Alex Txikon ha intentando la proeza de hacer cumbre en el Everest en invierno sin botellas de oxígeno, algo que nadie ha conseguido. Tras 76 días de duro trabajo el mal tiempo ha evitado que lo consiguiera, en el último tramo para llegar, estas son sus reflexiones mientras emprende su camino de regreso a Bilbao.

Los últimos días han sido intensos, como todos los días en el Campo Base, en esta morrena situada en el valle del Khumbu , a unos 5.250 metros. Salimos el día 6 camino de la cumbre tras la vista de Reinhold Messner (el alpinista que ha subido todos los 8.000 sin oxígeno) lo que nos sirvió para ponernos las pilas.

Subimos en unas condiciones muy duras, con mucho viento y no pudimos más que tomar una decisión, una decisión difícil y dolorosa que nos dio rabia, pero así es la montaña y así son las expediciones invernales. Si algo he aprendido en las expediciones invernales es que muchas veces no te subes ni a una banqueta. Ya hemos recogido el campamento que ha sido nuestro ‘hogar’ durante 76 días y donde he pasado también muy buenos momentos con mis compañeros. Ha sido una expedición muy positiva en la cual hemos aprendido mucho.

Plan de la expediciónLUIS SEVILLANO

Sorprendentemente, yo estoy muy fuerte. Sigo teniendo los pies un poquito doloridos, pero bueno ya se pasará. Estoy muy satisfecho del trabajo realizado. He visto que tanto mis pulmones como mis piernas están a la altura del Everest en invierno.

La verdad es que después de tantos días de pelea arriba no ha sido sencillo tomar la decisión de decir adiós a esta aventura, pero también tengo claro que era la única solución viable y más viendo el temporal que tenemos justo ahora mismo aquí (que parece que nos va a volar las tiendas!).

Lo cierto es que lo que nos ha echado para atrás han sido las imposibles condiciones climatológicas. No os voy a engañar: Estoy algo tristón por no haber podido continuar, pero en cuanto lleguemos a casa se me quitará la tontería.

Lo más duro ha sido.. todo en general. Desde las peticiones para conseguir la financiación, a los mismos preparativos de la expedición. También, aquí, día tras día, he comprobado que el Everest es una montaña que no nos ha regalado nada y que en cambio hemos tenido que pelear en todo momento; en cada pequeño instante hemos tenido que enseñar los dientes.

En cambio, lo mejor ha sido la del montón de amigos que me llevo encima; el montón de gente que he conocido en esta expedición. Yo creo que me ha hecho sentir cosas diferentes como escalador pues he hecho cosas que quizás en otras expediciones no las hubiera hecho.

Reinhold Messner y Alex Txikon en el Campo Base del Everest

Reinhold Messner y Alex Txikon en el Campo Base del Everest