Torre Picasso fue en su momento el rascacielos más alto de España con sus 43 plantas y 157 metros de altura. Centro neurálgico del complejo financiero de AZCA, este edificio tiene más de 120.000 metros cuadrados, de los cuales unos 70.000 están dedicados a oficinas. Se calcula que cada día entran y salen unas 8.000 personas. "Hoy han venido unas veinte", dice el guardia de seguridad a El Independiente sobre las 12:30 del mediodía del pasado jueves.

El aspecto de la Plaza Pablo Ruiz Picasso, de las enormes zonas peatonales y de los bajos laberínticos que conforman la zona de AZCA es tétrico. Antes de que se decretara el Estado de Alarma por la pandemia de coronavirus, esta zona adyacente al Paseo de la Castellana y al estadio Santiago Bernabéu tenía un tránsito diario de unas 100.000 personas. De esas, unas 27.000 trabajaban en las oficinas de los diferentes rascacielos. Ahora lo hacen desde casa.

Desde hace semanas ya no hay maletines, corbatas o zapatos de tacón. Ni after-work en las numerosas terrazas en las que ahora brota esponjoso musgo donde antes florecían cada día más sillas y mesas. Algunos sintecho han aprovechado el cierre de los restaurantes para cobijarse de la lluvia en sus zaguanes.

"Vienen cuatro personas contadas, no viene nadie"

En la zona norte de AZCA, el edificio de Torre Europa vive una situación similar. En las últimas semanas sólo entra personal de limpieza y de mantenimiento en este enorme amasijo de hierros de 120 metros y 32 plantas. "Vendrá apenas el cinco por ciento de la gente habitual", indican desde la recepción. "Viene gente suelta de vez en cuando a recoger algún documento".

Un hombre habla por teléfono en la entrada de Torre Picasso
Un hombre habla por teléfono en la entrada de Torre Picasso Ignacio Encabo

"Está muy tranquilo todo, como puedes comprobar. Hay poco movimiento y es un poco triste. Habrá que ver cuánto tiempo más estamos así", añade el guardia de seguridad de Torre España, que actualmente es el séptimo edificio más alto de la capital.

Caminando hacia la otra punta de AZCA -es un complejo gigantesco, de casi 20 hectáreas entre las calles Raimundo Fernández-Villaverde, Orense, General Perón y Castellana-, uno pasa por la puerta del Bingo Canoe y sus más de 40 años de historia.

Unos metros más allá se vislumbran varios neones de restaurantes. El día es gris y llueve, pero los carteles del restaurante Flax & Kale Street brillan en uno de los bajos del número 89 de la Castellana. Tiene 12 plantas y en un día normal pasan unas 1.000 personas por sus tornos. "Ahora vienen cuatro contadas, no viene nadie", nos cuenta un trabajador. "Aquí siempre hay un ajetreo constante, con gente entrando y saliendo, mucha gente en la puerta y mira ahora..."

El pasado y el futuro

El complejo de AZCA ha estado en constante transformación desde que se aprobó el proyecto en 1964. Su nombre, AZCA, es el acrónimo de Asociación Mixta de Compensación de la Manzana “A”, Zona Comercial del sector Avda. del Generalísimo de Madrid. Actualmente alberga más de 500 empresas, cerca de 200 tiendas y unas 2.000 viviendas.

AZCA ha sido también testigo de la historia, con un atentado de ETA en Torre Europa en 2002 minutos antes de un Real Madrid-Barcelona en el Santiago Bernabéu, y el espectacular incendio que sufrió el edificio Windsor en 2005.

Ahora, con sus calles desiertas, escenifica a la perfección la situación de excepción que vive España con el coronavirus. La normalidad tardará todavía en llegar. Mientras tanto, los rascacielos esperan vacíos.