A mediados de septiembre del año 2016 Donald Trump aún era candidato a la presidencia de Estados Unidos. Todavía quedaban millones de personas en todo el mundo que se tomaban a risa la posibilidad de que el magnate acabara liderando a la primera potencia del mundo. Mientras, él se paseaba por la televisión y la mitad del mapa estadounidense rascando votos aquí y allá.

En uno de sus momentos cumbre, en el programa de Jimmy Fallon, Trump dejó que el humorista le destrozara su característico peinado en mitad del programa. Encantado de la vida, el ahora presidente aceptó.

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Fue el último momento de tranquilidad para Trump en los tradicionales late night de la televisión americana. Ya desde antes las críticas a sus planteamientos eran constantes, pero una vez que ha ocupado la Casa Blanca hay programas que casi dedican exclusivamente sus comentarios al neoyorquino. Y les está dando resultado.

Las audiencias de los más duros con Trump se están disparando, mientras que aquellos que muestran tibieza están viendo como se resienten sus números. En esta última corriente están, casi de manera exclusiva, los dos pesos pesados: Jimmy Fallon y Jimmy Kimmel.

Ambos mantienen una línea suave, con alguna que otra crítica pero centrándose más en un público pop muy masificado, del que se nutren sus audiencias. Y sus bolsillos. Son los dos mejor pagados de la industria, ya que Fallon se embolsa alrededor de 15 millones de dólares, 14 millones de euros, mientras que Kimmel se lleva 12 millones de dólares, poco más de 11 millones de euros.

Más audiencia

Los ratings de espectadores de Fallon aún no están sufriendo caídas preocupantes y la NBC no debería tener de que preocuparse, pero sus colegas de la ABC y su estrella, Jimmy Kimmel, quizás deberían revisar su línea editorial.

Desde que Trump fuera elegido como el 45º presidente de Estados Unidos, Stephen Colbert le está mojando la oreja a Kimmel semana sí y semana también. Colbert comenzó su andadura en solitario en septiembre del año 2015, pero nunca había conseguido superar la tercera posición en audiencias a la estela de la pareja de Jimmys.

En el programa de Colbert, que emite la CBS, del pasado 31 de enero hizo una aparición estelar John Stewart, su amigo y rival que tiene un programa en Comedy Central. Stewart salió a escena con una nutria en el pelo y una corbata roja exageradamente larga, seña de identidad de Trump.

En apenas unos instantes el vídeo alcanzó las cinco millones de visualizaciones en YouTube. Gracias al programa de esa noche Colbert superó por segunda vez en audiencia al inalcanzable The Late Show with Jimmy Fallon

Lo mismo le ha sucedido a John Oliver, que presenta el programa Last Week Tonight los domingos en HBO. Los episodios, que emite Movistar+ en España, tuvieron una media de 4,5 millones de espectadores durante la última temporada, un éxito importante teniendo en cuenta que HBO es un canal de pago.

Su episodio titulado Donald Drumpf , sin embargo, alcanzó un pico de seis millones de espectadores y hasta 31 millones de usuarios han reproducido el vídeo en YouTube. Todo un éxito que Colbert tiene que agradecerle a Trump.

Seth Meyers es otro de los que está aprovechando la tesitura para engordar sus cifras de espectadores. El cómico, ex Saturday Night Live, comparte cadena con Fallon, pero ocupa una franja horaria más tardía y eso le permite explayarse ya que se dirige a otro tipo de público. El Late Night with Meyers ha subido un 6% en sus ratings desde que arrancó la era Trump.

Está visto que la legislatura no va a ser tranquila para nadie, pero también que se puede sacar rédito de las peligrosas ocurrencias del presidente de Estados Unidos. Lo cierto es que, en cualquier caso, los reyes de la noche norteamericana han comenzado una batalla que, si además les ayuda en audiencias, no van a detener. Suerte, Donald.