La crisis por el supuesto plan antiaborto anunciado por el vicepresidente de Vox, Juan García-Gallardo hace algo más de una semana, empieza ha replegarse, al menos con el Gobierno central, que presentó un requerimiento de incompetencia y amenazó con acudir a la justicia vía contencioso-administrativo y por el Tribunal Constitucional si el Ejecutivo de coalición regional entre PP y Vox aprobaba esta medida. Ahora, Moncloa da por buenas las palabras del presidente popular Alfonso Fernández Mañueco, que negó que fuese a aprobarse ninguna medida que contradijera la legislación en favor del aborto. Frente a esa distensión, y aunque el líder de Vox Santiago Abascal ha rebajado el tono del pasado martes, en la que su secretario general Ignacio Garriga dejaba la puerta abierta a revisar el pacto de legislatura y abandonarlo, el PP sigue valorando la actuación a seguir. Aunque un adelanto electoral que coincida con el ciclo de mayo empieza a quedar descartado al no haber un buen escenario por delante para los de Mañueco. El PP, no obstante, sí es claro. Pide seriedad a Vox y o bien llamar al orden a García-Gallardo para dejar de buscar la polémica, o bien suplirlo por otro nombre.

Vox ha empezado el año con una estrategia de confrontación más notable. En primer lugar, continuando la ya evidenciada desde finales de año contra el Gobierno a raíz de sus modificaciones legislativas del Código Penal, en lo que se refiere a la supresión de la sedición por un delito de desórdenes públicos agravados y por la rebaja del delito de malversación. Una oposición centrada en la calle, con manifestaciones propias o participaciones [este mismo sábado Vox estará presente en la convocada por las plataformas civiles Foro España Cívica y la Fundación Foro Libertad y Alternativa] y en los tribunales, con multitudinarios recursos al Constitucional. El último, en la víspera de esta cita en la Plaza de Cibeles de Madrid. En segundo lugar, incentivando la pugna ideológica con su socio potencial, cuyos votantes, al mismo tiempo son el único nicho para prosperar electoralmente.

Vox ha dinamitado lo que era, con el PP, un simple acuerdo para dar más ventajas a las mujeres embarazadas, caso de las ecografías en 4D [que destacan por su precio, de media unos 200 euros] o la posibilidad de escuchar el latido fetal, entre otros, introduciendo componente ideológico para 'venderlo' como iniciativas en beneficio de la natalidad. La semana pasada, García-Gallardo hablaba de la obligatoriedad de los médicos a ofrecer esa posibilidad a las embarazadas, que requieren una gestación ya avanzada, para, después rebajar con el conjunto de su partido la cuestión. Este mismo martes, el portavoz de Vox en el Congreso de los Diputados, Iván Espinosa de los Monteros, incidía en el asunto. Ponía sobre la mesa un supuesto giro del PP a posiciones de izquierda, una vez a designado Génova a Borja Sémper como portavoz de campaña, y aseguraba que en ninguno de los casos este 'protocolo', del que aún no se tiene constancia física, iba a ser obligatorio. "¿Ustedes creen que se está en condición de decir a las mujeres lo que deben hacer; que no tienen criterio propio?", preguntó Espinosa de los Monteros.

Ascenso y declive de Vox al inicio del año

Desde el 'fracaso' de Macarena Olona y su candidatura para las elecciones de Andalucía, la evolución de Vox en los sondeos ha sido irregular. Pasando por momentos de estabilidad en julio, de inestabilidad entre agosto, septiembre y octubre con la vuelta de su exariete parlamentario y judicial a la escena pública, y de ascenso en noviembre por la falta de contundencia de Alberto Núñez Feijóo tras los anuncios de reforma de sedición de PSOE y Unidas Podemos desde el Congreso de los Diputados. Concretamente, en el mes de julio, tras la victoria por mayoría absoluta de Juanma Moreno en el tablero andaluz, Vox mantenía 50 de los 52 (15,2%) parlamentarios actuales con los que cuenta en la cámara baja. Ello, pese a crecer al 15,71% de la intención de voto. Por su parte, el PP lo sostenía su incremento desde la entrada de su nuevo líder Feijóo: pasaba de los 88 escaños actuales en las Cortes y un 20,99% a 137 representantes y el 32,08% de los sufragios.

