Obama y la Reina Isabel II, además del presidente francés, Francoise Hollande, país donde el Titanic también incorporó parte de sus pasajeros. La muestra es un gran logro, por el valor de los objetos, la amplitud de elementos y la belleza de su recreación, que ya ha sido solicitada para exhibirse en ciudades como Roma, New York, Buenos Aires, Bogotá o Barcelona. Una gira que acumula paradas hasta el año 2022.

Parque temático

Asegura que Titanic: The Reconstruction no deja indiferente. La fascinación de lo que ocurrió aún la sitúa en los primeros puestos entre las palabras más buscadas por Internet. “No queremos que se acuda para ver simples cosas, objetos, sino para vivirla y sentirla. Queremos que todo lo que se exhibe sirva para contar historias, las historias que allí se vivieron. Hay zonas muy emocionales. Otras que pretenden mostrar por qué hoy el Titanic probablemente sería aún el mejor hotel del mundo o enseñar cómo era cada detalle del buque”. Con un recorrido acompañado con una audioguía que se adjunta con la entrada el visitante comienza un viaje de casi hora y media que se inicia con un breve documental y continúa por la docena de espacios que culminan con la gran reproducción del barco.

A lo largo del recorrido otra joya llama la atención, el primer coche que condujo una mujer, un Brush D.24 de 1909 que debía ser embarcado en el viaje de regreso desde New York. Fue el regalo que su padre le hizo a Alicia Huyler por su 21 cumpleaños. Tampoco faltan eslabones de la cadena del ancla del buque, cartas de navegación, vajillas, vestidos de época, objetos recuperados de los restos, la recreación de la sala de comunicaciones desde la que se lanzó el S.O.S…

El presidente de la Fundación hace tiempo que tiene otro sueño en la cabeza, reproducir a escala 1:1 el Titanic para construir en su interior no sólo un hotel y un parque temático, sino para poder amarrarlo por siempre en algún puerto español, “pero se me han adelantado los chinos, parece que ya hay quien está pensando en algo muy parecido”.

  • Titanic: The Reconstruction se exhibe estos días en el Palacio Euskalduna de Bilbao (Avda. Abandoibarra, 4). Del 15 de diciembre hasta el 19 de febrero. Horario: de martes a viernes, de 16.30 a 21.00 horas. Sábados, domingos y festivos, de 11.00 a 21.00 horas. Precio: entre 4 y 10 euros.