El Mini clásico de 1959, obra del ingeniero Alec Issigonis, revolucionó el mundo de los utilitarios al ofrecer una inusitada habitabilidad en una carrocería de tan sólo 3 metros de longitud, ideal para un coche urbano. Su secreto: colocar el motor en posición delantera transversal con la tracción a las ruedas delanteras. Este esquema mecánico estrenado por el Mini resultó ser una fórmula magistral; es la utilizada actualmente por la mayoría de los automóviles si se exceptúan los de gran tamaño y los deportivos de altas prestaciones. Toda una gesta, el hecho de servir de patrón, que propició que se convirtiera en un auténtico icono.
Desde que Mini pasó a ser propiedad del Grupo BMW, este mito sobre ruedas británico está viviendo una segunda edad de oro. Se ha transformado en una marca de lujo con una gran variedad de modelos, en una familia muy prolífica que contempla vehículos de 3 y 5 puertas encuadrados dentro del segmento B, SUV urbanos, un familiar y un cabrio. Si bien es cierto que el Mini clásico también tuvo una surtida colección de carrocerías, sumándose al popular modelo de 2 puertas otras variantes como la familiar, furgoneta, pick-up e, incluso, una versión campera, el Mini Moke. Además, nombres legendarios como Countryman o Clubman han sido recuperados para bautizar a modelos actuales.

Objeto de culto

Aunque nació con una vocación eminentemente práctica y utilitaria, el Mini se transformó en objeto de culto. BMW lo elevó a la categoría de vehículo de lujo con una gran carga de glamour, pero también ha sabido conjugar este glamour para hacer vehículos más prácticos de la mano de versiones de mayor tamaño. La carrocería de 5 puertas debuta en la gama Mini con el lanzamiento del SUV o el todo camino Countryman, posteriormente pasa al modelo clásico y, por último, a la última entrega del familiar Clubman, si bien habría que matizar que su portón trasero va dividido en dos mitades que abren en horizontal.

De todos los modelos que componen la actual gama Mini posiblemente sea el Clubman el que presenta una mayor carga de originalidad debido a su portón trasero dividido en dos puertas simétricas que abren horizontalmente, lo que le permite presumir de una carrocería con 6 puertas. Su antecesor incluso aportaba un extra de originalidad al contar su flanco derecho con una segunda puerta de pequeño tamaño, que abría en sentido contrario a la marcha (tipo suicida), cuyo objeto era facilitar la entrada a los ocupantes de las plazas traseras. Pero no todo se reduce a su singular concepción. El Mini Clubman acerca la esencia de la marca a aquellos usuarios que necesitan un compacto de lujo amplio, eminentemente práctico, con cierta vocación familiar y cargado de estilo.

El Mini Clubman acerca la esencia de la marca a aquellos usuarios que necesitan un compacto de lujo amplio

Nada más acceder a su interior se pone de manifiesto esa imagen cien por cien Mini que destila el diseño del salpicadero, presidido por el tradicional gran reloj central que ahora acoge la pantalla multimedia, mientras el cuadro de instrumentos, que se mueve con la columna de la dirección, alberga el velocímetro y el cuentarrevoluciones. Se percibe de inmediato tanto la calidad de los materiales como los ajustes de las distintas piezas. Asimismo cuenta con una serie de elementos exclusivos como los asientos delanteros con ajuste eléctrico y memoria o el detalle del proyector de luz en el retrovisor del lado del conductor, que proyecta en el suelo el logotipo de la marca al pulsar el botón de apertura en el mando a distancia.

Dado su enfoque de vehículo de lujo sus principales rivales son el Audi A3 Sportback, el Mercedes-Benz Clase A, el BMW Serie 1 y el Volvo V40. Pero este enfoque se complementa con argumentos más pragmáticos, entre los que destacan una buena habitabilidad o soluciones para adecuar el espacio interior a las necesidades del momento. Con una carrocería de 4,25 metros de longitud, el Clubman ofrece un aprovechable maletero de 360 l, volumen que se puede ampliar hasta los 1.250 l abatiendo los respaldos de los asientos traseros. Si se tuviera la necesidad de ampliar ligeramente el espacio de carga manteniendo utilizables las plazas traseras, entonces propone la posibilidad de jugar con la inclinación de sus respaldos y llevarlos a una posición más vertical. Por otro lado, las puertas del maletero llevan en su interior prácticos huecos para depositar objetos.

Mini Cooper Diesel Clubman

El Mini Cooper D Clubman automático monta un propulsor diésel de 4 cilindros en línea con 2 litros de cilindrada que desarrolla una potencia de 150 CV. Lleva acoplado un cambio automático de convertidor, con 8 velocidades, que permite un manejo manual-secuencial por medio de la propia palanca. Esta transmisión automática destaca tanto por la suavidad como por la rapidez con la que trabaja, con unos cambios entre las distintas marchas que prácticamente no se perciben. Los tirones brillan por su ausencia, mientras el motor se muestra vigoroso en toda la escala del cuentarrevoluciones. Eso sí, resulta un poco ruidoso al ralentí. Una vez en marcha pone de relieve que todavía quedan coches que permiten disfrutar a tope de la conducción tanto por su tacto como por las sensaciones que transmiten. No es tan ágil en curvas cerradas como el Mini de 3 puertas, pero a cambio resulta más cómodo, en línea con su enfoque. Incluso en los asfaltos más rotos, con abundancia de baches, tampoco se vuelve un vehículo incómodo. No obstante, por tacto de dirección, mínimo balanceo y lo bien que digiere los cambios de apoyo sigue permaneciendo fiel a la filosofía de Mini.

No es tan ágil en curvas cerradas como el Mini de 3 puertas, pero a cambio resulta más cómodo, en línea con su enfoque

Los contenidos balanceos de la carrocería junto con la fidelidad de trayectoria y el aplomo que muestra transmiten mucha confianza a la vez que garantizan diversión. Respecto a los frenos simplemente soberbios tanto por tacto como por resistencia a un uso intensivo. El Mini Driving Modes propone tres programas de conducción: el modo estándar (MID), el deportivo (Sport) y el económico (Green). Este sistema permite configurar distintos elementos del vehículo para adecuarlos a nuestras preferencias. Modifica la sensibilidad del acelerador, la velocidad del cambio de marchas automático, así como la dureza de la dirección y de la suspensión. Entre el modo Green y el Sport se nota una gran diferencia en lo que respecta a la respuesta del motor, mientras en el modo Sport la suspensión, mucho más firme, no se vuelve incómoda para los ocupantes. El precio del Mini Cooper D Clubman automático asciende a 30.450 euros.