Nuestra opinión sobre una obra o un texto varía dependiendo de si el autor es conocido o nos cae bien, esto es, nos condiciona la opinión. Pese a que la psicología tiene esto más que comprobado y pese a que la estigmatización o las ideas preconcebidas son a veces insalvables, a Pío Cabanillas, quien fuera ministro del Gobierno de Aznar y que se mantuvo en primera línea de la política varios años, no parece preocuparle mucho, él se siente fotógrafo. “He estado estado tres años en la política y toda mi vida en la fotografía. La estigmatización tenía que haber sido al revés”, asegura.

Pero la realidad es que nunca fue conocido como el fotógrafo metido a político. “He hecho fotos desde que mi padre me regaló mi primera máquina hasta hoy y sólo en los últimos años he empezado a mostrar mis fotos en exposiciones. No lo hice antes porque no tenía tiempo y lo hago porque amigos míos me animaron a dar ese paso”.

Desde hace un año trabaja como consultor independiente, tiene una pequeña empresa de diseño de imagen y se dedica a sus fotografías. La editorial La Fábrica acaba de publicar Gea, su primer libro, este junio participa con una pequeña muestra en PhotoEspaña y prepara otra en México y en Londres. Su presentación editorial para convertirse en el fotógrafo que era político es un despliegue de 124 fotos hechas en 16 países distintos y 80 localizaciones a lo largo de los últimos 20 años en los que Cabanillas ha practicado su pasión: fotografiar y viajar.

“Es un homenaje a la naturaleza que no nos damos el tiempo necesario para descubrir, estamos acostumbrados a los grandes paisajes a los lugares más emblemáticos, pero no disfrutamos de las muchas cosas que tiene que ofrecernos” dice sobre sus fotos. En su aproximación a la naturaleza Cabanillas ha dividido el libro en tres partes, según el tipo de foto: “estructura, forma y textura siempre buscando romper la rutina de la localización, se trata de desconcertar en cierta forma al espectador y hacerle ver la naturaleza como artista”, explica. En sus fotografías no parece importar dónde están tomadas “lo que importa son los detalles, los matices, que son como las arrugas, los gestos y las cicatrices de la naturaleza y forman realmente su expresión: me gusta subrayar el azar de todos los elementos que hacen estas auténticas obras de arte de la naturaleza”, explica.

A Cabanillas le gusta explorar formas de expresar lo que es la naturaleza y pone de ejemplo el Gran Cañón del Colorado, “podemos ir al Gran Cañón y hacer cada uno fotos distintas, porque tiene miles de perspectivas diferentes”, mantiene. Su interés por crear imágenes de la naturaleza con otra perspectiva lo aplica a las personas. “Igual que la naturaleza tiene más vueltas que su imagen superficial a cualquiera de nosotros le ocurre lo mismo”. Por eso asegura no preocuparse por el estigma de su vida anterior. “Esto es mucho más representativo de mí de lo que pasó con la política” Y añade, “desde un punto de vista de comunicación sería un titular fácil, hay que escarbar un poco para conocer al personaje”. Y a éste, por más que le rasques sólo le sale una obsesión: “he tenido la fortuna de poder viajar mucho y de ver un montón de sitios maravillosos, sólo lamento no haber tenido más tiempo para hacer más fotos”, asegura el fotógrafo.