Hace 49 años, Martin Luther King saludaba a sus seguidores desde el balcón del hotel Lorraine cuando cayó al suelo con la cabeza desencajada. Acababa de recibir un balazo de un francotirador. Acababan de matar a uno de los mayores iconos de la lucha por los derechos civiles de los negros y lo hacían dejando al mundo huérfano. Tenía tan sólo 39 años y se había propuesto acabar con la discriminación y la segregación que todavía tenían fuerza en Estados Unidos, fue uno de los cimientos de las políticas civiles actuales.

Se puede decir que las ideas de Luther King se materializaron cuando Rosa Parks decidió no ceder su sitio en un autobús a un hombre blanco y fue detenida por ello. La sociedad volvía a dejar claro que se trataba de una mujer de segunda categoría y eso le llevó a él a las calles. Martin Luther King, junto con Ralph Abernathy y Edgar Nixon, organizó un boicot de autobuses. Toda la comunidad negra les apoyó y Luther King fue detenido. La tensión era inllevable, la policía actuó contra ellos como si fuesen terroristas pero ganaron la batalla. Un año más tarde se declaró ilegal  la segregación en los autobuses, restaurantes y escuelas. Era 1956.

Fue entonces cuando este reverendo baptista creó la Conferencia Sur de Liderazgo Cristiano, en la que luchaba por acabar con ese tipo de injusticias. En la que intentaba concienciar sobre una situación que hacia más daño que bien. Se convirtió así en una de las caras visibles de una revolución que conseguiría, por lo menos legalmente, democratizar la palabra ciudadano. Sus manifestaciones, reclamaciones, todos sus discursos... eran siempre pacíficos. No querían utilizar la violencia para librarse de la misma.

Empezó a dar conferencias, a escribir libros, recibió una puñalada que casi le lleva a la muerte y fue espiado por el FBI (pensaba que estaba aliado con los comunistas). Su figura era tan querida como polémica y uno de sus detractores fue el que acabó con su vida con ese tiro en la cabeza.

Ahora, tras casi 50 años de aquella tarde en el hotel Lorraine, la editorial Taschen ha recogido en un libro parte de su historia, The fire next time. Lo hace de la mano de James Baldwin, otro gran activista por los derechos civiles y un brillante escritor. Acompaña sus textos con las fotografías de Steve Shapiro, y su experiencia en algunas de las marchas más importantes al recorrerse el sur de EEUU para la revista Life, y en muchas de ellas es Luther King el protagonista. Las líneas que se plasman en esta publicación aparecieron por primera vez en The New Yorker a principios de los 60, con tal impacto que no tardaron en llenar las librerías.

Rosa Parks, detenida.

Rosa Parks, detenida.

Se muestran hitos históricos como la Marcha sobre Washinton por el trabajo y la libertad o la Marcha de Selma a Montgomery, con los mayores activistas de la época como personajes principales. De Rosa Parks a Fred Shuttlesworth o Jerome Smith, además del ya mencionado Martin Luther King.

"La primera vez que fotografié al Dr. Martin Luther King Jr. no era consciente de que iba a ser una de las personas más importantes de nuestro tiempo. Era imposible saberlo entonces, cuando tan solo era el comienzo de algo", asegura en el libro. Y añade: "Tuve la suerte de estar allí para presenciar ese momento del desarrollo social y político de nuestro país, pero entonces no pensé en esas cosas porque no hay forma de que puedas darte cuenta de algo así mientras lo estás viviendo".

Ese momento, cada uno de ellos, los inmortalizó y Baldwin los narró como nadie. Una época tan convulsa como histórica, que rompió unas barreras que parecían de hierro forjado y que a día de hoy se reflejan en la mente de muchos.