La nueva ley hipotecaria, que se votará el jueves en el último pleno del Congreso del año, se va a convertir en un nuevo quebradero de cabeza para los bancos. Cerca de 100.000 empleados de la red de oficinas tendrán que recibir cursos de formación para cumplir con los nuevos parámetros que exige la normativa y poder comercializar préstamos destinados a la compra de viviendas. 

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