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Estonia: todo lo que se puede aprender del país con los servicios públicos más digitalizados

Imagen de archivo de Tallin

Estonia es un país de algo más de 45.000 kilómetros cuadrados y de apenas 1,3 millones de habitantes, es decir, lo que se podría denominar un país pequeño. Sin embargo, es un referente mundial en digitalización. El país ocupa la novena posición en el Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI) (por detrás del séptimo puesto de España), pero es el líder mundial en servicios públicos digitales y es que el 99% de los servicios del Estado están digitalizados.

Estonia era un país joven sin recursos esenciales tras recuperar su independencia en 1991, por ello, lo digital era la única opción para prestar servicios públicos en todo el país y a todos los ciudadanos y residentes. Estonia no podía ofrecer estructuras burocráticas tradicionales por falta de dinero y mano de obra. Todo ello confluyó en 1994, cuando el Parlamento firmó el primer proyecto de política de digitalización. Estos avances se basaban tanto en la necesidad como en la visión de futuro.

A mediados de los años 90, Estonia, por falta de esa mano de obra, decidió apostar por lo digital con el programa Tiigrihüpe, o salto del tigre, que consistió en ofrecer ordenadores  y conexión a internet en todas las escuelas. En los 2000 se creó la primera red WiFi abierta y se consideró  el acceso a internet como un derecho universal, lo que le convirtió en uno de los primeros países en hacerlo. 

Uno de sus hitos más importantes es que casi la totalidad de su población, el 98%, tiene un documento digital que les permite realizar cualquier trámite burocrático de manera online, sin papeleos. Hace 20 años nació este DNI digital, cuando ningún país recogía datos digitales sobre sus ciudadanos y eran pocos los que tenían conexión a internet o dispositivos para usarlo. En esa identificación digital están volcados todos los datos del ciudadano, pero no se pueden compartir sin su conocimiento. 

Por ello, el ministro de Emprendimiento y Tecnologías de la Información de Estonia, Kristjan Järvan, asegura que se necesitó “mucho valor para invertir en soluciones informáticas y emprender el cambio de la tecnología”. Además de ese DNI digital, Estonia también puso en marcha X-Road, un sistema descentralizado open source cuyos servidores se encuentran fuera del país, por seguridad en caso de una posible invasión de Rusia.

El punto de inflexión llegó con la ley de firma digital de 2002, que estableció la plena equivalencia legal entre las firmas en papel y las digitales y propició la adopción generalizada de la firma digital tanto en los servicios públicos como en los privados. “Los estonios confían en las soluciones electrónicas y las utilizan a diario”, apunta Järvan. De hecho, prácticamente todas las operaciones relacionadas con el Estado se completan digitalmente: recetas, solicitudes de devolución de impuestos o apertura de un negocio. 

El 99% de los servicios públicos están disponibles digitalmente las 24 horas del día. Solo hay un ámbito en el que sí que se necesita ir presencial, en el de los matrimonios y divorcios. En este caso, el ciudadano estonio debe entrevistarse con un funcionario o un notario. No obstante, antes de este encuentro las transacciones son totalmente digitales. En este momento están trabajando para mejorar la experiencia de usuario de los servicios relacionados (por ejemplo, nuevos documentos de identidad y cambio de domicilio después de casarse).

La apuesta de Estonia por la tecnología tuvo su primer gran éxito con el nacimiento de Skype. Allí nació hace 17 años esta herramienta de comunicación, pasando a convertirse en una de sus mejores tarjetas de visita.

Para poder ser un país tan digital es importante que los dirigentes políticos y funcionarios tengan la mentalidad adecuada. Además, hace falta que la legislación sea clara y directa; que haya transparencia. “Hemos modificado nuestra legislación en consecuencia para hacer frente a los retos modernos y hacer que la Administración sea más eficiente con el principio de una sola vez y digital por defecto”, explica el ministro

La Agenda Digital de Estonia para 2030 tiene como objetivo construir un gobierno impulsado por la Inteligencia Artificial (IA), en el que todos los principales servicios del sector público estén impulsados por ella y todas las decisiones del gobierno se basen en datos. Para lograrlo, están desarrollando e implantando Bürokratt, el asistente virtual de IA del Gobierno. Bürokratt pretende permitir el uso de los servicios públicos a través de la voz utilizando cualquier dispositivo de uso común. Del mismo modo, trabajan en la introducción de la toma de decisiones basada en datos. El objetivo es que todas las decisiones del estado se tomen con datos de alta calidad y se apoyen en la analítica. 

El ejemplo de Estonia, donde la burocracia administrativa es mucho más rápida y menos engorrosa que en otros países, pone de manifiesto la importancia de la digitalización. Sin embargo, ser una sociedad digital significa estar expuesto a las ciberamenazas. Lo importante es ser consciente de los riesgos y mitigarlos. Nunca se puede estar 100% a salvo de los ciberataques, pero se puede minimizar su efecto en los servicios.

El papel de Estonia en la digitalización se debatirá en el foro de Conversaciones El Independiente. Coordinados con el Consejo Asesor de Transformación Digital de la Comunidad de Madrid, el diario El Independiente organiza una Jornada sobre el estado y los retos que enfrentan las diferentes administraciones públicas a la hora de digitalizar y ofrecer más y mejores servicios para los ciudadanos. Para ello, Kristjan Järvan, Ministro de Emprendimiento y Tecnologías de la Información de Estonia, dará las claves de cómo su país se ha convertido en referencia en este apartado.

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