En agosto, Vox descendió a 48 (14,85%) y los populares a 132 (31,2%) diputados en la media de estimaciones publicadas por las principales casas demoscópicas privadas [se han tenido en cuenta los sucesivos estudios de GAD3, NC Report, IMOP, 40dB, Target Point, Hamalgama Métrica, Sociométrica, SigmaDos, GESOP, Electomanía y Ágora Integral]. En septiembre, mientras que el PP, con 135 (31,9%) diputados estimados recuperaba casi sus posiciones, los de Abascal volvieron a tener pérdidas: otros dos escaños menos, hasta alcanzar los 46 (14,8%). Ese planto se mantuvo para Vox, mientras el PP también volvía a caer a los 130 parlamentarios atribuidos. Eso sí, frente a septiembre, los populares si crecieron en cuanto a porcentaje de apoyo 32,97%.

En noviembre, con los anuncios gubernamentales para modificar el Código Penal, aunque el PP reflota trece escaños de media hasta los 143 (31,2%), Vox no solo iguala su actual representación, sino que sube 1,7 puntos para situarse en los 54 escaños (16,5%). Pero ha sido al cierre de este 2022, cuando esa ventaja acumulada tras la manifestación de Colón, y el anuncio de su deseo de conformar una alternativa parlamentaria para tejer una moción de censura a Sánchez, ha caído a los niveles propios de septiembre, cuando atraviesa su primer gran cisma interno a raíz del 'caso Olona' que lleva a Abascal a destituir a Javier Ortega Smith de la secretaría general del partido. En diciembre, Vox cae a los 47 (15%) representantes proyectados para el Congreso y el PP, de nuevo, a 132 (31,16%) pese al recurso de amparo con cautelarísimas al TC, que frenó las enmiendas para la reforma judicial del dictamen de la sedición.

Con el inicio de 2023, el PP ha recuperado fuelle en las primeras encuestas de enero: asciende a los 136 diputados de media y alcanza los 32,5 puntos. Vox mejora en un parlamentario hasta los 48, pero solo araña 22 décimas, para alcanzar un 15,22%. En esta apertura del ciclo, GAD3 es quien da el mejor resultado a Génova, con entre 140 y 144 escaños, y es Hamalgama Métrica quien hace lo propio con Vox hasta los 53.

El PP se blinda de Vox para las elecciones

Frente a la ofensiva de Vox, el PP ha fijado un blindaje encaminado a llegar fuerte a las elecciones locales y municipales de mayo. A Fernández Mañueco, en Castilla y León, el PP le da margen e independencia para que tome la decisión que crea más adecuada para el devenir el Ejecutivo. Y es que desde el PP entienden que esa coalición, en definitiva, está ligada a la anterior etapa de Pablo Casado. Ahora bien, a nivel nacional, Feijóo quiere evitar cualquier relación, en lo posible, con su ala izquierda para no fracturar la estrategia centrista y moderada en lo posible. Aunque, de cara a las elecciones generales, serán cruciales los pactos previos que el PP tenga que hacer para desbancar al PSOE de distintos gobiernos. La máxima de Génova: sumar más que el resto de la izquierda para no depender de Vox.

Hacia ese horizonte, el PP quiere rehuir debates que agiten a su derecha, algo que como reconocieron en noviembre, caso de la sedición, beneficia a Vox. Entre ellos, está el propio aborto o las cuestión territorial, germen de la causa de Abascal. En ese sentido, la cúpula de Génova rehúye participar en la manifestación constitucionalista de hoy, algo que achacan al componente civil de la misma. Incluso la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha anunciado un plan para apoyar la maternidad, pero marcando distancias con Vox: "No lo hago en contra de nadie ni buscando la confrontación ni la provocación. Cada uno sabrá la campaña que quiere hacer".