Economía | Finanzas

La liquidez inmediata y la falta de cultura financiera provocan un aumento de 1.000 millones en los depósitos

Los bancos tradicionales no remuneran estos productos. A pesar de ello, el dinero de los españoles en depósitos está en máximos

Billetes de 50 euros

Billetes de euro / Pexels

Los españoles tenían en el mes de abril un total de 983.300 millones de euros en depósitos, según los datos del Banco de España. Una cifra que supone 1.100 millones de euros más que hace un año y 500 millones más que en el mes de marzo. Con esta cifra se rompe la tendencia de este 2023 de ir retirando dinero de estos productos por la inflación, la pérdida del poder adquisitivo y la falta de remuneración. Estos tres factores continúan vigentes, pero los españoles han vuelto a confiar en los depósitos en el mes de abril. Los expertos aseguran que hay tres razones básicas: la liquidez inmediata, la seguridad del producto y la falta de cultura financiera. 

Por el momento, los grandes bancos y la banca más tradicional están alejando la idea de remunerar estos productos o incluso de que se produzca una guerra del pasivo. Pero los neobancos y los bancos medianos está comenzando a ofrecer depósitos con una rentabilidad más aceptable, aunque por debajo de la inflación. Pero, si estos productos no impiden que el dinero pierda valor ¿por qué los españoles siguen ahorrando con ellos? “Las turbulencias en los mercados financieros y un panorama poco claro para invertir podría estar detrás de la decisión de los particulares de optar por la prudencia”, asegura Ignasi Viladesau, director de inversiones de MyInvestor.

Antoni Cunyat, profesor colaborador de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, explica que la principal razón que hace atractivo este producto para los españoles es la liquidez inmediata y la falta de riesgo: “Después de una pandemia y con una guerra, estas dos características se hacen esenciales”.

Carlos Balado, profesor de OBS Business School y director de Eurocofín, incide en que los depósitos están en niveles récord porque su perfil inversor se basa en la seguridad y en la liquidez “dos características que reúnen los depósitos”. También buscan la rentabilidad y el tema de fiscalidad, pero en menor medida. 

Asimismo, Viladesau explica que los ahorradores españoles son “tradicionalmente aversos al riesgo”. Por ello, el depósito es el producto estrellas. No obstante, puntualiza que este dinero “pierde valor cada día por el efecto de la inflación”. Algo que no ocurriría, puntualiza el director de inversión de MyInvestor, “si se impulsara la educación financiera y se hiciera entender la importancia de tener un plan de inversión a largo plazo”. 

El profesor de la UOC se muestra de acuerdo con el directivo y asegura que la cultura financiera es importante “sobre todo para los pequeños ahorradores”. No obstante, puntualiza que desde la última crisis financiera hay una desconfianza hacia los gestores porque se colocaron productos “un poco tóxicos”. 

Balado afirma que en los años en los que los tipos eran negativos “era necesario haber hecho el salto de ahorrador a inversor”, pero lamenta que no se haya producido porque no había inflación y no había necesidad de sacar rentabilidad. Sin embargo, matiza, ahora el escenario es diferente, pero el español “tiene menos formación en este tipo de cosas y no acaba de ver que la inflación le supone un deterioro”. 

Viladesau puntualiza que un depósito o una cuenta remunerada “son buenas soluciones para sacar un rendimiento al dinero que se necesite a corto plazo”. Tal y como explica, “antes de invertir hay que tener un colchón de liquidez que nos permita hacer frente a los imprevistos que puedan surgir”. 

Caída desde el récord

A pesar de esta pequeña subida en el mes de abril, los depósitos de hogares han caído en unos 20.000 millones de euros desde su récord en diciembre. En el último mes del año, estos productos sobrepasaron el billón de euros. Desde ese momento, la cifra ha ido reduciéndose ligeramente, pero, como señala Viladesau, está en niveles históricamente altos. Esta caída se debe a varios factores: que el dinero se haya destinado a contratar letras del Tesoro cuya rentabilidad ha superado el umbral del 3%; que ese dinero se haya dirigido a fondos de renta fija, de rentabilidad objetivo y/o monetarios. Solo hasta abril han entrado más de 16.000 millones en esos fondos, según Inverco. “Desde los grandes bancos españoles se han lanzado fondos de este perfil”, explica el director de inversión de MyInvestor.

Otro de los factores que puede responder a esta reducción es el encarecimiento de las hipotecas por la subida del euríbor, “esto ha llevado a las familias a amortizar deuda”. Balado señala que durante los primeros meses del año se vio una reducción en los depósitos porque “el español ha utilizado mucho el dinero ahorrado durante la  pandemia para amortizar la deuda” y así, añade, poder seguir con el consumo y no parar la actividad económica.

Además, la inflación alta y el encarecimiento de la cesta “ha podido provocar que algunos hogares tengan que tirar del colchón de liquidez”, según explica Viladesau, quien también añade que el colapso bancario en EEUU y en Credit Suisse pudo provocar fuga de depósitos. No obstante, desde el Banco de España aseguraron que no se había producido, pero sí que apuntaron a que los bancos están llevado este dinero a fondos de inversión

Lejos de la ‘guerra del pasivo’

Por el momento, la banca tradicional ya ha rechazado remunerar los depósitos porque “tienen mucha liquidez”. Pero los bancos medianos, los digitales y los neobancos sí que han decidido sacar productos que puedan atraer a los clientes. Antoni Cunyat explica que es la forma que tienen estos bancos de captar clientes: “Banco Santander o CaixaBank no necesitan captar clientes y los bancos medianos buscan cómo atraerlos y esta es la solución, estar donde no están los grandes”. 

El director de inversión de MyInvestor explica que los grandes bancos no tienen mucho margen de remunerar depósitos “si quieren salir del bache de bajas rentabilidades. Pagar más por estos productos supone sacrificar su posible rentabilidad futura”, aunque sí que reconoce que la gran banca “puede lanzar ofertas puntuales, pero no una guerra generalizada”. Cunyat también descarta la guerra del pasivo. “Es un contexto bancario diferente, porque en el mercado quedan pocos y es más normal que trabajen al unísono”. 

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